Los medios de comunicación frente a la violencia contra las mujeres
El 11 de marzo 2016 salimos a la calle a exigir un Alerta contra la violencia machista o Alerta de Género debido a que cónyuges o ex, desconocidos o pololos habían perpetrado siete femicidios en siete días, además de otras brutales agresiones a mujeres y niñas. Todavía no se había cometido la terrible agresión a Nabila Rifo que impactó a todo el país.
El martes 17 de mayo Nabila fue trasladada a la Posta Central en Santiago y desde entonces varias organizaciones feministas hemos estado acompañándola; hemos repudiado la violencia, manifestado nuestro dolor y rabia; hemos expresado que la violencia es un continuo en la vida de las mujeres, más allá del ámbito familiar; hemos conversado con muchas mujeres y hombres que se han detenido a preguntar por su estado de salud, y otras tantas que han contado su propio sufrimiento por vivir o haber vivido con agresores.
Los medios de comunicación cubrieron esta acción solidaria, de protesta, en dos o tres ocasiones, siempre en un contexto de hechos sanguinarios y victimización de las mujeres. Es un guión que ya conocemos. Frecuentemente los medios solicitan a la Red Chilena contactos de mujeres agredidas para dar testimonio en sus reportajes, buscan “casos”. Nunca los hemos proporcionado, porque sabemos que mientras más atroz es la violencia y más dañada está la víctima más impresionante es su noticia, pero más ineficaz para generar conciencia sobre el problema.
En 2016, se han cometido 21 femicidios y 54 femicidios frustrados, en tanto el Ministerio Público registra 4.529 causas ingresadas por delitos sexuales entre enero y marzo.
Una tesis doctoral[1] que ha analizado el efecto imitación en 30 casos de femicidio cometidos en Barcelona entre 2004 y 2009, ha concluido que la probabilidad de que se cometa un femicidio es más elevada cuando previamente han aparecido noticias de asesinatos de mujeres en la prensa y la televisión. "Se trata del llamado efecto imitación: el poder de los medios de comunicación para provocar una epidemia de conductas similares", expresó la autora.
Un estudio anterior[2], analiza la relación entre medios de comunicación y los posibles efectos de la cobertura informativa de los femicidios, entre ellos:
a) Presentar la violencia contra las mujeres como un problema individual/de pareja. Estos enfoques mantienen una desconexión entre los femicidios, presentados como casos aislados e individuales, y la violencia doméstica como un problema social más amplio.
b) El efecto imitación (o copy-cat). Reconociendo que los hombres sólo piensan en el homicidio como última alternativa –probablemente cuando la violencia no ejerce su efecto de control- al ver en los medios de comunicación cómo otro hombre ha matado a su mujer pueden encontrar elementos semejantes, sentimientos significativos, que les refuerzan su decisión de cometer el crimen.
c) El incremento del miedo en las mujeres. “La violencia ejercida contra mujeres y niñas es una manifestación extrema de la desigualdad y discriminación por motivo de género y a la vez una herramienta, a veces mortal, para mantener su situación subordinada”. Por ello, el miedo a ser víctimas de violencia, a menudo alimentado por la prensa, constituye también un mecanismo que contribuye a asegurar la subordinación de las mujeres.
d) Efecto protector. Las noticias, cuando están enfocadas ya no en los crímenes sino en las medidas frente a la violencia contra las mujeres y los femicidios (relativas a leyes, declaraciones y entrevistas con políticos y figuras clave en el ámbito de la violencia contra las mujeres o los actos públicos que condenan este tipo de delitos) tienen efectos protectores. En España, este efecto se reconoció cuando se aprobó una nueva ley sobre violencia contra las mujeres. En Costa Rica, al ser aprobada la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres en 2007, se produjo un importante descenso en las cifras de femicidio, prácticamente la mitad que en años anteriores, explicable únicamente por la entrada en vigencia de la Ley y la amplia difusión que tuvo en los medios de comunicación.
La Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, mediante la Campaña ¡Cuidado! el machismo mata, y cientos de organizaciones de mujeres y feministas, en décadas de lucha por la visibilización, identificación y erradicación de la violencia hacia las mujeres conocemos otro efecto, que no deriva de los medios de comunicación ni es cubierto por ellos: el efecto afirmativo de la acción de las mujeres. Saber que no estamos solas.
Las estudiantes universitarias, que no denunciaban a los profesores acosadores o lo hacían sabiendo que estos gozaban de impunidad, están denunciando el acoso sexual cada día con menos miedo y más decisión; historiadoras y docentes de distintas universidades han denunciado y presionado para que se sancione a los profesores acosadores; las alumnas del Liceo Nº1 hicieron pública su denuncia al machismo de sus compañeros del INBA y el Instituto Nacional: “piden igualdad y calidad, pero al momento de marchar actúan sin pensar”, abriendo con ello la discusión al menos en estos liceos; las cónyuges o compañeras de trabajo de “autoridades públicas”, los están denunciando aunque dañen su imagen, lo que correspondería ahora es que sean inhabilitados de sus cargos; el observatorio contra el acoso callejero (OCAC) por su parte, está contribuyendo a desnaturalizar esta agresión; empiezan a proliferar los talleres de autodefensa de mujeres, entre otras acciones afirmativas que en la actualidad están impulsando las feministas.
Estas manifestaciones, sin embargo, tienen cabida solo en escasos medios de comunicación - la mayoría independientes y virtuales - que cubren las acciones de miles de mujeres a lo largo de Chile que denuncian, protestan, resisten la violencia machista y luchan por un mejor vivir para todas.
Estar en la calle acompañando a Nabila corrobora lo que ya sabíamos: las mujeres afirmamos nuestro poder cuando sabemos que no estamos solas. Basta haber escuchado a una mujer que, al ver nuestra protesta, había cortado su relación porque según nos dijo: “yo habría sido la próxima”.
La información es necesaria, pero con un enfoque distinto, sin el sensacionalismo que llama al morbo y sin las imágenes que solo sirven para dar ideas a los agresores y provocar más miedo a las mujeres. ¿Por qué no cubren las acciones realizadas por miles de mujeres, manifestando repudio a la agresión a Nábila en Coyhaique, Chile Chico, Caleta Tortel, Puerto Montt, Villlarica, Valdivia, Panquipulli, Temuco, Concepción, el Maule, Calera de Tango, Santiago, Valparaíso, Quillota, Quilpué, Los Andes, San Antonio, La Serena, Copiapó, Antofagasta y Arica, entre otras ciudades?
[1] Isabel Marzabal Manresa. “Los feminicidios de pareja: efecto imitación y análisis criminológico de los 30 casos sentenciados por la Audiencia Provincial de Barcelona (2006-2011)”. Universidad de Barcelona y UNED, 2015.
[2] Patsilí Toledo y Claudia Lagos. Medios de comunicación y homicidios de mujeres por razones de género: apuntes sobre los casos de Europa y América Latina. Fundación Heinrich Böll, 2014.