Emancipación laboral y mujeres en transición: La mirada de dos películas en competencia en FICValdivia

Emancipación laboral y mujeres en transición: La mirada de dos películas en competencia en FICValdivia

Por: Vanessa Vargas Rojas | 13.10.2017
La selección de las películas en competencia internacional vuelve a mostrar su perfil agudo y crítico ante diversos temas y conflictos sociales. En "Milla" (Valerie Massodiant) y "A fábrica de nada" (Pedro Pinho), el certamen refuerza una reflexión profunda acerca de la niñez enfrentada a la maternidad y la lucha que persiste en la organización de los trabajadores.

El Festival Internacional de Cine de Valdivia ya enfrenta su quinta jornada. En las salas repartidas por la ciudad, las y los asistentes comienzan a votar por las películas en competencia. En la selección oficial de largometraje internacional la pelea es reñida y enfrenta diversas miradas sobre el mundo ante conflictos tan universales como la organización de los trabajadores y la experiencia de crecimiento y madurez de las mujeres.

"Milla" (Valérie Massadian) y "A fábrica de nada" (Pedro Pinheiro) son dos de las cintas producidas por Terratreme Films que alimentan la competencia, un colectivo audiovisual que también trabajó en la co-producción de "Los perros" de la directora chilena Marcela Said. En conversación con El Desconcierto, sus realizadores dan cuenta de las inquietudes que impulsan el desarrollo de estas historias.

"Proviene del deseo, o la necesidad, de hacer 3 retratos, de 3 edades de transición. La infancia, el momento en que un niño no está "domesticado" todavía, aún salvaje, aún más animal que social. Esta fue mi primera película, Nana. Pero quería hacer otra cinta con una niña de 11/13 años, en esa transición cuando una mañana te despiertas y el mundo decidió que eres una persona responsable, aunque la noche antes eras solo una niña y cuando también tienes un cuerpo y un sexo que realmente no entiendes y no sabes qué hacer. Finalmente, la maternidad adolescente", reflexiona Valérie Massadian.

En su tercera visita a FICValdivia, la directora francesa se define como una fanática del certamen y celebra su maduración en los últimos años. "Es un poco como Milla", apunta, recalcando la definición de su verdadera identidad.

¿Por qué te interesó mostrar la transición en la vida de las mujeres?

Probablemente porque cuando una persona no tiene un lugar adecuado en el mundo es cuando los encuentro al mismo tiempo los más frágiles y los más resistentes, especialmente a las mujeres. A los 4 años, aún no eres un ser social. A los 11 años, realmente no perteneces ni a la niñez ni a la edad adulta. Y como madre adolescente, no tienes un lugar con las personas de tu edad ni con los adultos. La transición me fascina, porque todo es posible, porque lleva a la forma en que vas a tratar con el mundo que está ahí fuera y a construirte de una manera u otra.

Milla, la joven que protagoniza y da nombre a la película, es una niña que no proviene de una familia adinerada ni con educación. Aunque le faltan las palabras para expresarle, reconoce Massadian, tiene la inteligencia de la supervivencia.

"Ella es una de estas millones de chicas que se caen, se lastiman bastante, vuelven a levantarse, limpian la sangre y se mueven, sin importar qué. Al principio de la película, ella es una adolescente casi molesta que se ríe y, poco a poco, se defiende, se enfrenta a un mundo para el que no está preparada, y con el niño, aunque ella misma sea una "niña" en cierto modo, se construyó a sí misma, encontró las palabras", describe.

A fábrica de nada

Todo comienza la noche en que un grupo de trabajadores se da cuenta de que la propia administración está robando maquinaria y materiales necesarios de la fábrica. Luego de organizar el equipo y su producción, son obligados a hacer nada mientras se apuran las negociaciones para los despidos. Bajo esa presión se provoca una revuelta de los trabajadores que basó su historia en una real, como suele ocurrir en el cine. Todo, mezclado con el formato de una comedia musical en 16 mm.

