Especulación inmobiliaria y urgencia de un Plan Regulador Comunal participativo para Estación Central
Históricamente, Estación Central ha recibido a quienes llegan a vivir a la capital o quieren moverse dentro de ella. Debido a que aloja la estación de trenes y principales terminales interurbanos, así como a su carácter pericéntrico, tradicionalmente ha integrado los históricos barrios y poblaciones de la comuna con barrios nuevos creados para recibir a los nuevos habitantes. Si bien, éste es un fenómeno histórico, hoy se ha vuelto problemático.
En los últimos años, el sector Alameda y sus alrededores ha experimentado una proliferación de alrededor de 25 torres de viviendas con alturas que llegan incluso a los 30 pisos y miles de nuevos departamentos construidos. Esto, junto a la llegada de más de una decena de miles de nuevos vecinos y una actividad inmobiliaria que continúa sin detenerse, ha transformado el perfil de nuestra comuna.
Como vecinos de Estación Central, no debemos dejar de sentirnos contentos por su crecimiento y modernización y queremos que siga siendo un espacio atractivo para vivir y trabajar como lo ha sido históricamente. Sin embargo, no podemos ignorar los efectos negativos que está teniendo el “boom inmobiliario” tal como se ha desarrollado en los últimos años. Como consecuencia de la absoluta falta de regulación en la materia, estas torres se han levantado sin preocupación alguna por el patrimonio o por el cuidado de los barrios, pero, sobre todo, descuidando la calidad de vida de los vecinos y vecinas que viven en torno a ellas. Así, el desarrollo inmobiliario ha implicado: pérdida de privacidad, espacios con excesiva sombra, problemas con la presión de agua, y desvalorización de las viviendas en las villas aledañas. La situación no es mucho más auspiciosa para los nuevos vecinos que arriendan o compran departamentos en esas torres, pues se trata de construcciones sin áreas comunes, con una evidente ausencia de plazas y espacios públicos que permitan absorber adecuadamente el acelerado crecimiento poblacional, y que dadas sus características, fomentan intensamente el hacinamiento en altura. Por último, ha habido un gran impacto en el conjunto de la comuna, que hoy padece de constantes atochamientos por la falta de medidas paliativas en la infraestructura vial y la carencia de estacionamientos (lo que lleva a tener que estacionar en la calle). Todos estos factores repercuten en la saturación de los espacios públicos con el consecuente aumento de la delincuencia que esto significa.
Como anticipamos, la principal causa que ha generado esta situación es la ausencia de regulación, que ha abierto nuestra comuna a la explotación inmobiliaria sin límites. Estación Central es una de las seis comunas de la Región metropolitana que nunca ha actualizado su Plan Regulador. Esto quiere decir que actualmente se rige por normativas que datan de la década de 1930, las cuales fueron diseñadas para un tipo de ciudad muy distinta a la actual y que, por lo tanto, no contempla la necesidad de poner límites y ofrecer soluciones a los perjuicios que trae para los habitantes de la comuna la masiva construcción desregulada.
La responsabilidad de esta situación recae sin lugar a dudas en las administraciones anteriores, ya que según establece la Ley General de Urbanismo y Construcciones (Artículo 43) son los alcaldes, junto al consejo municipal, quienes deben ocuparse de actualización del Plan Regulador. Hasta la fecha la administración municipal de Estación Central no ha avanzado en esta materia, con lo que ha mantenido a los vecinos y vecinas sin herramientas para resguardar la calidad de vida, los barrios verdes, el patrimonio y los barrios de la comuna. En cambio, la municipalidad ha aprobado una decena de proyectos inmobiliarios, acompañados de las numerosas externalidades negativas que hemos señalado. De este modo, en lugar de crecer armónicamente de manera responsable y planificada, la comuna se ha transformado en un espacio abierto a la especulación inmobiliaria, la cual modela el territorio haciendo de sus calles en un botín para que las constructoras embolsen millones, sin ningún tipo de retribución a la comuna y su desarrollo urbano.
El municipio actual, recién este año congeló los permisos de edificación, por instrucción de la intendencia, pero aún desconocemos qué significa esto realmente: si se impulsará o no un plan regulador, cuándo y cómo será diseñado, cuáles y cuántos proyectos inmobiliarios se encuentran aprobados y por empezar a construirse, son todas preguntas sin respuesta.
La propuesta de gobierno comunal que lidera Doris González, junto a los concejales que la acompañan, comprende que el Plan Regulador es la principal herramienta con la que cuenta la comunidad para controlar la altura de las construcciones y proteger la calidad de vida de las personas y los barrios. Es por ello que rechazamos tajantemente las medidas inconsultas en temas tan relevantes como este. Nuestro compromiso es trabajar por una Estación Central con un Plan Regulador actualizado, desarrollado con los especialistas del más alto nivel, pero principalmente, en conjunto con la ciudadanía y con participación activa en todas sus etapas.
No tenemos por qué conformarnos con que las cosas sigan igual. Esto no implica oponerse a las nuevas edificaciones ni mucho menos a la necesaria modernización de la comuna. Al contrario, sabemos que la ciudad actual requiere de alternativas habitacionales que puedan enfrentar la demanda de viviendas existente, pero esto debe hacerse con reglas claras y compartidas por el conjunto de los vecinos y vecinas que componen nuestra comunidad. Asimismo, esta regulación debe ordenar la situación en torno a los terminales, las rutas de acceso, la conectividad y salida de los miles de buses que circulan por la comuna.
Trabajar en esta línea es trabajar por una verdadera modernización de la comuna, que ponga un alto a la especulación y el abuso de las inmobiliarias y que tenga el foco puesto en desarrollar una comuna que afiance su carácter residencial y de servicios, que mantenga las actividades productivas y comerciales necesarias, que tenga espacios públicos suficientes y que avance planificadamente con la participación de todos y todas sus habitantes.