Que el desorden no cueste caro: El Frente Amplio se reacomoda tras su primera semana en el Congreso
El Frente Amplio se estrenó a lo grande en el Congreso, al salir de la negociación por las comisiones con la mayor cantidad de presidencias (22) de toda la oposición.
Ya estrenados, los 20 diputados y diputadas conocieron la parte fea del trabajo: La excesiva burocracia legislativa, los insultos y pifias desde el otro extremo e incluso los problemas domésticos, como falta de wifi y de sillas para los equipos en las oficinas parlamentarias.
Esto último responde al reacomodo de recursos que realizó la Cámara de Diputados a fines del anterior período, con el fin de financiar la llegada de los nuevos parlamentarios. A modo de risa, un diputado frenteamplista comenta que sus pares de la derecha los culpan a ellos del recorte, el que no afectó en nada el ostentoso sueldo de 7 millones mensuales que recibe cada honorable, pero sí a los trabajadores y trabajadoras que se desempeñan en la sede legislativa en Valparaíso.
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Los equipos del Frente Amplio están todavía adaptándose a la nueva vida parlamentaria y en la semana y media que llevan, han mostrado la dificultosa coordinación de un bloque de 20 diputados y ocho movimientos políticos distintos.
Como medida, ayer se definió que miembros de la mesa política se hagan parte de las reuniones periódicas del bloque -que suelen ser cada martes al almuerzo-, con el fin de evitar que los diputados y el Frente Amplio en su conjunto vayan por carriles separados. O peor, que el conglomerado quede reducido a ser una fuerza de respuesta a ciertas contingencias y no una capaz de proponer una nueva política al país.
La preocupación se acrecienta entre algunos de los diputados que ven cómo el gobierno de Piñera se despliega con rapidez y eficacia en algunas decisiones. Temen, por ejemplo, que se los coma la máquina legislativa y sean incapaces de dar una respuesta a los debates que se vienen, como la reforma a la reforma tributaria, migración e infancia.
Hasta ahora, el bloque ha salido jugando, aunque no sin ruidos internos. Uno de los logros fue la comisión investigadora por la Operación Huracán, la que finalmente se fusionó con la propuesta de Chile Vamos. El problema vino en la rueda de prensa posterior, cuando la diputada Maite Orsini (Revolución Democrática) se mostró confundida ante los periodistas e incluso negó que se vayan a buscar las responsabilidades políticas detrás del escándalo de manipulación de pruebas para inculpar a comuneros mapuche.
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Otro episodio se vivió con la demanda marítima de Bolivia en La Haya. Hace una semana, el día que asumieron, Claudia Mix (Poder), Camila Rojas (Izquierda Autónoma), Gael Yeomans (Izquierda Libertaria) y Tomás Hirsch (Partido Humanista) le dieron su apoyo explícito al presidente Evo Morales. La respuesta vino esta semana, con Vlado Mirosevic (Partido Liberal) y Revolución Democrática dando su apoyo explícito a la estrategia de la defensa chilena en la Corte Internacional de Justicia, la que, si bien responde a un tema judicial, en el trasfondo niega la demanda política del pueblo boliviano, con la que comulga una parte importante del Frente Amplio.
Los temas internacionales siempre han delimitado las diferencias internas del bloque, incluso desde su nacimiento. Si bien nadie niega las diferencias legítimas que tiene cada movimiento sobre los distintos temas, desde ya se vislumbran ciertas alianzas, coincidentes con las diferencias expuestas ante el tema marítimo. Por un lado se configura el bloque hegemónico de Revolución Democrática, que suele comulgar con el Partido Liberal. Del otro extremo están Poder, Izquierda Autónoma y el Partido Humanista, mientras que el Movimiento Autonomista e Izquierda Libertaria se mueven de un lado a otro dependiendo del tema.
"Nuestra hoja de ruta es el 'Programa de Muchos', el programa de Beatriz Sánchez, ese es nuestro denominador común. Más allá de eso, tenemos nuestras diferencias", comenta Jorge Brito, de RD.
En el Frente Amplio reconocen que será imposible controlar lo que diga cada diputado o diputada. La propuesta de ayer de Pamela Jiles de llamar a acusación constitucional a Michelle Bachelet por el no cierre de Punta Peuco, por ejemplo, despertó algunos resquicios, pues más allá de estar de acuerdo, no todos ven cómo eso puede ser una prioridad para el bloque.
La idea es que cada martes se coordine de mejor manera el trabajo parlamentario, para que, por lo menos, los otros diputados conozcan que es lo que se viene. Una propuesta que se discutió ayer fue la de acordar votaciones en bloque para no generar ruido externo.
"En las reuniones de los martes vemos temas políticos y administrativos, ahí vamos a ir viendo si se da una opinión común y, si es que no, conocer las diferencias de antemano", asegura Camila Rojas (Izquierda Autónoma).
Ante todo, el conglomerado busca la mayor coordinación entre los diputados, entendiendo que, más allá de las conocidas diferencias, no han habido episodios de mayor gravedad.
Para Claudia Mix (Poder), el bloque nunca tiene que sentirse cómodo en un espacio como el Congreso, lo que marca una diferencia con el resto de las bancadas. "El Frente Amplio, como proyecto político, tiene una forma distinta de tomar decisiones, nosotros no hacemos política acá en la cafetería y no permitiremos que el FA parlamentarice las decisiones de todo el conglomerado", afirma.