Los errores no forzados de la política de VIH
Pondré de inmediato las cartas sobre la mesa, por si alguien quiere saltarse el resto de la columna. Creo que fue un buen año para quienes trabajamos en el ámbito del VIH y Sida, a pesar de los errores comunicacionales en los que incurrió el Ministerio de Salud.
Quizás parezca extraña una declaración de este tipo, cuando hemos conocido que las notificaciones de nuevas infecciones crecieron un 35% en los últimos cinco años, la resistencia de algunas organizaciones a la implementación de una Estrategia de Atención a Personas Adultas Viviendo con VIH y una campaña que pasó sin pena ni gloria por los canales de televisión (por interno me cuentan que también hubo radio).
Lo cierto, es que sigo considerando que fue un buen año; siendo dos temas en los que concentraré la atención: Aumento en las notificaciones por VIH y los cambios normativos.
Aumento en las nuevas notificaciones por VIH
En julio de este año, el Programa Conjunto de Naciones Unidas para el Sida –ONUSIDA- dio a conocer el Informe: “Ending AIDS. Progress towards the 90-90-90 targets. Global AIDS Update 2017”; un reporte que monitorea los avances de la respuesta global al VIH en la senda de cumplir las metas “90-90-90” y alcanzar un “2030 sin Sida”. Si bien dicho informe revela los progresos en cuanto al acceso a tratamientos de las personas viviendo con VIH, de la disminución por muertes relacionadas a la epidemia y que el número de infecciones ha caído; los datos relacionados con nuestro país provocaron un terremoto cuyo impacto aún se siente y que revela una debilidad en el área comunicacional del MINSAL que no es posible entender sin remitirse a aquello que la “mejor política comunicacional es no tener una política comunicacional”.
Lo que provocó el cuestionamiento a la política de prevención del VIH en nuestro país, fue el aumento de un 35% de las nuevas infecciones ocurrido entre los años 2010-2015 afectando principalmente a la población joven, incluida aquella entre los 14 a 18 años (las cifras desagregadas desmienten esta aseveración). Los medios de comunicación convocaron a expertos en la materia, principalmente a quienes están ligados a la Sociedad Chilena de Infectología, dirigentes de organizaciones sociales y ONG’s con trabajo en el ámbito del VIH y Sida, organizaciones de la disidencia sexual y a los comentaristas de siempre; se realizaron reportajes en los noticieros de horario prime, los programas de conversación discutieron de la ausencia de campañas de prevención, de educación sexual y las carencias de las familias para abordar estos temas; se realizaron dos sesiones especiales en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados con presencia de la Ministra de Salud, Carmen Castillo y el Jefe del Programa Nacional de Prevención y Control del VIH-Sida e ITS. Al tiempo que el diputado y doctor Juan Luis Castro, frente “al triste record de ser el país más retrasado de Latinoamérica en materia de contagio” solicitó una sesión especial de la Cámara de Diputados para tratar este tema en particular.
Cambios normativos en la senda correcta
En marzo de este año se dio a conocer el Reglamento sobre el Examen de VIH que permite a las/os adolescentes solicitar el Test de VIH sin consentimiento de los padres o adulto significativo, lo que permitiría avanzar en conocer mejor la situación de adolescentes respecto del VIH y las ITS, dado que se había transformado en un obstáculo el consentimiento de los padres, más cuando no existe una conversación al interior de la familia acerca del inicio sexual o de prácticas sexuales en las que incurren las/os adolescentes.
Un segundo cambio normativo es el Decreto Modificatorio de las Garantías Explícitas en Salud que realiza una actualización de los esquemas terapéuticos y establece, en palabras de la Ministra de Salud, que “toda persona diagnosticada tendrá acceso a tratamientos”, esto significa que el conteo de CD4 no será el factor que determine iniciar tratamiento, con lo cual se alcanza una cobertura universal en TARV, en línea con las recomendaciones de la OPS y ONUSIDA.
Queda, en la misma línea perseverar en lograr que las personas que no conocen que viven con VIH puedan saber su estatus serológico (según las estimaciones de ONUSIDA serían cercanas a 25 mil personas), lo cual implica campañas focalizadas en las poblaciones claves (HSH y población transgénero) y la incorporación de tecnología innovadora para un diagnóstico preciso y rápido.
Por último, la reciente propuesta compartida con la sociedad civil respecto de la Estrategia de Atención a Personas Adultas que viven con VIH (la que será sometida a consulta ciudadana) se traduce en avanzar hacia una integración mayor de las Redes Integradas de los Servicios de Salud (RISS) que da cuenta de una patología con clara tendencia a la cronicidad.
