¿Soy o no soy feminista?

¿Soy o no soy feminista?

Por: Francisca Quiroga | 10.03.2019
La realidad es que las mujeres nos ausentamos más del trabajo porque el Estado ha definido que somos las principales cuidadoras de los hijos, mientras cada madre cuenta en nuestro país con seis meses de postnatal, los padres solo cuentan con una semana. ¿Es muy descabellado pensar que ambos padres accedan a permisos parentales similares individuales e intransferibles? ¿Por qué el cuidado de los hijos no se comparte en equidad desde el inicio?

Aunque el movimiento feminista y sus diversas demandas han cobrado fuerza en muchos países del mundo, parece que para muchas la respuesta a la pregunta ¿soy o no soy feminista? no es fácil. La BBC consigna que según una encuesta llevada a cabo en Reino Unido y en Estados Unidos, menos de una de cada cinco mujeres jóvenes se etiquetaría a sí misma como feminista. Nivel de identificación que varía en un rango similar en estudios realizados dentro de otros países.

Mi respuesta personal es sí, soy feminista. Y lo digo con convicción porque creo que las “reglas del juego” que el Estado fija para que nos desenvolvamos en la sociedad todavía no son iguales para hombres y mujeres.

La feminista española María Pazos es enfática en señalar que el foco del cambio de este movimiento debiese estar en terminar con la división sexual del trabajo. Hoy el sistema de empleo y de cuidados está dirigido al mantenimiento de las mujeres como las cuidadoras principales de los hijos y a los hombres como sustentadores principales. Lo que ha llevado a perpetuar una realidad que todos conocemos: una menor inserción laboral de la mujer y  la desigualdad de condiciones por género entre quienes trabajan.

La realidad es que las mujeres nos ausentamos más del trabajo porque el Estado ha definido que somos las principales cuidadoras de los hijos, mientras cada madre cuenta en nuestro país con seis meses de postnatal, los padres solo cuentan con una semana. ¿Es muy descabellado pensar que ambos padres accedan a permisos parentales similares individuales e intransferibles? ¿Por qué el cuidado de los hijos no se comparte en equidad desde el inicio?

Imposible no es. El gobierno español tomó la decisión de igualar los permisos parentales. A contar del 1 de abril, entrará en vigencia un decreto que aumentará el postnatal del padre en los próximos 3 años hasta llegar a las 16 semanas, mismo periodo de tiempo con el que actualmente cuentan las madres españolas. Ambos padres tendrán la misma oportunidad de estar con sus hijos y ambos tendrán ausencias laborales similares.

Resulta preocupante que la tarea de cuidar a los hijos y/o a los adultos mayores dependientes impida una plena integración femenina al trabajo. Un estudio de la Subsecretaría de Economía de 2016,  arrojó que un millón 400 mil mujeres de Chile quieren trabajar, pero no pueden hacerlo por ser las principales responsables del cuidado de sus hijos o de sus padres. En este sentido, el no contar con una educación inicial universal ni con un sistema público de atención a los adultos mayores con dependencia son dos falencias de las políticas públicas que perpetúan la división sexual del trabajo.

Las revoluciones feministas que han marcado la historia del mundo han tenido objetivos y logros claro: terminar con las barreras legales de acceso a la educación y al empleo, el voto universal, la participación en la vida política, y el logro de derechos reproductivos, entre otros. Claramente en las sociedades occidentales las prohibiciones se han eliminado y prácticamente no quedan medidas coercitivas explícitas ni derechos asimétricos por género consagrados en las leyes, sin embargo, este es el momento de mirar cómo demandamos cambios a esas las políticas públicas que generan diferencias por género que parecen sutiles y superficiales pero que en la práctica tienen grandes impactos en perpetuar condiciones de desigualdad por género.

No existe la súper mujer. Las mujeres no somos multitasking como nos hemos intentando convencer para justificar las horas extra de trabajo en el hogar y con la familia. Hombres y mujeres tenemos las mismas capacidades y disponemos de las mismas horas del día.