La historia de SOY, el exitoso e influyente suplemento LGBTI de Página/12
Cuando la dirección del diario argentino Página/12 recibió la propuesta de editar un suplemento semanal sobre diversidad sexual, la idea no convenció del todo. Los directivos no querían tomar la decisión en vano, por eso optaron por investigar y consultar a medios amigos de Inglaterra y España. Desde el otro lado del Atlántico los comentarios no fueron muy entusiastas: había riesgos de perder lectores y anunciantes. Pero la gerencia del medio decidió seguir adelante con la apuesta de todos modos.
Así, el viernes 14 de marzo de 2008 nacía SOY, un suplemento pensado para ocupar un espacio hasta entonces olvidado por los grandes medios argentinos y del mundo.
"Vamos a enfrentar los tabúes, poner en primera plana los problemas que tenemos, y no pensamos pedir permiso a nadie", dijo entonces Marta Dillon, quien ocupó hasta 2011 el cargo de coordinadora del suplemento junto con Liliana Viola.
De aquel primer número, cuyo lanzamiento se anunció incluso en los medios de Chile y que abordó el tema de los hijos e hijas de parejas homosexuales cuando en Argentina aún faltaban dos años para que se aprobara la ley de matrimonio igualitario, han pasado 10 años. SOY está este 2018 de aniversario. Desde entonces, el trabajo de los periodistas, activistas, escritores, académicos y muchos otros y otras ha sido incansable para sacar a la calle cada viernes una nueva edición del suplemento, que se convirtió en el primero de América Latina en abordar todos los mundos y dimensiones que giran en torno a la homosexualidad, más allá de tópicos y estereotipos.
Para conocer la historia del suplemento y celebrar el éxito de los y las compañeras argentinas, El Desconcierto entrevistó a la editora de SOY, Liliana Viola, quien recorre la trayectoria del medio, detalla sus logros y reconoce los desafíos que aún quedan por delante. "El viernes es uno de los días que hay más cliqueos en la página web tanto por Las12, que es el suplemento de género, como por SOY", anticipa.
¿Qué destacaría de los 10 años de vida del suplemento SOY?
SOY se pensó en un formato pequeño, para permitir a que aquellas personas que tuvieran cierta vegüenza de contarle al mundo que estaban leyendo algo relacionado con la homosexualidad, en los pueblos o en las ciudades, pudieran hacerlo comprando el diario y agarrando la revistita, atesorandola. Así se pensó. Sin embargo, destacaría la irrupción y la permanencia.
¿Por qué?
Sobre la irrupción, fue pensado como una llama encendida que se apareciera en los quioscos de diarios de todo el país y dirigido a públicos muy diversos y difusos: a aquellas personas que aún vivían en el clóset y también a un público general que suele consumir productos de la cultura queer y que nos sabe que los está consumiendo. Destaco también la permanencia porque en 10 años los temas y perspectivas cambian y, en cambio, SOY permanece constante. La condición de ser online contribuyó a un fenómeno que no estaba en los planes: la ampliación más allá de Argentina de lectores y participantes. Tenemos corresponsales casi espontáneos de toda América Latina, España o China. Esta red se ha vuelto un punto de encuentro para discutir cuestiones que afectan a muchos países. Por eso, no es desquiciado ni loco que si asesinan a Marielle Franco en Brasil aparezca en la tapa de SOY o si hay un artista increíble en Montevideo también se publique. Eso es parte de la permanencia.
[caption id="attachment_209190" align="alignnone" width="788"] Liliana Viola / Bernardino Avila - Página12[/caption]
¿Cuál considera que es hoy el mayor aporte del suplemento a los lectores y a la sociedad argentina en general?
Visualizar realidades, puntos de vista y vivencias y, concretamente, a personas que no son nada lejanas, que habitan las mismas habitaciones, los mismos barrios, que no aparecen en otros medios o que se ven de un modo recortado, por ejemplo la realidad travesti y transexual, sobre todo la transexual masculina, que es una de las que menos se quieren visibilizar. Son realidades que hasta hace pocos años estaban recortadas a las zonas policiales de los diarios, luego se ampliaron hacia el ámbito de los espectáculos y luego pasaron al activismo, pero con menos repercusión. Entre nuestras colaboradoras tenemos a Lohana Berkins y Marlene Wayard, muy importantes en nuestro país y para América Latina. Ellas consiguieron hacer ingresar en la agenda de este suplemento la situación amorosa, la situación familiar, vocaciones... temas que en general no aparecen como parte de las vidas trans. Siempre se habla de los problemas médicos o de lo que sea, pero siempre hay un problema y nunca un transcurrir.
¿Cuál fue el efecto de este salto temático?
