El triple femicidio de Miguel Santiago

El triple femicidio de Miguel Santiago

Por: Académicas del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Chile | 23.05.2016
Las muertes de Fraulein Alfaro (38) y sus dos hijas, María Jesús (7) y Natalia (2), pusieron en tela de juicio la actual ley con que se investigan los femicidios.

A fines de marzo del 2015 un fenómeno de lluvias torrenciales en la región de Atacama aumentó el caudal del río Salado, provocando un aluvión que arrasó con todo a su paso, desde Diego de Almagro hasta la costa en Chañaral. El 26 de marzo, 800 km. al sur en Quinteros, Juan Pablo Aravena recibió un mensaje en su cuenta de Facebook. Fraulein Alfaro Díaz, su excompañera de curso en la enseñanza básica del campamento minero de El Salado, armó un grupo de varios exalumnos para saber cómo estaban luego del temporal. Pese a que también viven en una zona afectada por el temporal la familia de Fraulein no recibió ningún mensaje preguntando si estaban bien. No se veían y ni siquiera sabían que se había casado. El 20 de mayo, sin embargo, el sobrino de Fraulein leyó una noticia en internet y empezó a gritar frenéticamente preguntando por los nombres de sus primas. A las cinco de la tarde se enteraron de que tanto Fraulein Alfaro (38) como María Jesús (7) y Natalia (2) habían sido estranguladas en La Florida.

El aislamiento de Fraulein

Siempre descrita como muy alegre y sociable, Fraulein entró a estudiar Asistencia Social en la Universidad Mariano Egaña cuando salió del colegio Divina Providencia de Ovalle. Luego se especializó con un diplomado en mediación familiar. Fue en ese momento que abandonó Ovalle y se movió hasta Santiago buscando mejores oportunidades laborales, ciudad donde conoció a Miguel Santiago a través de una amiga. Luego de un par de meses de relación, Fraulein quedó embarazada. Cuando en 2007 nació la pequeña María Jesús, Fraulein volvió a Ovalle por un lapso corto, recibiendo el apoyo de su madre, Silvia Díaz, en la crianza de la niña. Un tiempo después volvió a la capital y se instaló con Miguel Santiago en una casa en las cercanías del Mall Plaza Vespucio en La Florida.

Al distanciamiento físico de su familia se sumó un momento de quiebre en octubre del 2009, cuando Fraulein llegó acompañada de Miguel para el entierro de su madre en Ovalle. Sólo un par de días después del funeral Óscar Alfaro llegaba con sus maletas a rastras a la casa de sus hijas mayores en Copiapó. A través de sus primas ovallinas, Mónica y Gabriela Alfaro confirmaron que su padre había sido declarado interdicto en un confuso incidente con Miguel Santiago y Fraulein y que la casa de la población Portal de Tuquí en Ovalle había sido vendida en cuarenta millones de pesos. Las primas también alertaron que Miguel no había dejado sola a Fraulein en ningún momento. En medio del duelo por su madre, Fraulein no tuvo ninguna conversación con su familia sin la presencia de Miguel Santiago. La última familiar que visitó a Fraulein fue su hermanastra Mónica el año 2014, quien viajó hasta Santiago cuando nació la pequeña Natalia para conocerla.

En el matrimonio civil celebrado en Vitacura entre Fraulein y Miguel el 16 de enero del 2015 no había ninguna persona de la familia de la mujer, sólo del entorno de Miguel, el que también era bastante reducido: su madre, Graciela, había vivido un tiempo con la pareja, pero abandonó la casa por problemas de convivencia. Un sobrino de Miguel Santiago también vivió con ellos en La Florida, pero se fue atemorizado del lugar. Según se relató en el juicio contra Santiago, las sospechas de que Fraulein lo engañaba lo llevaron incluso a perforar los condones de su sobrino adolescente buscando tener pruebas. En el Estadio Sirio, donde trabajaba como contador, distintos funcionarios señalaron que era muy prepotente y podía ser violento.

María Jesús destacaba en el colegio católico de La Florida donde estudiaba y era considerada como una niña muy inteligente, al igual que Fraulein en su infancia. Recordando su visita de 2014, Mónica Alfaro señala que “Miguel estaba muy orgulloso de ella. La miraba fascinado, escuchaba todo lo que decía”. Sin embargo, la obsesión de Santiago con las supuestas infidelidades de Fraulein lo hacían dudar de su paternidad de las niñas. En su testimonio a la fiscalía, el jefe de Miguel Santiago señaló que éste le dijo que Fraulein le habría confesado que María Jesús y Natalia no eran sus hijas. La defensa de Santiago dijo en su alegato final, en diciembre del año pasado, que esto “evidentemente produjo una alteración en el acusado”.

