Es uno de los jueces históricos de la Corte Suprema. Fue uno de los pocos que en plena dictadura insistió en que la justicia mantuviera su rol y se enfocó en investigar la desaparición de personas.

Entonces fue amonestado y separado de la magistratura. Durante más de una década estuvo castigado, pero Carlos Cerda se convirtió en un emblema de las causas por violaciones a los derechos humanos. Y se le recuerda por un logro no menor: encarcelar a Lucía Hirart por malversación de caudales públicos, en el marco del caso Riggs.

A sus 75 años de edad, el juez Cerda dio el paso definitivo al retiro en una emotiva ceremonia en el Poder Judicial, donde no escondió sus opiniones. En su opinión, a la justicia "le faltó estar más del lado del pueblo para investigar los casos de derechos humanos".

En su última conferencia, Cerda reconoció que se va "con pena" del Poder Judicial. "Siento pena por la falta de mayor compromiso con la justicia de Chile de parte de la institución", lanzó.

“No nos ha hecho bien focalizar la violación de DD.HH. tan solo históricamente. Es cierto que lo que ocurrió en dictadura es aberrante y el Poder Judicial está haciendo contramarea, pero los DD.HH. se siguen violando de múltiples formas”, continuó el ya ex magistrado, en referencia a las constantes vejaciones en cárceles, el sename y a personas migrantes.

"Me voy con la pena de que en la Corte Suprema no haya una actitud de compromiso frente a la sociedad chilena para que, sin ningún temor de pensar de que se está violando la independencia de los tres poderes, asumamos al Estado como uno solo a cargo de construir el bien común de todos”, finalizó el histórico juez Cerda.