La propuesta está en la ruta recomendada por la Organización Mundial de la Salud, aunque me hubiese gustado una discusión abierta entre Ministerio de Salud, las organizaciones de la sociedad civil y los profesionales de la salud respecto de la Estrategia de Atención. La consulta ciudadana finalmente es para cumplir un proceso administrativo de transparencia, pero que no asegura puedan ser recogidas por la sistematización, o al menos, aclaradas. Una propuesta de esta envergadura puede constituirse en una instancia para compartir saberes, recibir actualizaciones y disipar dudas. Se pierde una gran oportunidad de tener un diálogo fluido con la sociedad civil.
Los errores comunicacionales del MINSAL
- El aumento de notificaciones revelado por ONUSIDA.
No he escuchado a las autoridades decir con claridad que las cifras de ONUSIDA son datos entregados en los informes epidemiológicos del MINSAL, que están en la página web siendo de conocimiento público. Queda la sensación que si no fuese por el Informe de ONUSIDA no habríamos sabido nada del aumento, lo que implica que hay una escasa difusión de la labor del Programa Nacional de VIH a las instancias correspondientes, incluidas/os parlamentarias/os integrantes de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.
Pero además, son cifras que estaban internalizadas para quienes trabajamos en la temática. En octubre de 2015, el Diario La Tercera publicó un reportaje titulado: “Alza de 74% casos de VIH en adolescentes”. Aunque en términos nominales el aumento entre el quinquenio 2009-2013 alcanzaba 390 casos, frente a los 224 casos del quinquenio 2004-2008, es decir un alza de 166 casos en la población adolescentes, mientras que en el grupo etareo entre de 20-29 años se registró un aumento de 1.626 nuevas notificaciones, un aumento de 104%: la noticia provocó programas y discusiones en los medios de comunicación.
- Campaña comunicacional de Prevención del VIH y Sida.
En momentos que se conocían las cifras ya se habían aprobado los spots televisivos y las frases radiales de la nueva Campaña de Prevención del Sida, esta vez en conjunto con organizaciones de la sociedad civil.
Pero claro, es una campaña bastante light, dirigida a la población general con el llamado a usar el condón y hacerse el test. Por una decisión discutible se adoptó la frase “Tómate el Examen de VIH” en vez de la frase global: “Hazte el Test”, que hace link con otra campaña: “Test & Treat”, es decir, testearse e iniciar tratamiento.
¿Alguien se acuerda de la campaña en la que se gastaron $400 millones de pesos?
Las preguntas que quedan rondando:
¿Por qué si el Ministerio de Salud conocía el aumento de las nuevas infecciones no se preparó una propuesta comunicacional que relevara la importancia del diagnóstico oportuno? ¿Por qué no se elaboró un discurso convincente que para alcanzar el “90-90-90” necesariamente aumentaremos la incidencia de las notificaciones?
Tomarse en serio alcanzar las metas “90-90-90” implica aumentar las notificaciones por VIH, revisar los procedimientos de atención evitando la deserción de las/os pacientes con VIH, aumentar la cobertura en tratamientos y favorecer una adherencia a los ARV. Si este es el objetivo, ¿por qué no se aprovechó el debate respecto del aumento de las notificaciones para hacer pedagogía?
Desafíos para un nuevo gobierno
Los cambios realizados están en la línea de alcanzar un “2030 sin Sida”. Para eso, debemos lograr las metas comprometidas en el I Foro Latinoamericano y del Caribe sobre el Continuo de la Atención de VIH, realizado en México 2014, lo que implica aumentar los recursos en Prevención, Atención y Tratamiento.
El nuevo gobierno deberá profundizar en la sostenibilidad de la respuesta al VIH. El reciente “Llamado a la Acción” acordado en Haití, en el marco del III Foro LAC, recomienda a los gobiernos aumentar el gasto público en salud, “tomando en consideración fuentes innovadoras de financiamiento para aumentar los espacios fiscales para la salud en el contexto de transformaciones hacia sistemas fiscales más progresistas” al tiempo que implementa mecanismos de rendición de cuentas.
Esperamos que el compromiso de alcanzar un “2030 sin Sida” se mantenga y profundice, en alianza con las organizaciones de la sociedad civil y el sector salud. Ya habrá tiempo para solicitar integrar la Educación en Sexualidad en la nueva agenda gubernamental.