Para la sicóloga y docente Paula Sáez, con más de 20 años de experiencia en el tema, para los agresores es clave aislar a las víctimas: “Así mantienen sus espacios de control resguardados sin que los otros puedan intervenir. Aíslan a las víctimas para aumentar la dependencia psicológica, afectiva y económica. Reducen su mundo para que esté sólo él presente, así tienen todo el poder y espacio”, explica. Fue en una de las frecuentes peleas de la pareja que Miguel revisó su teléfono y encontró la conversación con Juan Pablo, el ex compañero de colegio.

Juan Pablo y Fraulein no habían tenido contacto desde 1988. “La última vez que la vi fue en sexto básico. Éramos amigos y siempre competíamos el primer lugar en notas del curso”. Para él, Fraulein se caracterizaba por tener muchos amigos. “Su papá tenía una camioneta y cuando la iba a buscar al colegio nos echaba a todos arriba”, recuerda.

Sólo un par de semanas después de que Fraulein hubiera enviado el mensaje a sus excompañeros, Miguel Santiago agregó a Juan Pablo a Facebook, escribiéndole “¿Sabes quién soy?”. Juan Pablo reconoció al marido de Fraulein por su nombre. Extrañado, le comentó a Fraulein el pequeño incidente. “No le hables nada, es muy celoso”, le rogó ella. Fraulein le comentó que Miguel le había ofrecido el divorcio y pagarle estudios en el extranjero si renunciaba a la custodia de las niñas. En su testimonio ante el Séptimo Tribunal Oral en lo Penal, Jaime Aguayo confirmó esto contando que Miguel le comentó que le había hecho esta oferta a Fraulein pero a cambio de que “no rehiciera su vida”.

Los vecinos no la conocían mucho, y los que hablaron con la prensa luego del crimen señalaron que Fraulein salía muy poco a la calle y, cuando lo hacía, usaba gruesos lentes oscuros, porque “se sabía que la golpeaban”. En el barrio de la calle Froilán Roa las casas son pareadas y las discusiones de la pareja eran escuchadas por muchos vecinos. En sus conversaciones cotidianas en el trabajo, Miguel Santiago alegaba que Fraulein lo agredía. A partir de mayo Miguel Santiago empezó a llegar tarde al trabajo y a tener un mal aspecto. A su jefe le dijo “tenemos problemas con la Flora” y le explicó sus dudas sobre la paternidad de las niñas.

La tumba de la poetisa de Ovalle

El 5 de mayo de 2015 el administrador del Cementerio de Ovalle, Guillermo Rojas, recibió un llamado de un hombre que preguntaba por la tumba de una “poetisa y escritora ovallina” llamada Silvia Díaz. Era la tumba de la madre de Fraulein, quien nunca se dedicó a las letras. Según testificó Rojas, este hombre, sin identificarse, le preguntó si la tumba estaba en buenas condiciones, ya que previamente les había llegado una carta solicitando su arreglo.

Sin saber que era la única persona con la que mantenía contacto, Juan Pablo siguió conversando con Fraulein vía whatsapp, omitiendo el extraño incidente con Miguel: “Ahí empezó a contarme cosas de él”, relata. Sobre la relación de Miguel Santiago con María Jesús y Natalia, le dijo que era “buen papá pero de muchos gritos. Pasaba rápido del grito al llanto y luego a la risa”. Sin embargo, poco a poco fue revelando más cosas: “me dijo que era celópata, que le cortaba los recursos en la casa y la obligaba a estar encerrada”, contó a El Desconcierto.

El 15 de mayo Miguel le escribió por mensaje a Jaime “esto explotó”. Cuatro días después Juan Pablo recibió un último mensaje de whatsapp de Fraulein: “Quedó la patá. Después te cuento”. La madrugada del 20 de mayo, el jefe de Miguel en el Estadio Sirio, Jaime Aguayo recibió una llamada teléfonica: “no aguanto más a esta mina, no me deja dormir, voy a irme caminando al estadio”, le dijo Santiago. A las 7 de la mañana, los vecinos sintieron la cadena que Miguel movía para sacar el auto. Un rato después Aguayo recibió otra llamada, en la que Miguel le dijo que había cambiado sus intenciones de caminar desde La Florida a Vitacura ya que “la Jesús se despertó y se puso a llorar”.

