Amor Libre Argentina, la agrupación que plantea una forma no convencional de percibir las relaciones
Hace cinco años eran apenas unos pocos, hoy son más de 200 las personas que participan de las actividades de ALA. Es más, la idea viajó y se expandió, gracias a pequeños grupos de personas organizadas de forma autónoma, a lugares como Rosario, Mar del Plata y Córdoba.
El objetivo de la agrupación es difundir y visibilizar una forma no convencional de percibir las relaciones, cuestión que ha logrado paulatinamente gracias a un activo calendario mensual que conlleva la realización de ciclos de cine (una de las películas proyectadas fue “Los amores imaginarios), talleres (como de “Comunicación No Violenta”y “Manejo de Celos”), y de socialización (como el “Socializala”, que se realiza cada dos meses).
Pero para practicar el amor libre existen ciertos elementos a considerar. Como primer punto, entender que una relación nace de un consenso. Puede resultar trivial de mencionar pero muchos aún no lo entienden.
El consenso es fruto de un diálogo que no se da por presión ni coerción y es un acuerdo que puede ser renegociable. Mediante él se decide la forma de una relación: monógama (entre dos personas sin presuponer la noción de propiedad de uno sobre el otro), monógama abierta (entre dos personas con la libertad de relacionarse sexual/afectiva con otra por fuera) o poliamorosa (entre dos o más personas).
De la misma forma, toda relación que respete los consensos, que no presuponga la propiedad de la persona y donde prime la honestidad es válida para los que practican el amor libre: se pueden dar las relaciones sólo sexuales (vínculo sólo sexual- carnal), afectivas (unión mediante un lazo sentimental), fusionadas (cuando se da una mezcla de ambas), anárquicas (no hay una diferencia ni jerarquización entre los vínculos sexuales, afectivos o amistosos), etcétera.
La idea de amor libre no se opone a la monogamia ni a las relaciones heterosexuales; apuesta por la libertad de elegir una forma de relacionarse entre dos o más personas, del mismo o diferente sexo, por amor y/o placer sexual y de manera abierta o cerrada, todo esto posibilitado por un consenso y sin presuponer la propiedad sobre el otro.
Históricamente el canon de la pareja heterosexual cerrada (impulsado por herencia eclesiástica y de convenciones sociales aristocráticas-europeas) logró instalar en el imaginario colectivo una idea única de relación amorosa.
Esa noción es una de las grandes responsables que hoy, parte de la sociedad, siga sin entender que existe el amor y/o el deseo sexual entre hombres o entre mujeres, de la misma manera que entre un hombre y una mujer. Igualmente, es causante de promover una cultura heteropatriarcal, machista y de capitalizar las relaciones como un mero contrato en el que un cuerpo se adueña del otro y viceversa.
[caption id="attachment_194418" align="aligncenter" width="921"] Guía de la Buena Esposa (España, 1953)[/caption]
La industrialización también puso de su parte al fijar roles para la mujer y el hombre. Y la perduración de estas prácticas se posibilitó gracias mecanismos de control social informal; los aplaudidos, que se subordinan ante el sistema y los discriminados, que al romper lo tradicional son excluidos.
Todo esto contribuyó al florecimiento de actitudes de violencia en la pareja, cuestión que en Argentina quedó evidenciada de manera cruenta el año pasado con la muerte de una mujer cada 30 horas, y el impulso de una campaña de concientización sobre violencia en el noviazgo , situaciones que a nivel mundial se replican.
De manera cotidiana se observan parejas que se revisan las redes sociales, se ordenan qué deben y qué no deben hacer, cómo vestirse y cómo no, con quién juntarse y con quién no, cuánto deben pesar, qué deben leer y un larguísimo etcétera más donde prima la concepción del otro como un subordinado.
Pese a que las ideas del amor libre no son algo nuevo, las recientes generaciones, con un tono más reflexivo y una concepción del mundo distinta, se están dando cuenta que existe una naturalización de muchas tradiciones culturales que son violentas y que hoy, redefinir y reconstruir conceptos como amor o relación es una necesidad en detrimento de modificar lógicas de funcionamiento hacia una sociedad que se levante en base a vínculos sanos.