Esto pasó en un diario de circulación masiva, prestigioso y donde estos temas tienen el mismo tratamiento que todos los otros, más clásicos, que suelen tratarse dentro del diario. El suplemento no solo se ocupa de la diversidad, sino que es la diversidad misma. Estoy segura de que ningún lector o lectora sabe qué tipo de cosa puede aparecer en la tapa del número siguiente porque hay textos de corte más académico, otros absolutamente periodísticos, otros podrían ser parte de un suplemento cultural, otras veces es una denuncia o un artículo de corte activista. Hay semanas que parece un suplemento gay, otras un suplemento lésbico y otras está todo mezclado. Es como un caleidoscopio en el que aparecen diferentes temas y diferentes modos de tratarlos. Hay gente que una semana odia lo que publicamos y otra semana le apasiona. Eso se puede hacer porque está dentro de un diario como Página/12.
¿Se consideran un suplemento de nicho, o creen que pese a tratar temas vinculados al colectivo LGBTI, llegan a un público más masivo?
Definitivamente, no. SOY propone una mirada transversal a los hechos, situaciones y producciones culturales que transcurren por fuera de los que se supone que es un nicho o que se supone que es esa comunidad. Las diversidades atraviesan todo, por lo tanto cada escándalo o pequeña situación asociada a la política o a la economía tiene una posibilidad de enfoque para el suplemento. Además, hay un alto porcentaje de lectores y lectoras heterosexuales que buscan SOY para saber qué pasa a su alrededor, como entender el mundo y cómo mirarlo. En ningún otro diario existe un suplemento de estas características y una de las razones es que el "pinkwashing" no funciona siempre, hay lugares donde no llega, es decir, no parece tener ninguna salida ni importancia comercial un suplemento de estas características como para que alguien lo sustente con una marca.
¿Cómo ha evolucionado el contenido en estos 10 años?
La evolución me cuesta mucho verla a mí. A veces me dicen que el suplemento está mucho mejor que al comienzo y, sin embargo, yo creo que se mantienen las mismas perspectivas y las mismas ideas que teníamos cuando lo iniciamos. La diferencia es que antes no eran muchas las personas que podían escribir en el suplemento y hoy se ha multiplicado en todo el mundo. Antes no existía un periodismo especializado en diversidad sexual. Creo que este es uno de los grandes logros de SOY: ha servido como una suerte de formación en el periodismo especializado.
¿Qué posibilidades han entregado las nuevas tecnologías al medio?
El formato web sigue siendo un desafío todavía. SOY y el diario [Página/12] están trabajando para modernizar la página web. No ha habido ningún cambio porque SOY nació en papel y en versión digital simultáneamente. No hay una versión digital diferente, pero hay una app que se puede descargar en los celulares con la que se puede ver la edición en papel, y ahí se ve qué importancia se le da a cada nota. Yo lo recomiendo mucho.
¿Considera que el contexto social y político en temas de género y diversidad sexual ha favorecido el crecimiento del suplemento porque ahora la gente se interesa más que antes por estos temas? Por ejemplo, el asesinato de la concejala brasileña Marielle Franco, que tuvo una repercusión internacional.
No considero que el contexto social haya favorecido al diario. De hecho, considero que está desfavoreciendo a una cantidad de vidas cada vez más importante. El suplemento simplemente reacciona, con un corte bastante activista, bastante por fuera de lo que es el periodismo que se supone, se pretende o se miente neutral. Eso pasó por ejemplo en el caso del asesinato de la concejala Marielle Franco, o con el incumplimiento de la ley de cupo laboral trans. Son situaciones que el suplemento encara, simplemente.
¿Qué desafíos enfrentan hoy?
Algunos están asociados a los objetivos comerciales. En cuanto a lectores, al mismo desafío que tiene un diario que es claramente opositor al gobierno de Macri y que ha sido perseguido por ser una voz disidente en el conjunto de los medios. Teniendo en cuenta que SOY pertenece al diario y está dentro del diario, en todo lo relacionado con lo presupuestario enfrenta los mismos problemas que Página/12. Con el gobierno de Macri, los medios disidentes están siendo bastante atacados y ninguneados.
¿SOY, como suplemento, también está siendo atacado?
Nunca ha habido una persecución directa hacia el suplemento SOY. En ningún gobierno he tenido censura por ninguna de las notas. Aunque hemos tocado temas fuertes, nunca se han metido con nosotros.
¿Tras una década en las calles, qué autocrítica hacen como medio especializado en LGBTI para enfrentar los próximo años?
No ser aún más raro, más loco, más profundo, más diverso. Otra materia pendiente es formar una buena generación de periodistas travestis y transexuales. Si bien tenemos varias plumas travestis, el tremendo cupo vital trans, que le pone como un límite en la vida a los travestis, nos ha diezmado importantísimas y queridísimas colaboradoras que se ha llevado la muerte, como Lohana Berkins y Diana Sacayán, por nombrar algunas, que habían sido formadas dentro y fuera del suplemento. Hemos perdido grandes periodistas travestis. También creo que falta este trabajo de reclutamiento de personas trans.