Paola Muñoz, referente del ciclismo en Chile: “Rompo todos los esquemas en un deporte de hombres”
República Dominicana es el escenario donde desde el jueves 4 de mayo se lleva a cabo el Campeonato Panamericano de Ciclismo en Ruta, en el que participan ciclistas de veinte países del continente.
La representación chilena estará a cargo de 11 hombres y seis mujeres, entre ellas Paola Muñoz, la primera ciclista chilena que clasificó para unos Juegos Olímpicos, primero en Londres (2012) y luego en Rio de Janeiro (2016).
Más allá de su dedicación al deporte, la intensidad de la vida de esta santiaguina de 31 años pasa sí o sí por su multifacético perfil. Estudia Ingeniería en Administración Financiera gracias a una beca de la Universidad Andrés Bello, donde trabaja coordinando más de cincuenta talleres extraprogramáticos. Además, junto con su pareja, Gonzalo Garrido, quien fue compañero suyo en Londres 2012, dirige la empresa Gamu Limitada, dedicada a la venta de bicicletas. Y por si fuera poco, se ocupa de su hija de once años, a quien se preocupó de transmitir su pasión por el deporte. “No sé si alguien aguantaría una semana conmigo, con tantas cosas”, bromea.
Además del ritmo, la vida de Paola está profundamente marcada por la exigencia y el rendimiento. Eso la perfila como una mujer estratega y calculadora en sus decisiones. “Cuando estás en un pelotón vas casi jugando al ajedrez, tienes que ser muy cauta porque si voy al frente mi desgaste es un 40 por ciento superior al de las que van detrás de mí. Hay una lectura y un estudio previos a cada carrera”, dice.
La próxima es este sábado 6 de mayo, para la cual la chilena viene preparándose desde hace cinco meses. “Quiero poder entregar el oro a mi país, que lo haré con mucha garra”, asegura convencida.
De pequeña ya estabas muy vinculada al mundo del deporte. Practicaste atletismo, tenis, ping-pong, hándbol, básquet y fútbol, entre otros. ¿Por qué al final te decidiste por el ciclismo?
En el colegio siempre hacía muchas actividades, incluso estuve en clases de canto y modelaje. Me gustaba estar entretenida en algo. Probé todos los talleres habidos y por haber del colegio, pero con el ciclismo me pasó algo distinto. Fue como una conexión mágica, y de ahí no lo solté nunca más. Hoy llevo 17 años compitiendo en bicicleta.
¿Qué has sacrificado para poder dedicarte al ciclismo profesional?
Las personas que están a mi alrededor ven como un sacrificio que tenga que postergar amistades, salidas con amigos o que el fin de semana no sea algo para mí, como dicen ellos. Pero, en realidad, el deporte es todo para mí. Hablar de ‘sacrificios’ no es mi mirada, todo lo contrario, es un estilo de vida y una manera de pensar distintos.
¿Cómo construyes esa forma de ser y de pensar? Porque es evidente que hay componentes indispensables para eso: la disciplina, el manejo de la frustración para enfrentar una derrota o el abandono de una carrera, etc.
La frustración es parte de lo que te va a tocar vivir. La probabilidad es mayor de no cumplir el objetivo que de cumplirlo. En Chile no contamos con equipos profesionales, ni para hombres ni para mujeres para poder tener espalda e ir a defender un campeonato. Además, en el camino te puedes enfermar o pinchar un neumático. Hay que considerarlo todo. Una crece más con sus derrotas que sus triunfos, por eso hay que aprender a pasar, sin quedarnos lamentándonos, y partir limpiecito con el nuevo objetivo.
Por ejemplo, me preparé durante 16 años para los Juegos Olímpicos y el juez me impuso abandonar la carrera. Sentí mucha impotencia y ganas de llorar, pero después entendí que son las reglas del juego.
¿Esta filosofía es extrapolable a tus otras múltiples facetas de estudiante, mamá, empresaria, trabajadora, pareja, etc.?
Sí. Mi día parte a las 6 y termina a las 11:30 o 12 de la noche. A lo largo del día lo hago todo y, además, de dueña de casa, porque no tengo nana. Pero cuento con la ayuda de mi marido, mi mamá y familiares que hacen que pueda hacer posible todo esto, sobretodo con mi hija.
¿Ella también es deportista?
Sí, hace clavados, saltos ornamentales. Traté de inculcarle la pasión de que lo que a uno le mueve tiene que hacerlo al mil, no puede hacerlo a mitad de filo. Yo amo el ciclismo e, independientemente de ganar o perder, disfruto lo que estoy haciendo. Trato de transmitirle que disfrute lo que haga pero con disciplina y consciencia. Enseñarle que el alto rendimiento no es sólo para el deporte, es para la vida, una manera de enfrentar la vida. Eso le traspaso y tiene excelencia académica en el colegio, es la primera del curso y en clavados la tienen catalogada como una gran promesa dentro de las seleccionadas.
