La soberbia de los partidos tradicionales y las proyecciones de la Nueva Mayoría

La soberbia de los partidos tradicionales y las proyecciones de la Nueva Mayoría

Por: Juan José Moreno | 30.04.2016
Lo que quedó de manifiesto con el bochornoso espectáculo dado por la Nueva Mayoría el jueves pasado es que nunca existió voluntad de los partidos tradicionales para establecer primarias de legales, no hubo acuerdo hasta último momento por la falta de generosidad y construcción de mayorías, partidos tradicionales no están dispuestos a anteponer la necesidad de acuerdos amplios frente a sus propios intereses, sin importar como afecte esto a su propia legitimidad y de la actividad política de manera transversal.

El jueves pasado nos enteramos que la Nueva Mayoría no había cumplido los plazos para la inscripción de primarias legales, esto por la no presencia de todos sus dirigentes al momento de suscribir acuerdo ante Servel. Después de esto los partidos tradicionales se lanzaron contra el Servicio declarando que este habría excedido sus atribuciones, ya que la ley no sería expresa en exigir presencia física de las dirigencias partidarias. Sin querer entrar de manera detallada en este tema, señalarlo brevemente es útil para poner sobre la mesa una cuestión que pareciera mucho más relevante para las proyecciones políticas de la Nueva Mayoría.

Lo que quedó de manifiesto con el bochornoso espectáculo dado por la Nueva Mayoría el jueves pasado es que nunca existió voluntad de los partidos tradicionales para establecer primarias de legales, no hubo acuerdo hasta último momento por la falta de generosidad y construcción de mayorías, partidos tradicionales no están dispuestos a anteponer la necesidad de acuerdos amplios frente a sus propios intereses, sin importar como afecte esto a su propia legitimidad y de la actividad política de manera transversal. Sorprende ahora ver como dirigentes de estos partidos rasgan vestiduras, llamando de manera republicana a la responsabilidad, o sentenciando con el tono en que un padre sermonea a un hijo: ‘’nosotros siempre estuvimos por las primarias’’, porque como sabemos, después de la guerra todos somos generales.

Desde la Izquierda Ciudadana no era raro considerar como una de las opciones posibles la no suscripción de acuerdo para primarias. Esto porque veíamos que los acuerdos se estaban tomando como si las fuerzas más pequeñas –por el momento- y emergentes de la Nueva Mayoría no existieran, los partidos tradicionales pensaban excluir totalmente a las nuevas fuerzas que hoy conforman la Nueva Mayoría. Desde la Izquierda Ciudadana apuntamos a devolver la política a la ciudadanía, por abrir espacios para que la política se haga de nuevas formas, porque entendemos que las cosas tal y como están no dan para más. Fue iniciativa de los partidos políticos extender el plazo para la inscripción de primarias legales, sabiendo que las negociaciones no podrían estar resultas antes. Es vergonzoso que incluso con la extensión legal de este plazo los partidos de la Nueva Mayoría estuvieran hasta el último día sin poder llegar a un acuerdo, desprestigiando aún más la noble tarea del servicio público y de la política como herramienta de trasformación social.

La exclusión a la cual nos referimos no es paranoia, no es el típico recurso que usa el ‘’partido chico’’ para victimizarse por su incapacidad de convencer a un grupo mayor de ciudadanos. Esta tiene otro precedente que es de público conocimiento: la conformación de sub-pactos para concejales. Los partidos tradicionales apostaron desde siempre por la exclusión de la IC y el MAS, sin tener la voluntad para incluirnos en alguna de las dos listas competitivas. En nuestro caso fue más brutal, ya que ni siquiera se esperaba nuestra legalización, pensando que sin esta podrían entregarnos un par de cupos a concejales, que tendríamos que por supuesto agradecer. A pesar del intento por exclusión, hoy la Izquierda Ciudadana es un partido legal, con cuatro regiones inscritas y cuatro más que se ingresaran durante las próximas semanas, además, hoy se hace público un tercer pacto más fuerte y competitivo, en donde además de la Izquierda Ciudadana y el MAS, se suma el Partido Radical.

Como conclusión cabe reflexionar ante la soberbia de los partidos tradicionales y, si es que sus formas de actuar pueden seguir siendo las mismas de los últimos 20 años. A principio de los 90’s la salida del PH y otras fuerzas menores no tuvo gran significancia para la Concertación, sus cuatro partido generaban la gobernabilidad necesaria para seguir dirigiendo el país. Hoy en cambio, con un bajísimo nivel de participación electoral, desconfianza de la ciudadanía de la actividad política y una serie de fuerzas emergentes que cada vez tienen más fuerza, surgen legítimas dudas de la capacidad que tiene los partidos de la ex Concertación para poder seguir menospreciando a una serie de fuerzas emergentes, que buscan de forma legítima, transformar Chile.