Joao Matos, productor de "A fábrica de nada", sostiene que "la idea original era diferente cuando empezamos a desarrollar la película, pero siempre en el universo industrial y de los operadores de fábrica e industria. Con la crisis de Portugal comprendimos que deberíamos estar más cerca de la realidad y menos de la ficción absurda que estamos haciendo".

Así comenzó el proceso de encontrar a los personajes en la ciudad de Lisboa, donde se filmó la cinta, y comenzó a levantarse el filme: "Construimos esa película con los obreros que vivirán muchas de las escenas que vemos en pantalla", apunta Matos.

La idea de sumarle la presencia de la música está presente desde el inicio. "Cuando la película se torna más "absurda" por la imposibilidad del sueño de los personajes, afirma ese absurdo pero también la alegría de la utopía", agrega.

Los críticos han dicho que se trata de una expresión del cine militante. ¿Están de acuerdo con esa idea?

Todo el cine que hacemos (en Terratreme Filmes) es militante. La militancia habita antes en la actitud ante el mundo y en la responsabilidad de tener una cámara en manos. Sea un filme con un mensaje más política o sea una historia de amor (y nada es más político que la expresión del amor, sea por nuestro compañero de amor o de lucha). Pero sí, claro, es una película que se acerca a preguntas sobre la organización del mundo, donde lo colocamos en cuestión. Por eso es militante de varias formas.

¿Cómo es la experiencia de trabajar una película en un colectivo audiovisual?

En Terratreme somos 6 socios (5 de ellos productores y directores y yo solamente productor). Siempre trabajamos muy cerca de todos, pero acá comprendimos que podríamos avanzar la película más cerca. Por eso la película es de todos (y dirigida por Pedro Pinho). Trabajar en colectivo tiene muchas dificuldades pero también un compartir muy cálido y cercano a todos. No sé si funcionará para todas las películas, pero funcionó para A Fabrica. Esto también es cine militante. Cada película es diferente.

Elogios a la programación de FICValdivia

La directora francesa y el productor portugués celebran el sello del Festival Internacional de Cine de Valdivia durante los últimos años. Especialmente, en su defensa de los cineastas latinoamericanos y su apertura a las cintas internacionales.

"Se posiciona con una verdadera elección del cine. Realmente es raro, creo, especialmente en estos días, cuando en todo el mundo, en el cine o cualquier otra cosa, todo se trata de uniformización", recalca Valérie, elogiando la diversidad de formas e idiomas que se hacen presentes.

La realizadora de "Milla" agrega que "la selección es realmente rica y aguda" e invita al público que por estos días deambula por la ciudad a "viajar dentro del Festival, tener curiosidad, atreverse como se atreven las personas que hacen el Festival. Sé audaz y solo experimenta cosas diferentes".

Para la directora, las películas no son sobre lo que te gusta o no, sino sobre "cómo te mueves en lugares en los que no habías pensado, incluso cuando te hacen enojar o cómo te desafía con preguntas y te hace pensar y hablar con los demás, cómo puede unir a los humanos de alguna manera. Creo que ese es el objetivo del cine: crear enlaces y puentes entre personas. Como todo arte hace o, al menos, debería hacerlo".

Joao Matos, por su parte, sentencia que "estoy muy contento de ver a un festival con una programación increíble, en una ciudad que realmente ama los diferentes filmes que existen en el mundo".

Antes de cerrar, Valérie Massadian aclara que sus cumplidos para FICValdivia no se deben solo a la invitación recibida: "La cultura ha sido quitada de la gente, como si perteneciera a cierta "élite" y no es cierto, cualquier cineasta puede decirte que los comentarios más retadores o más poéticos acerca de nuestro trabajo provienen de personas, gente común , no solo los "que saben". Entonces luchar para devolverlo y ofrecérselo al mundo es una tarea bastante honorable", cierra.