Caso Narcos: ¿Es posible militar en el Partido Socialista (aún)?
La pregunta planteada no tiene fácil respuesta, porque en la situación controvertida por la cual atraviesa actualmente el Partido Socialista puede recaer en diversas interpretaciones. A pesar de ello, la y el militante socialista vive en un partido que tiene un raigambre territorial potente, líderes socialistas de base, que se han caracterizado por su generosidad y trabajo, como también se encuentran militantes que son corruptibles, ligados a lo fáctico e incluso hoy día vinculados al narcotráfico. Es innegable que la militancia socialista sobre todo de base y territorial, ha sido golpeada por los últimos sucesos que han sido de público conocimiento. ¿Cómo llegamos a que un alcalde pueda tener vínculos con el narcotráfico?
Esta situación nos coloca en un momento histórico. El Partido Socialista chileno no había caído en una crisis moral tan profunda como la de hoy. La manera de actuar y de hacer política de Miguel Ángel Aguilera y de otros que han tenido la misma escuela, a nuestro juicio, ha fisurado la disciplina y la estructura interna del Partido Socialista, llevándolo a una debacle interna.
En ese Partido Socialista se masifican los operadores, que gracias a la flexibilidad y elasticidad del partido empiezan a obtener cierta autonomía y trepan sin un mínimo de recato en la estructura partidaria. En las elecciones internas, estos operadores posicionan a sus militantes-ficha, en menoscabo de militantes orgánicos y cuadros socialistas, que ven perjudicada su presencia y ven a distancia de su militancia el generar cambios y transformaciones profundas.
El ex vicepresidente del PS y otros han esgrimido las reglas comunes en su forma de hacer política. Estas normas no están escritas en los estatutos del partido, pero que son de la pericia común de todas las tendencias internas (los llamados lotes o corrientes de opinión): acarreo de votantes, adulteración de fichas, uso de operadores, sobornos y reparto de prebendas; con el objetivo de conservar el poder interno, que abre las puertas al poder estatal. Independiente de la expulsión de Aguilera de parte del Tribunal Supremo del partido, los problemas continuarán.
Quizás lo que señalamos en esta columna no es nada nuevo, nada original que contenga nuevos conocimientos o que aporten a la investigación. Lo que queremos transmitir, es que la generación de “los hijos de la democracia” tenemos que dar una disputa interna del Partido Socialista. ¿Cómo las nuevas generaciones de socialistas nos hacemos cargo de este partido? ¿Es posible seguir militando en un partido en el cual su dirigencia se dispara a los pies?
El caso del alcalde de San Ramón es una oportunidad para volver al rol del partido de los trabajadores, rescatando tal como rotula nuestra declaración de principios, colocando cuidado a los “constantes avances del devenir social” y vislumbrar que los cambios no serán y no se harán por generación espontánea.
Esta situación debe ser perfeccionada con la calidad de militantes que tenemos. Esta crisis partidaria es una oportunidad para volver a valorar la vida del militante orgánico y dejar de lado al militante ficha que es acarreado en las elecciones internas.
El Partido Socialista ha sido muy fecundo en su historia, incluso el día hasta hoy. Las y los socialistas juntos, los que se fueron y los que se están yendo o los que nunca estuvieron pero sienten al PS cercano, compartimos responsabilidades del estado actual del Partido Socialista, más los que a pesar del momento difícil que estamos viviendo tenemos la tarea y la responsabilidad, de ocuparse cada una de nosotras y nosotros en su lugar de trabajo, de testimonio, de lucha, un ethos de reconstrucción de la idea socialista y esta misma como instrumento y herramienta de cambio.
El PS es el partido que cuenta con la más alta cuota de dirigentes sociales emanados de las organizaciones sociales chilenas, como sindicatos y fuerzas vivas de la comunidad. No existe ninguna organización social chilena que esté levantando reivindicaciones populares que no cuente, a lo menos, con uno o varios dirigentes socialistas en sus rangos. Otra cosa distinta es que el PS, orgánica o institucionalmente, sea incapaz de repercutir en sus dinámicas internas de aquella impresionante presencia, cuadros y liderazgos. Hay que admitir que el socialismo chileno va más allá del PS.
No está de más recordar que numerosos ex integrantes de comités centrales del PS o ex militantes del PS son parte de las redes de opinión o juegan roles importantes en el Frente Amplio y otras organizaciones "a la izquierda del PS".
Tenemos la fiera convicción que el Partido Socialista de Chile es uno de los instrumentos que tiene el pueblo chileno para modificar la sociedad; no es y no será algo suficiente para superar este negro período. Una mirada a nuestra larga historia de luchas, de resistencias y de superación de dificultades y crisis transitorias nos mostrarán el camino que otros antes que nosotros recorrieron: en Chile no habrá derrota de las desigualdades, cambio del "modelo", superación del capitalismo o nueva sociedad sin el cúmulo teórico, político y ético del Partido Socialista y de aquello no convenimos exclusivamente salvar la melancolía y añoranza; de aquello tenemos la obligación de construir nuevas armas con la profunda convicción. No de combatir a otros socialistas, sino más bien combatir a la derecha, la reacción y el capital. Somos hoy los jóvenes socialistas quienes debemos luchar sin tranzar para la recuperación del añorado glorioso Partido Socialista.