Es probable que con sus llamadas y la historia de la caminata hasta el Estadio Sirio Miguel Santiago Donoso buscara establecer una coartada. A las 13:15 del 20 de mayo, su madre recibió un mensaje de texto de Miguel que decía “Chela necesito urgente que vengas a la casa, que alguien salte la reja, abajo hay una caja de zapatos, en el interior están las llaves. Tú no entres, que lo haga el Mauro y sobre la chimenea hay unas notas para que las sigas. Lamento lo que hice y espero que Dios me perdone, porque yo nunca lo haré.” El primero en entrar a la casa fue Carlos Santiago, su hermano, quien llamó inmediatamente a Carabineros. En el living había una carta de Miguel con instrucciones de realizar el entierro en Ovalle y un sobre con $200.000 mil pesos.

Todas las atenuantes, ninguna agravante

Ante la llamada de Carlos Santiago al 133 señalando que al interior de la casa estaba su cuñada, al parecer fallecida, y que había antecedentes de una pelea familiar, tres carabineros de turno entraron. Lo primero que hicieron fue cortar la luz, ya que la tina estaba llena y adentro había cables eléctricos colgando. Luego pudieron constatar que tanto Fraulein Alfaro como Natalia y María Jesús estaban muertas, con claros signos de haber sido estranguladas. Todas vestían pijama y estaban tapadas. María Jesús, además, recibió golpes en su cara y rodillas.

En la casa hacía calor, ya que la estufa y los calentadores de cama estaban prendidos y las junturas de las ventanas estaban selladas con papel confort. Según señaló la oficial de la Brigada de Homicidios de la PDI Daniela Vergara, quien llegó hasta la casa, esto indica que el lugar del crimen fue intervenido buscando mantener el calor corporal de las víctimas, volviendo así inexacta la hora de muerte.

Cinco días después, Miguel Santiago Donoso fue detenido a la entrada de un banco BCI de Vitacura. La cajera lo reconoció ya que desde que el crimen fue descubierto su rostro salía en las noticias. Según su primera y única declaración ese 26 de mayo de 2015, Miguel había vivido una verdadera odisea que incluía varios intentos de suicidio fallidos, incluso intentando ahogarse en el mar. Al mismo tiempo que intentaba probar su arrepentimiento por el triple asesinato, Santiago Donoso aprovechó de inculpar al que, según él, era el amante de Fraulein: Juan Pablo. Aún más: el “amigo” de su víctima habría alterado la escena del crimen dejando encendido el calientacamas.

Juan Pablo había acudido a la PDI de Quinteros apenas vio la noticia del asesinato de Fraulein, el día 20 de mayo. Se acreditó que nunca tuvieron ningún contacto más que esas conversaciones por whatsapp luego de décadas sin verse. La culpabilidad de Miguel Santiago, en tanto, no fue puesta en duda ni siquiera por su defensa. Sin embargo, pese a la contundente evidencia en su contra, en la sentencia emanada el veintinueve de diciembre del 2015 por el Séptimo Tribunal Oral en lo Penal se rechazaron las pretensiones del Ministerio Público, el SENAME y el SERNAM de obtener una cadena perpetua calificada, otorgando a su vez una cadena perpetua simple.

Los jueces rechazaron pruebas clave, como el llamado al cementerio de Ovalle. Si bien el peritaje telefónico comprobó que desde uno de los dos teléfonos incautados a Santiago se llamó a la administración del cementerio en la fecha y hora que se recibió la consulta sobre la tumba de la mamá de Fraulein, para los jueces eso no indica premeditación de Miguel. También rechazaron la agravante de alevosía señalando que la superioridad física de Santiago y el hecho de que estuvieran durmiendo no es suficiente. “Cuando empezaron a leer la sentencia me di cuenta al tiro de que la cosa no iba bien. Ahora siento que le fallé doblemente”, señala su hermana Mónica Alfaro.

Otro revés para los persecutores fue que no se tomó en cuenta la alteración de la temperatura en el sitio del crimen ni el intento de inculpar al amigo de su esposa, pero sí que Miguel Santiago entregó voluntariamente un hisopo con su saliva para peritaje. Este hisopo lo entregó no para colaborar sino para probar que no era el padre de Natalia y María Jesús, intentando sostener su tesis de la infidelidad y culpabilidad de Juan Pablo, pero aún así los jueces consideraron que constituía una “atenuante de colaboración sustancial con la investigación”, pese a que se negó a declarar.

