Cuando nadie lo esperaba… bueno, empecemos otra vez, porque decir que nadie espera retrocesos en Brasil ya no es tan creíble. Aunque no estaba inicialmente en la pauta, el Senado de Brasil decidió retomar esta semana el proyecto que pretende prohibir el aborto en cualquier circunstancia, incluyendo las tres causales en la que el procedimiento es legal en Brasil - que son las mismas de Chile: riesgo vital para la madre, inviabilidad del feto y embarazo producto de violación.

Para que se entienda cómo un proyecto puede llegar al Senado así no más hay que aclarar que se trata de un antiguo proyecto impulsado por el pastor evangélico Magno Malta, cuando este era senador, y que fue archivado en 2015, y desempolvado solo ahora. De hecho, sin que su autor pueda defenderlo, ya que no logró su reelección el año pasado. Por lo tanto, ya tiene parte del trámite recorrido desde aquella época, cuando la bancada evangélica decidió congelarlo por no tener los votos suficientes para aprobarlo. Ahora, con un Congreso de perfil mucho más conservador, la llamada “bancada da biblia”, estima que sí hay quórum suficiente para una victoria legislativa.

Magno Malta fue uno de los más polémicos senadores brasileños en esta última década y un gran seguidor de Jair Bolsonaro desde el minuto uno de su candidatura presidencial. Pero aunque su derrota senatorial le impide actuar personalmente en favor de la agenda evangélica del gobierno, él mantiene fuerte representación en Brasilia, y gracias a nadie menos que la figura más controversial del gabinete. Ella misma, la ministra de la Familia, Damares Alves, quien trabajó durante cuatro años como asesora de Malta, y es la responsable por la idea de desarchivar el proyecto en el cual participó.

Alves, que también es pastora evangélica, pretende impulsar nuevas ideas para “viabilizar” el proyecto de prohibición total del aborto, como la creación de una beca para mujeres violadas, condicionada a la no interrupción del embarazo no deseado - aunque esta idea, por ahora, también incluye la identificación del violador y la obligación de éste en hacerse cargo de los costos de la beca, lo que crearía un vínculo de por vida entre el victimario y la víctima.

La retomada de la iniciativa puede generar también un nuevo frente de atrito entre el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal (máxima corte del Poder Judicial brasileño), algo que también existió en el 2015, debido a que la Corte determinó en el 2012 que el aborto de bebés con anencefalia estaba apegado a lo que determina la Constitución, y miraba al proyecto de Malta como una especie de afronta.

De hecho, en esta misma semana el STF está evaluando una acción que podrá determinar los parámetros del crimen de homofobia, lo que despertó la preocupación de las comunidades católica y evangélica. Algunos analistas especulan que la actitud de desarchivar el proyecto sobre el aborto justo durante este juicio - que ya estaba pautado hace días - fue una especie de señal del sector evangélico de la política al máximo tribunal.