Entonces, aquellas personas que practican un deporte sólo con el objetivo de pasarlo bien, ¿dónde se ubicarían en este escenario?
Hay que separar el alto rendimiento de la vida sana y saludable. Que nosotros seamos extremos es otra cosa. Pero creo que es importante transmitir la manera de trabajar, el hecho de ser ordenado y tener un objetivo claro. Yo me debo a mi familia, ellos confían en mí, en que estoy haciendo las cosas como corresponden y de la mejor manera para que nos vaya bien.
¿Sientes mucha presión con todas esas expectativas que la gente de tu alrededor –entrenadores, seguidores y familia– tiene puestas en ti?
Creo que tiene más relación con que lo hago todo con tanto amor, tanto cariño y tanta entrega que al final es un efecto rebote. Por ejemplo, gané ahora la Copa de España con mi equipo, que es del País Vasco [España], el Bizcaia-Durango. Eso es histórico para nuestro país, y yo no lo dimensiono, pero la gente que tengo atrás es la que me dice ‘¡Guau! Lo que acabas de hacer’.
Deporte femenino y políticas deportivas
[caption id="attachment_140091" align="alignnone" width="800"] / Fotos Paola Muñoz[/caption]
Entre los grandes logros de Paola Muñoz como mujer ciclista están ser la primera que clasifica para unos Juegos Olímpicos y repite nominación, la primera que gana los Juegos Suramericanos en Santiago (2014), la primera chilena que corre el Giro de Italia y también pionera en ganar la Copa de España de Ciclismo. “Rompo todos los esquemas en un deporte de hombres”, asevera.
Sin embargo, reconoce que ahora se siente mucho más escuchada por las autoridades porque “antes los proyectos eran solo para los hombres. Yo siempre pensaba: ‘¿para qué exponerme si me van a decir que no?’. En cambio, hoy yo misma me siento en la mesa con el Ministerio del Deporte o el Comité Olímpico a presentar mi calendario estratégico para que nos vaya bien como país”, explica.
El mundo del ciclismo es muy machista y está muy masculinizado, como casi todos los deportes. Aún así, ahora tu nombre empieza a conocerse, por ejemplo en los medios. ¿Crees que este mundo se va abriendo de a poco a las mujeres?
El año pasado gané el premio del Círculo de Periodistas Deportivos, que lo conforman 600 periodistas, casi todos hombres. Cuando me nominaron, me di cuenta de que estamos empezando a ser noticia y que va tomando más fuerza. Pero creo que el espacio me lo he ido ganando yo porque he logrado conectarme y entender el trabajo de los medios. Los hago parte de lo que estoy haciendo, se lo voy contando para que puedan leer el trasfondo. Eso fue un plus y entre el año pasado y éste la cantidad de insertos ha sido mucho más alta.
Entonces el mérito es tuyo, no de que se haya abierto el panorama.
Sí. Creo que las mujeres somos de armas tomar y tenemos la película clara porque hemos ido trabajando más calladas. Eso también tiene unos resultados que se visibilizan en el mundo del deporte femenino.
¿Cómo ves la evolución del deporte femenino en Chile?
Creo que tenemos limitaciones como país. Por ejemplo, como chilena no puedo ir a correr el Giro Rosa, la versión femenina del Giro de Italia, considerada una de las carreras más importantes dentro del circuito mundial de ciclismo. Tampoco tenemos un equipo para presentar porque no tenemos incorporadas políticas deportivas en Chile. Es lo que llevamos peleando hace mucho tiempo. Ahora Chile ha sido nominado para la sede de los Juegos Panamericanos 2023. Espero que esto sea un tremendo impulso para profesionalizar todos los deportes y disciplinas.
Tendrá un rol fundamental el nuevo Ministerio del Deporte en eso.
Sí, de todas maneras. Creo que es un gran salto y oportunidad organizar ese megaevento. Como país, hay que hacer una inversión altísima, pero las ganancias y enriquecimientos a través del deporte son gigantescos y exponenciales. Por ejemplo, el turismo de estos macroeventos es muy alto. Los millones de personas que se concentrarán acá son un beneficio que no se evalúa. Los gobiernos no le han tomado el peso al deporte como tal.
Y por parte de la Federación Deportiva de Ciclismo, ¿crees que podría promover las políticas deportivas para las ciclistas?
Las federaciones son entidades autónomas y, la verdad, es que la limitación de los recursos genera estancamientos que no permiten seguir creciendo.
