Las reacciones de los peruanos en Chile sobre la segunda vuelta: ¿ la "china" o el "gringo"?
Son las 14 horas 15 minutos del lunes post elecciones en Perú. La plaza de Armas de Santiago luce más vacía de lo habitual, pues la mayoría de sus transeúntes almuerzan en los locales aledaños.
Este lunes de otoño, los primeros conteos indican que Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski (PPK) han pasado a la segunda vuelta del 5 de junio, cuando se defina al próximo mandatario del Perú. Ante estos resultados, la comunidad peruana residente en Chile, la más grande de extranjeros en el país, no es indiferente al resultado y pese a la distancia, sigue de cerca el acontecer político en su tierra natal.
117 mil 925 peruanos y peruanas componen la comunidad que lleva décadas asentada e integrada, en mayor o menor medida, en Chile. Han traído con ellos su cultura, comidas y tradiciones. Por eso, basta recorrer una cuadra, al costado de la Catedral de Santiago, para encontrarse con un trozo del Perú.
En la vereda norte, el rojo y blanco ocupa gran parte de letreros comerciales que ofrecen algún servicio para apalear la nostalgia. Punto Perú es el más extenso y tiene entre sus diversas patentes comerciales un centro de llamados, una casa de cambio de dinero y una peluquería. Más allá, se instala un pendón que promociona la venta de productos importados, destacando la Inca Kola, el rocoto, la leche Gloria, el ajino moto y el clásico chocolate Sublime.
Estos forasteros, provenientes de la tierra del gran poeta César Vallejo, forman parte de una comunidad tan numerosa como diversa. Desde grandes empresarios hasta modestos trabajadores y obreros, los peruanos que habitan en Chile se reúnen entre sus pares de acuerdo a sus estratos sociales.
Muchos de ellos han sido víctimas de discriminación y racismo. Es en la Plaza de Armas donde se concentra, quizás, la parte más vulnerable de su población. Algunos sin los papeles en regla. Otros, dependiendo de trabajos temporales y sin ningún tipo de seguridad social o laboral, sólo concentrados en ahorrar lo poco que ganan para enviarselo a sus familiares en Lima, Trujillo o Arequipa. Y es tal vez por estas circunstancias que siguen tan de cerca los últimos sucesos en su país. A veces, el arraigo es el mayor escudo para defenderse de la soledad.
Allí, en el Centro Comercial Caracol ubicado a la altura del 1043, los restaurantes colapsan su capacidad y la gente se acumula en los pasillos esperando una mesa vacía. En El Rincón Limeño, un pequeño restaurante del cuarto piso, un hombre consigue una mesa.
-“Aproveche, siéntese acá. Yo también estoy solo”, dice entusiasta con un gesto cómplice.
Se trata de Jorge, un señor de 64 años que sólo lleva 5 meses en Chile y mientras ordena un menú que incluye sopa, pollo asado con ensalada y arroz, mira de reojo la televisión. TeleSUR muestra infografías con los resultados electorales de este domingo 10 de abril. El Rincón Limeño se encuentra en su máxima capacidad y aunque la televisión está en silencio, todos comentan lo que exhiben las imágenes.
“Yo votaría en segunda vuelta por PPK. Fue ministro y tiene experiencia. Pero Keiko es lo mismo que su padre y fue él quien terminó con los sindicatos y dañó la estabilidad laboral en el Perú”, dice este migrante que ahora trabaja de 10 de la noche a 6 de la mañana en una panadería.
Dice que fue por ese tipo de políticas que la situación empeoró y la realidad de los jubilados es tan vulnerable. Jorge, quien espera jubilar este año, decidió viajar tres días y dos noches en bus desde su natal Lima, para llegar a Santiago.
De Lima no extraña nada más que a sus tres nietos. Dice que acá encuentra todo lo demás: comida, Inca Kola y sobre todo, muchos compatriotas.
Después del almuerzo, también en calle Catedral, dos mujeres conversan en el frontis de un centro de llamados. Marta y Claudia, ambas de Lima y con 10 años de residencia en Chile, son seguidoras de “la china”. Keiko Fujimori, que en realidad tiene origen japonés, es la favorita de los peruanos en Chile. Ese éxito, según las amigas limeñas, se debe a que supo frenar el terrorismo que en los años 90 golpeaba al país vecino bajo la firma del Sendero Luminoso. Marta y Claudia ven como un legado valioso el autoritarismo de Fujimori padre. Creen que la hija puede repetir la experiencia llevando orden y progreso al Perú. Los demás, dicen, sólo son corruptos o terroristas. Por eso la izquierda no es una opción y los demás candidatos, oportunistas y ladrones.
Del otro lado de la calle, en el borde de la Catedral, 6 hombres conversan y ríen fuerte. “Estamos esperando que nos salga algún pololito”, dice uno de ellos, en referencia a los trabajos temporales en la construcción. “¿Por quién votamos? Keiko, Keiko, Keiko”, dice el más entusiasta mientras los otros acompañan el coro. El único que se resta, observa con desconfianza.
“Lo que pasa es que el pueblo peruano es ignorante. Se vende por un kilo de arroz o de camote y es capaz de regalarle su voto a un asesino como Fujimori”. Para él, el único incrédulo del grupo, la época del fujimorismo es un recuerdo oscuro. “En Perú no tenemos muchas opciones. O votamos por el chino o votamos por el gringo (PPK). Ante eso qué hacemos”, se pregunta desanimado.
Ninguno quiere dar su nombre. Tienen miedo de alguna represalia. Ven con atención lo que sucede en su país porque todos piensan volver lo antes posible. Un año o quizás dos, dicen casi al unísono. No se proyectan en Chile y, quizás por lo mismo, dicen que no están muy enterados del escenario político nacional. Recuerdan el primer mandato de Bachelet como un buen período, pero piensan que no ha cumplido lo que prometió a los migrantes durante la campaña de su segundo mandato.
En el corazón de la Plaza de Armas, en una banca bajo un árbol, un grupo de 5 personas comenta, también, los resultados. “Nadie le cree al gringo, pues. Por lo menos sabemos quién es la gente que acompaña a la china. Es la misma que estuvo con su padre y ellos tienen experiencia. Todos roban, pero mientras les roben a los ricos y no le afecte al pueblo, no importa mucho”, dice Luis. Asegura que no pudo votar porque no alcanzó a hacer el cambio de domicilio, pero que de hacerlo lo hubiera hecho por Keiko Fujimori. Las cuatro mujeres que lo acompañan dicen que Luis está en lo cierto. Que ellas quieren lo mejor para el Perú y que la única que puede asegurarlo es la hija del ex presidente.
Reacios a comentar mucho la política nacional chilena, dicen que la idea que más les entusiasma es la de tener por primera vez a una mujer como presidenta. “Como les pasó a ustedes con Bachelet”, agrega Sonia.
Gloria, la más joven del grupo, dice convencida: “Da igual si es mujer o no. Yo quiero volver a Lima, pero necesito estar segura que tendré comida para mis hijos. Hasta que eso no pase, seguiré trabajando en Chile y votando cada 5 años, como todos”.