Frente Amplio o la insoportable levedad de las vocerías
Se argumenta con frecuencia que el Frente Amplio, como expresión política es un espacio en construcción, condición absolutamente valida si se entiende que agrupa y pretende representar a una amplia y diversa cantidad de fuerzas, emergentes algunas y otras que teniendo más tiempo no han logrado incidir del modo esperado, así como también a movimientos sociales y a un mundo alternativo con actores dispersos e inorgánicos, difíciles de nuclear en tiempos de múltiples poseedores de distintas verdades.
Al calor de la ola neoliberal y conservadora que ha asfixiado a nuestra política y –porqué no reconocerlo- a buena parte del planeta, se produce la inevitable necesidad de construir alternativas incidentes y con vocación de poder real. Esto solo puede surgir acumulando la experiencia de diversos espacios de resistencia, en conjunción con los nuevos liderazgos políticos y sociales que apuntan en la dirección de cambios de carácter estructural y no meros remiendos a un sistema que hace agua por muchas grietas, pero que posee una importante capacidad de flotación.
Ningún Frente Amplio o coalición nace sin generar inevitables tensiones, reordenamientos de fuerzas, discusiones acerca de quien cabe o no en el proyecto y debates tanto de formas como de fondo respecto a las clásicas interrogantes del cómo y del porqué.
Es notable que con todas estas condiciones que la dificultan, al revés de otros intentos anteriores, la posibilidad de esta fuerza alternativa al duopolio, esta vez sí ha desatado la esperanza de consolidar un espacio político que perdure y tenga la fuerza transformadora necesaria para constituirse en opción de cambios profundos.
Por todo aquello, se requiere que tanto sus partidos y movimientos, como sus personeros más identificables, demuestren no solo convicción e ideas generales, sino también un grado de rigor y consistencia en torno a definiciones y desafíos tanto inmediatos como futuros, planteados por la agenda política en función de los grandes temas - país a resolver.
Esta coherencia mínima se ve puesta a prueba cada vez que se confrontan opiniones en el debate público, provocando incertidumbre, confusión, malestar y desconfianza en quienes esperan claridad en las definiciones. Pareciera por momentos que la discusión electoral ha copado la agenda del Frente Amplio, sin dejar espacio para definiciones de fondo que le den sustento a la razón de ser de la coalición.
Mucho de esto quedó al descubierto este domingo en el panel que debatió en el programa “Mejor Hablar”, que TVN difunde por su señal abierta y por la señal de cable 24 horas. Definiciones básicas sobre el tema previsional, sobre el rol del Estado y otras materias económicas y sociales, emergieron como temas en que se nota improvisación, una significativa falta de manejo de cifras. Más grave aún es el desconocimiento de acuerdos explícitos difundidos por las vocerías nacionales del Frente Amplio, como es el de adoptar como propia, la propuesta de Sistema de Pensiones construida por la Coordinadora de Trabajadores No Mas AFP.
Seguir aceptando sin argumento en contra, falacias tales como que el sistema de AFP tiene una rentabilidad de un 8%, lo cual está lejos de ser representativo de la realidad actual; no rebatir el que supuestamente muchos países han incorporado el modelo chileno, sin que se diga cuales; o lo mismo cuando se argumenta que los sistemas de reparto están quebrados en el mundo entero, es un grave error, que deslinda con la irresponsabilidad.
No es comprensible que voceros/as experimentados pisen el palito y terminen discutiendo sobre el rol empresarial del Estado, dejando la impresión de que existen contradicciones de fondo, siendo que en la práctica ninguno de los actores aboga por estatizar los medios de producción de manera indiscriminada, así como tampoco nadie discute (esperamos) que existan áreas sensibles de la economía donde el Estado no puede renunciar a estar presente, debiéndose denunciar claramente el carácter subsidiario del Estado otorgado por la constitución de Pinochet y Jaime Guzmán.
Para todos aquellos que estamos poniendo nuestras esperanzas en el Frente Amplio, como alternativa para realizar las transformaciones estructurales que nuestro país requiere con urgencia, es imprescindible la coherencia de este referente a todo nivel. La liviandad y falta de consecuencia de las vocerías en un tema tan sensible para nuestro país como es el previsional puede contribuir a generar distancia entre el movimiento social y la expresión política, alejando la posibilidad de conquistar las voluntades de los millones que hemos salido a las calles para defender un verdadero sistema de pensiones que garantice una vejez digna. Del mismo modo, estas vacilaciones contribuyen mucho más a fortalecer el discurso de los defensores del modelo que a mostrar la factibilidad de un cambio de fondo y la nula voluntad política de los partidos tradicionales para ejecutarlo. Esta es la tarea política del Frente Amplio en materia previsional, y es indispensable que todos quienes son parte lo asuman así
Desde los espacios territoriales y la movilización social continuaremos apostando por la conformación del Frente Amplio. Sin embargo, las vocerías no tienen muchas más oportunidades de cometer errores como este, si quieren efectivamente ganar la confianza de la ciudadanía que ha impulsado la transformación del país.
Finalmente, quienes actuamos como referentes de la movilización social tenemos una responsabilidad con las y los chilenos, con los jubilados y sus familias, y es denunciar a todos aquellos que no estén con la propuesta del movimiento social, pues eso en la polarización actual del debate es operar a favor de las AFP. Confiamos en que las y los voceros frenteamplistas sabrán corregir las faltas, y que, frente a futuros debates, los actores que comparten una misma camiseta ordenarán el camarín, antes de salir a jugar un partido que muchos están viendo con expectación y expectativas.