¿Como crees que la sociedad mira al deporte femenino?
La mirada está cambiando, pero las labores que cargamos como mujer son altísimas, entonces imagínate las que hacen deporte a nivel recreacional y luego las que lo hacemos a nivel profesional. Trabajamos porque el deporte no es una política de Estado y no podemos vivir de eso.
Por ejemplo, los medios parten las noticias siempre con hombres y tuú dices ‘¡chuta!, ¿dónde está eso de las damas primero?’ Le damos demasiado valor a presentar el titular con el nombre de un hombre. Son detalles que una ve como mujer.
¿Cuál sería tu país referente en políticas deportivas?
Estados Unidos marca mucho la diferencia. Hay países en Europa donde el ciclismo es lo máximo, pero no el resto de los deportes. En cambio, en Estados Unidos el peso se lo pasan a los colegios y a las universidades, que forman sus propias selecciones. El Estado, desde arriba, ve a los mejores, pero los escenarios los crean las universidades. Dentro de un mismo recinto tienen todo: lugar para estudiar, para entrenar, para correr e –inclusive– para dormir.
En Chile no sabemos realzar eso ni dar la importancia a tener ganadores. Para entrar a los Juegos Olímpicos tuve que estar entre las 100 mejores del mundo, y estamos hablando de 4.000 ciclistas a nivel mundial que disputan ese ranking, la mayoría de ellas concentradas en Europa. Lo mismo para la Copa de España: estuve con 265 corredoras. Que en un pelotón como ese ganara una chilena es muy potente. Para entenderlo, en el Panamericano competimos 40. Moverte en un pelotón de 260 corredoras, todas peleando por el espacio, ¿sabes la habilidad y el esfuerzo que hay que hacer? Es altísimo.
¿Si tuvieras que rescatar el momento más feliz de tu carrera, cuál sería?
Cuando ganamos la medalla de oro en los Odesur de Santiago 2014 con mi marido. Tenía un compromiso absoluto con esta carrera, en casa. Gané y él me fue a abrazar cuando crucé la meta. Me las lloré todas. Y le dije: ‘Ahora te toca a ti’. No sé cómo, pero ambos ganamos la ruta. El escenario fue mágico: abrazados, con un ramo de flores, disfrutando la medalla de oro, la bandera detrás de nosotros dos y de fondo La Moneda. Todo coincidió para la foto perfecta.
[caption id="attachment_140084" align="alignnone" width="820"] / Paola Muñoz[/caption]
¿Y el más duro?
Luego de esa misma competición, me tocó la batalla contra el laboratorio colombiano que acusó que mis resultados en la carrera fueron adversos [por acusaciones de dopping]. Si el laboratorio de Colombia me sancionaba a mí, subían dos colombianas al podio. Yo estaba absolutamente convencida de que no había tomado ninguna sustancia. Contratamos a otro laboratorio que actuó como perito, una doctora en bioquímica. Me gasté cinco millones de pesos. Ella viajó a Colombia y chequeó que ni los trabajadores ni las máquinas tenían las certificaciones. Y, además, cuando empezó el proceso del análisis de las muestras, los resultados fueron totalmente distintos. Una muestra A superaba los niveles y otra muestra B daba lo normal que poseen las personas. Los expertos corroboraron que los niveles de octopamina de la orina eran tan bajos que eran consecuencia de alimentos como chocolates, mermeladas, cítricos, etc.
Finalmente, fue el área de dopping de la Unión Ciclista Internacional (UCI), nuestra autoridad máxima, la que deliberó a mi favor. La Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) nunca dictaminó nada en siete meses, mientras yo estuve suspendida y en proceso de evaluación, sin participar en ninguna carrera. Si no hubiese tenido el dinero, me hubieran tenido castigada, hubiera perdido el podio y me hubiera quedado la reputación de deportista por el suelo.
¿Hasta cuándo proyectas tu carrera profesional?
Ya estoy pensando en Tokio 2020. Quiero terminar unos Juegos Olímpicos sin que el juez me baje. Tengo esta bala pasada. Me bajaron en Rio a sólo diez kilómetros para terminar y eso me tuvo muy contenta. En Londres también porque tuve tres caídas.
En 2020 tendré 36 años y quiero estar aún activa. El ciclismo es una sumatoria de cosas: fuerza de piernas, inteligencia y haber vivido muchos errores, para esperar que el resto los haga, pero tu ya no. Hay muchos ciclistas con 37 y 38 años en buenos momentos. Tener carreras encima y haberte equivocado tantas veces hace que tu actuar sea mucho más certero. Hoy por hoy, me siento más vigente que nunca.