Al estilo filipino: Donald Trump pide la pena de muerte para narcotraficantes
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes su plan para acabar con lo que es, oficialmente, una emergencia de salud nacional: la epidemia de muertes por sobredosis opiáceos. La estrategia del mandatario fue clara: "Ser muy duros con los traficantes. Si no, todo lo demás es perder el tiempo. Y esa firmeza incluye la pena de muerte”.
Trump, que a lo largo de su mandato ha elogiado a líderes como el presidente filipino, Rodrigo Duterte, por su mano dura contra las drogas, presentó su propuesta durante un discurso en Nuevo Hampshire, el tercer estado del país más golpeado por la adicción a los opiáceos después de Virginia Occidental y Ohio.
“Algunos de estos narcotraficantes matarán a miles de personas durante su vida y, si les pillan, les multarán, o caerán 30 días o un año en la cárcel. En cambio, si asesinas a una persona, te cae la pena de muerte o la cadena perpetua”, denunció el presidente.
La Casa Blanca se concentrará en los traficantes de opiáceos que pueden obtenerse con receta o en el mercado negro, y de fentanilo, un opiáceo sintético muy potente y barato que suele destinarse al tratamiento del cáncer y que en los laboratorios clandestinos se mezcla con heroína y provoca fácilmente sobredosis. “Le he dicho a China que no mande [fentanilo]. Y le he dicho a México que no lo mande”, afirmó Trump.
Estados Unidos se ha propuesto reducir en un tercio, en tres años, el número de recetas de opiáceos sometiendo los tratamientos médicos a mayor control para detectar abusos y evitar que esta adicción sea facilitada desde el Estado. Este tipo de analgésicos se han recetado en masa en los últimos veinte años para tratar dolores crónicos o simples migrañas, pero han demostrado ser altamente adictivos para millones de estadounidenses que, enganchados a estas sustancias, cuando se acaban las recetas, van al mercado negro.
El fiscal general estudia llevar a los tribunales a varias farmacéuticas por su papel en esta crisis y el ejecutivo también anunció una agresiva campaña de prevención y concienciación con imágenes duras que muestren a los jóvenes las graves consecuencias de la adicción a los opiáceos.
Según cifras oficiales, cada día, 116 estadounidenses mueren por este motivo.