Hola, soy Enel y así es cómo me he burlado y me sigo riendo en tu cara

Hola, soy Enel y así es cómo me he burlado y me sigo riendo en tu cara

Por: Richard Sandoval | 20.07.2017
La mujer asesinada por la precarización de mi empresa murió en San Miguel, su casa estuvo sin luz desde el sábado, me reclamaron desde el domingo y recién el martes iniciamos los trabajos de reparación en la zona -según los propios denunciantes-. Soy Enel y, por mis reiteradas fallas que provocan cortes masivos cada vez que llueve fuerte, puse en riesgo la vida de Facundo, un niño de un año y seis meses que sufre de amiotrofia espinal muscular y que vive conectado a un ventilador mecánico.

Hola, soy Enel, mi presidente es Herman Chadwick Piñera, primo de Sebastián Piñera y hermano de Andrés Chadwick. Mi presidente es militante UDI y fue designado alcalde de Providencia por Augusto Pinochet, el mismo que inició las privatizaciones de las empresas del Estado, continuadas por la Concertación, que permitieron mi llegada desde Italia a Chile en 2009.

Soy Enel y por mi incapacidad de reponer un suministro de energía maté a una persona electrodependiente. La mujer asesinada por la precarización de mi empresa murió en San Miguel, su casa estuvo sin luz desde el sábado, me reclamaron desde el domingo y recién el martes iniciamos los trabajos de reparación en la zona -según los propios denunciantes-. Soy Enel y, por mis reiteradas fallas que provocan cortes masivos cada vez que llueve fuerte, puse en riesgo la vida de Facundo, un niño de un año y seis meses que sufre de amiotrofia espinal muscular y que vive conectado a un ventilador mecánico.  "No es que yo no pueda cargar mi celular o que no pueda ver televisión, ¡mi hijo se muere!", me gritó entre lágrimas su mamá luego de 24 horas sin luz y sin ninguna respuesta más que nuestras operadoras repitiendo hasta el cansancio "estamos trabajando para usted".

Soy Enel, y mi gerente general, Nicola Cotugno, se hospedó cómodamente en un hotel de lujo, el Hotel Hyatt de Vitacura, para zafar de un corte de luz que mantenía a cientos de miles buscando velas viejas en muebles del pasado. Soy Enel y múltiples ejecutivos de mi compañía se repartieron en los más exclusivos hoteles de la capital mientras madres e hijos de personas que se estaban muriendo por no contar con luz. Llamaban y llamaban a un número maldito que no daba respuestas.

Soy Enel, y los abultados sueldos de esos ejecutivos se pagan con las increíbles ganancias que he tenido en los últimos años gracias al pago fiel de mis clientes en las 33 comunas que manejo monopólicamente en la Región Metropolitana. Soy Enel, y en 2016 mis beneficios crecieron en un 20%, con un 6,5% más de ingresos respecto de 2015, gracias a las mayores ventas de energía y mi reducción de costos. Soy Enel y en 2016 gané $141 mil millones al mismo tiempo que recortaba mi personal y reducía los presupuestos de operación para el mantenimiento preventivo, casi en su totalidad tercerizado, entregado a contratistas ajenos a la empresa.

Hola, soy Enel, y me demoré cinco días en anunciar un plan de compensación, para informar a los miles de afectados -que tuvieron que hacer barricadas en sus barrios para hacerse notar- que tendrán un mes gratis por cada noche en penumbras. Ah, pero con un tope de 25 mil pesos, no vaya a ser que los sinvergüenzas de nuestros clientes se suban por el chorro y afecten las utilidades que nos echaremos de todas formas al bolsillo a fin de año.

Soy Enel, italiana, no he cumplido en la entrega correcta de energía eléctrica en Chile desde hace años, no he realizado el adecuado trabajo preventivo, me sigo haciendo multimillonaria a expensas del sufrimiento de familias chilenas de La Reina, Ñuñoa, Las Condes, Peñalolén, Providencia y Cerro Navia. Por Ley de concesiones eléctricas, sólo un Decreto Supremo Presidenta podría caducar mi chipe libre.

Soy Enel, y vengo para recordarte que vives en Chile, el país del paraíso de las concesiones, la Patria que pierde soberanía en cada abuso de transnacionales como yo que hacen negocio en las áreas más elementales para un pueblo, el agua, la luz, con el objetivo de aumentar nuestros capitales como prioridad, precarizando a trabajadores y poniendo en riesgo a abuelos y niños que mueren, que se ponen graves sin tener idea de que su exigencia de derechos se hace frente a un actor privado, extranjero, sin competencia, al que no le hacen ni cosquillas las investigaciones del gobierno. Porque esta realidad, anclada en la Constitución que ata las manos del Estado, no se va a extinguir ni hoy ni mañana.

Soy Enel, la italiana, y con rostros y acentos chilenos, a través de canales de televisión que parecen estar a mi servicio, me voy a burlar cada vez que te vuelva a dejar sin luz, en este invierno o en los que vienen, asegurándote con descaro, con la cara más dura posible y en los términos más técnicos del mundo, que seguimos trabajando para usted, que todo está bajo control, que no cunda el pánico. Mientras tanto, pequeños empresarios tienen que empezar a pedir créditos para pagar las millonarias pérdidas producidas por la muerte de productos que dependían de mi servicio, uno que si no se paga un mes es cortado en tiempo récord. Soy Enel y estoy aquí para recordarte que vives en Chile, la panacea universal del abuso privado.