La deslucida derrota que acerca a Deportes Melipilla al descenso

La deslucida derrota que acerca a Deportes Melipilla al descenso

Por: Raimundo Echeverría | 06.08.2018
En un partido para el olvido, un potro lleno de improvisaciones -estrenó su cuarto Director Técnico en la temporada- sufrió una dura derrota 0-1 frente al “Chago”, que lo deja con 21 puntos, a 5 del descenso directo.

Previo al encuentro la interrogante táctica era clara, ¿a qué jugaría Melipilla sin Stefan Pino, recientemente transferido a Universidad de Concepción? La improvisación fue la tónica de la jornada, con Gino Valentini como sorpresivo nuevo DT -el club no anunció previamente la salida de Córdova-, Carlos Encinas de vuelta a la banca como “Director Deportivo” y un conservador 4-4-2 con el joven Mathías Pinto (20) y el paragua Servín como referentes de área.

La falta de trabajo del potro fue notoria, al contrario de la escuadra microbusera que suplió sus ripios futbolísticos con astucia en su disposición técnica. El 3-5-2 del profesor García, convertido en un 3-3-4 en ataque, con sus veloces volantes externos ubicándose a la altura de los laterales melipillanos, le permitió dominar el juego por las bandas y completar una faena tranquila para su línea defensiva, comandada por el atrevido y elegante haitiano Ricardo Adé. Pese a no contar con la posesión del balón (41%) y a disponer un mediocampo mediocre en dar profundidad al equipo, el puntero del torneo jugó exactamente en los términos que planificó, haciendo caer a Melipilla en una letanía de pases sin ninguna intención.

Matías Vidangossy fue la expresión más enervante de la abulia Melipillana. Junto con Meneses -de cometido aceptable- debía encargarse de la circulación del balón en el centro del campo, sin embargo continúo tan nublado como el resto de la temporada, taimándose reiteradamente y mostrando escaso compromiso colectivo. La galería no lo perdonó y fue el objeto predilecto de los insultos. Sólo el ídolo potro, José Luis Cabión, en su partido número 150 con la camiseta, destacó con su característica entrega y buen pie, justificando a punta de sacrificio el lugar que se ha ganado en la historia del club.

Finalizando la primera fracción una furiosa columna de humo negro ascendió peligrosamente cerca del Roberto Bravo Santibáñez, haciendo que la última fila de la galería se atestara de curiosos hinchas que encontraron en el fuego mayor atractivo que en el partido que tenían a sus espaldas. Sólo el penal convertido por Rojas en el minuto 45, tras falta cometida a un incisivo desborde de Cristián Aravena, trajo de vuelta la atención a la cancha para finalizar una primera mitad que fue una cátedra de mal fútbol.

El segundo tiempo dejó poco en limpio. Melipilla fue sumiéndose en la desesperación habitual, pero ahora sin Pino disponible para convertir en peligro algún ollazo perdido. El ingreso en el minuto 58’ del siempre salvador “Rayo” Fuenzalida -su permanencia en la banca es incomprensible- esta vez no ayudó y con un Servín poco fino, fallando un remate en posición favorable, quedó sentenciado un marcador que nos deja en la parte baja de la tabla con 21 puntos, a 5 del colista San Marcos de Arica.

El fantasma del descenso vuelve a aparecer y abundan razones para temer. La historia reciente del fútbol chileno demuestra que las crisis futbolísticas más profundas de los equipos siempre traen de la mano un descalabro institucional que les da explicación. Quienes actualmente manejan el club tienen al potro trotando por la cornisa, no apreciándose ningún atisbo de proyecto que vaya en fortalecimiento de la institución. Es impresentable un nuevo cambio de DT, ¡el cuarto en la temporada!, mientras Carlos Encinas, accionista mayoritario, aparece omnipresente con sus múltiples máscaras: como dirigente, como empresario, como DT, como Director Deportivo, como amigo del secretario de Arturo Salah, como autoproclamado salvador. Espero que reconcilie sus personalidades y logre, mediante alguno de sus roles, dar solidez futbolística al equipo, algo nunca visto a lo largo de su gestión.