Para Silvana Del Valle, abogada de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres y doctora en Ciencias de la Ley, “esto demuestra que para las autoridades la vida de las mujeres vale muy poco. La alevosía fue rechazada porque asfixiarlas durante el sueño no fue una circunstancia que Santiago buscase para asegurar su actuar en la desprevención de sus víctimas, aunque procedió entre las 3 y 4 AM, cuando las tres ya tenían un sueño profundo, obviando incluso jurisprudencia del mismo tribunal. El abuso de la fuerza física fue rechazado porque el femicida habría aplicado “sólo” una mínima fuerza para conseguir el acto de matar. Nos preguntamos qué otra fuerza podría haber empleado un hombre de 80 kilos contra una mujer de 48 kilos y dos niñas de alrededor de 24 y 12 kilos respectivamente”.

De acuerdo a la sicóloga Paula Sáez, los frecuentes llamados de las autoridades para que las víctimas denuncien se ven en entredicho con estos resultados judiciales. “Evidentemente hay una paradoja. Si bien el llamado a denunciar es justo y las víctimas tienen que tener conciencia de que pueden denunciar, esto no tiene ningún efecto porque están aisladas de sus redes y atemorizadas, ven un sistema judicial que no las protege (...) Si no creamos una conciencia social desde la educación hasta el Poder Judicial y Carabineros, que algo han avanzado pero no es suficiente, no sacamos nada con pedirles que denuncien”.

El 29 de febrero del 2016 la 4a Sala de la Corte de Apelaciones rechazó el recurso de nulidad que interpusieron SENAME, SERNAM y la Fiscalía. Pese a su persistencia en buscar una mayor condena, para Silvana Del Valle hay negligencia en su actuar. “En el alegato de clausura la fiscal dijo 'Si alguien hubiera puesto una denuncia no estaríamos aquí', lo cual es falso porque el 45% de las víctimas de los femicidios han denunciado o tenían medidas cautelares. Esto se suma a la actitud de los jueces y perpetúa la violencia institucional, aún de parte de los que deberían castigar al agresor, situando la responsabilidad en la víctima y su familia”, puntualiza.

Casos como éste pondrían en tela de juicio la actual ley de femicidios, que más bien modifica el tipo legal del parricidio cuando la víctima es o fue cónyuge. “Los actos femicidas, cuando terminan atentando con la vida de los niños, son una prueba de que esto es un último gesto de propiedad absoluto. El asesinato de tu hijo y mujer es una última forma de decir si no estás conmigo no estás con nadie: estás en mi poder tanto para dejarte vivir como para asesinarte”, señala Paula Sáez. A esa expresión de dominación se debe que, en el registro paralelo de femicidios que realiza la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, María Jesús y Natalia figuren junto a su madre Fraulein dentro del largo listado de las 58 víctimas del 2015.

El 4 de marzo pasado la familia de Fraulein fue al cementerio a celebrar su cumpleaños y aprovecharon de comprar el nicho por cinco años más. A un año de su asesinato, Mónica Alfaro aún enfrenta sentimientos de culpa por el fracaso judicial y la muerte de su media hermana: “Siento que fallé porque si me hubiera pedido ayuda, la habría escondido acá, porque ellos las buscan. Volví a fallar cuando rechazaron la apelación”. Mónica sigue las noticias sobre femicidios: “Estoy atenta a todos los que salen en la tele después de lo de ella, tengo rabia y tengo impotencia. Creo que hay mucho más que hacer, las posteo en mi facebook y dos o tres me comentan: mátenlo, cadena perpetua, pero hay mucho más que hacer. Hay que ser solidarias cuando está pasando. La mamá o familia de Miguel podría haberme dicho algo, por último que ella lo engañaba, lo que fuera. Para mi son cómplices. Cuando leí lo de la madre de la chica que casi mataron acá en Ovalle, que defendía al asesino, me quería morir”.

Entre las pocas cosas que conservan de Fraulein está su billetera, donde encontraron un papel de post it escrito. No saben a quién estaba dirigido porque les consta que no hablaba con nadie: “Hola, tengo un dolor gigante, una pena que no logro sacar. Sufro porque no tengo derecho a sentir esto y me alivia poder decírtelo, llorando te pido que borres este mensaje. Esperando que todo mejore, gracias por tu tiempo”. La letra es de Fraulein.

Tanto Jaime Aguayo como Carlos Santiago fueron contactados telefónicamente y por correo para este reportaje pero se negaron a responder.