La desorientación en política de educación en sexualidad: ¿De nuevo las JOCAS?

La desorientación en política de educación en sexualidad: ¿De nuevo las JOCAS?

Por: Leonardo Arenas Obando | 04.07.2016
Ciertamente que la senadora Goic se anota un punto en poner el tema de la educación sexual en la agenda mediática, pero lo vuelve a situar desde la normalización de las prácticas sexuales de las/os adolescentes y quizás con una mirada bio-médica. Me siento más cercano al movimiento secundario que ha estado solicitando, desde aquella gesta del 2006 y que ha continuado este movimiento, “educación sexual laica y no sexista”.

La senadora y presidenta de la DC, Carolina Goic, ha notificado por la prensa que agendará reuniones con la Ministra de Educación y con el Director de INJUV para plantearles la idea de reeditar las Jornadas de Conversación sobre Sexualidad y Afectividad que el Presidente Frei implementara en 1996. El fundamento de la idea radica en la prevención de los embarazos en adolescentes y el peligro de aborto que conlleva, “si las/os adolescentes tuviesen ese espacio de confianza donde contar sus temores, no sólo se evitarían abortos especialmente en sectores vulnerables, sino que tendríamos un desarrollo más sano de la sexualidad” expresó la Presidenta de la Comisión de Salud del Senado.

La intención de abordar el tema de la educación sexual ya había sido expresado por la Ministra de Salud, Carmen Castillo, durante la conmemoración del Día Internacional de lucha contra el SIDA  (el 01 de noviembre del año pasado), en donde indicó que se habían iniciado conversaciones con el Ministerio de Educación para retomar lo que existió en su momento, acciones de educación sexual y afectividad. Consultado el MINEDUC, informó que “a petición de las ministras de Educación y Salud se constituyó en septiembre un equipo de trabajo conformado por representantes de ambos ministerios y de la Superintendencia de Educación para levantar un diagnóstico sobre la implementación de los planes de sexualidad, afectividad y género, que por ley son obligatorios en enseñanza media”. Lo que supimos, por información solicitada apelando a la Ley de Información Pública, es que existe un Plan Estratégico de Educación en Sexualidad, Afectividad y Género desde julio de 2015, aunque hasta el momento no tenemos evaluación de las acciones comprometidas el año pasado.

Las Jornadas de Conversación sobre Sexualidad y Afectividad que se implementaron en el gobierno de Frei, tuvo el mismo basamento que el declarado por la senadora Goic: la disminución de los embarazos en adolescentes, que en ese momento ascendían a 40 mil nacimientos vivos en dicho grupo etareo. A raíz de un reportaje publicado en el Diario El Mercurio, en donde una fotografía mostraba a dos escolares con condones en la mano (lo que en su momento fue calificado como montaje fotográfico por los padres de los escolares) provocó la airada reacción de los sectores conversadores y de parte de la Iglesia Católica, encabezada por Monseñor Medina quien incluso llamo “amoral” a Sergio Molina, Ministro de Educación de la época.

 Pero, ¿es posible reeditar las JOCAS?

Sobre esta estrategia existe variada literatura que incluyen evaluaciones de su implementación y que revelaron una alta adhesión de padres, madres, profesores y estudiantes. Pero las condiciones históricas son otras y debemos abocarnos a honrar los compromisos contraídos como país y volver a ser un país serio en estas materias.

En 2008, representantes del Ministerio de Educación y de Salud firmaron, en el marco de la XV Conferencia Internacional del SIDA realizada en Ciudad de México, el Documento Ministerial “Prevenir con Educación” que estableció metas al 2015. La última evaluación de dicho documento reveló que nuestro país es el que menos avances presenta respecto de dichas metas, siendo el área de educación la se encuentra mayoritariamente deficitaria respecto de las metas acordadas, no existiendo pronunciamiento alguno respecto de esa evaluación. Bueno, quizás no están enterados de ese compromiso.

Y en 2013, participamos de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo que aprobó el Documento: “Consenso de Montevideo”, que acordó en el punto 11: “Asegurar la efectiva implementación de programas de educación integral para la sexualidad, reconociendo la afectividad, desde la primera infancia, respetando la autonomía progresiva del niño y las decisiones informadas de adolescentes y jóvenes sobre su sexualidad, con enfoque participativo, intercultural, de género y de derechos humanos” además de implementar servicios de salud sexual y salud reproductiva integrales, oportunos y de calidad para adolescentes y jóvenes.

Pero si esto fuese poco, la propia legislación nacional, mediante la Ley Nº 20.418, establece la obligatoriedad de impartir programas de educación sexual en la enseñanza media. El artículo primero, inciso cuarto, dice: “...los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado deberán incluir dentro del ciclo de Enseñanza Media un programa de educación sexual...” y esto no ha sido fiscalizado por la Superintendencia de Educación; ni el Ministerio del ramo ha dispuesto los materiales necesarios para su implementación.

Ciertamente que la senadora Goic se anota un punto en poner el tema de la educación sexual en la agenda mediática, pero lo vuelve a situar desde la normalización de las prácticas sexuales de las/os adolescentes y quizás con una mirada bio-médica. Me siento más cercano al movimiento secundario que ha estado solicitando, desde aquella gesta del 2006 y que ha continuado este movimiento, “educación sexual laica y no sexista”.

No puedo existir educación sexual para controlar y prevenir las conductas de las/os adolescentes, debe existir educación en sexualidad como existen las matemáticas y las ciencias naturales; primero porque es un derecho, que debe incorporarse de manera sistemática en el proceso educativo (es decir, no más talleres con presentaciones en power point de raigambre de educación bancaria denunciada por Freire hace una porrada de años), pero que además aborde las problemáticas y comportamientos actuales de las/os adolescentes. Y segundo, por nombrar solamente dos, se debe incorporar el placer como motivo central del ejercicio de la sexualidad.

No tenemos aún la Encuesta Nacional de Juventud que tiene un atraso de un año en la entrega de sus resultados; pero podemos adelantar nuevos datos: Sigue bajando la brecha de edad en el inicio sexual entre varones y mujeres, es decir, las/os adolescentes se inician cada vez más con sus pares; además de iniciarse en relaciones menos comprometidas, en donde surge la categoría de andante y las/os amigos con ventaja. Aumentó el uso de anticonceptivos en el inicio de la vida sexual, hay mayor repertorio de las prácticas sexuales (juegos eróticos sin penetración, sexo oral, sexo anal) y hay mayor conocimiento de su propio placer, es decir, de permitirse el goce en una relación sexual.

Ciertamente que hay nuevas brechas que abordar: Sigue existiendo un doble estándar respecto de las prácticas sexuales de mujeres y hombres; a su vez, las mujeres dan más sexo oral y reciben menos lo que revela aún una concepción de pasivas en la relación sexual y de dominación por parte el sexo masculino y debemos establecer políticas educacionales que protejan a las personas transgéneros del bullying, la discriminación y el estigma. Y respecto de los embarazos en adolescentes, esto han disminuido año a año, lamentablemente no con la misma intensidad en el grupo etareo menor de 15 años y esa es una deuda gigantesca que tenemos que abordar prontamente.

Lo claro, es que requerimos una Política de Educación en Sexualidad, quizás sean JOCAS para un nuevo siglo. Tengo la esperanza que el debate recién esté comenzando.