Lavín y el retorno del cosismo
Una pequeña noticia en El Mercurio del domingo pasado indica que el 90% de las/os estudiantes de los establecimientos de administración municipal de la comuna de Las Condes se ha inscrito en los talleres y tutorías que reemplazan las tareas enviadas para ser realizadas en la casa, es decir, fuera del horario de clases regulares.
Hay que recordar que el alcalde Joaquín Lavín anunció, a fines de febrero, la “eliminación de las tareas para la casa” a las/os estudiantes hasta 8vo. Básico. "La idea comencé a estudiarla cuando fui ministro de Educación y me tocó revisar el tema de las tareas. Luego, conocí las ideas que promocionaba el movimiento 'La Tarea: es sin tareas' (liderada por Paulina Fernández) y el proyecto de ley, aprobado en general por el Senado en octubre pasado", señaló Lavín a La Segunda.
¿Cuáles son aquellos fundamentos y/o estudios que tuvo a la vista el ex Ministro de Educación para implementar dicha medida?
Cómo ningún medio de prensa profundizaba en dichos fundamentos, el día 03 de marzo solicité a la Municipalidad de Las Condes dispusiera de las investigaciones y/o estudios que se habían tomado en consideración para aplicar dicha medida. La respuesta llegó el día 20 de marzo.
Luego de invitarme a leer los PADEM de cada establecimiento, el abogado Peribono, responsable de la respuesta, me indica que fueron “… las instancias compartidas con nuestros alumnos, padres y apoderados, el espacio que nos ha permitido extraer experiencias que nos llevan a adoptar ciertas directrices, como por ejemplo que nuestros jóvenes dediquen su esfuerzo académico en las aulas, lugar en donde estamos convencidos deben desarrollarse nuestros alumnos en lo que respecta al ámbito académico”.
De los estudios solicitados, ninguna palabra. Es decir, el fundamento radica en la opinión de quienes componen la comunidad académica, es la inauguración del populismo educacional.
De la formulación de políticas públicas
Si hay algo sobre lo que se ha estudiado en los últimos años, impulsado en gran parte por el movimiento estudiantil, sea secundario o universitario, es sobre educación. No hay faceta en lo educacional en la que no existan papers actualizados sobre la materia. Y las tareas para la casa no han estado exenta de ese escrutinio de los académicos y expertos en el tema; alcanzando gran relevancia mediática a través de una iniciativa civil. Una moción para regular el exceso de tareas escolares de los senadores Rossi, Quintana, Walker y Montes se aprobó en general en octubre del año pasado por el Senado. Actualmente se encuentra en la Comisión de Educación de la Cámara Alta, no siendo puesta en tabla en lo que ha corrido de este año.
Ciertamente que dar tareas para la casa cuando nuestras/os estudiantes están más de ocho horas en los establecimientos educacionales, es un agobio y estrés para las/os educandas/os, como para las madres y padres que terminan haciendo las tareas de sus hijas/os. (Tal como lo muestra la nota de El Mercurio).
Pero entendemos, o queremos creer que las decisiones de esta naturaleza, medidas que impactan en tal cantidad de alumnos deben ser analizadas y fundamentadas con evidencia, más allá de la mera opinión de las madres y padres.
El presidente del Colegio de Profesores, otro actor importante en estas materias, se ha manifestado contrario a la forma en que se tomó la decisión, indicando que “las tareas para la casa” son una herramienta pedagógica de la que dispone el o la profesor/a y que no puede estar limitada por una decisión administrativa.
Lo que es inentendible es que se requieran más horas de las que se está en los colegios para seguir estudiando en casa; y por otro lado, disminuye nuestro ranking en las pruebas estandarizadas a nivel nacional e internacional.
La pregunta que queda rondando es: ¿Cuáles son aquellos estudios que analizó el alcalde Lavín cuando era Ministro de Educación para determinar no enviar “tareas para la casa”? Quizás la motivación principal sea la adhesión de madres, padres y apoderadas/os a tal medida, lo que ciertamente alimenta el cosismo a la que nos tiene acostumbrado Joaquín Lavín.