Industrias salmoneras serían responsables de muerte de 23 millones de salmones
La industria salmonera vuelve a estar en crisis y el mar austral vuelve a estar en agonía. El 29 de febrero las empresas del sector informaron a la Superintendencia de Valores y Seguros que 34 mil toneladas (ha aumentado a 39 mil) de salmones murieron a causa de un “bloom” de algas, lo que se ha traducido en 23 millones de peces muertos en 38 centros de engorda de salmones.
Pese a que tanto medios de comunicación, el ministro de economía Luis Céspedes, empresas y centros de investigación relacionados a la industria salmonera han culpado al fenómeno de El Niño y las altas temperaturas de este verano, las evidencias científicas y un informe de Fundación Pumalin del 2012 advirtieron que la insalubre industria del salmón sufriría una nueva crisis. Y los responsables no serían otros que las empresas salmoneras que han contaminado los mares.
El colapso del mar provocado por la industria
En el informe realizado por Fundación Pumalin el año 2012, institución que había sido encabezada por el fallecido ecologista norteamericano Douglas Tompkins, se repasaban las condiciones insalubres del cultivo de salmones en los mares australes entre Puerto Montt y Aysén.
En ese informe se preveía una nueva crisis de la industria salmonera, llamada “la agonía 2.0”, causada principalmente por la expansión y aumento de la densidad de los centros de engordas de salmones (de 25 a 30 kilos de salmón por metro cúbico de agua), que causó la eutrofización del ambiente acuático.
Este proceso de eutrofización “es la principal consecuencia de las salmoneras sobre el medio acuático” y consiste básicamente “en el colapso de los ecosistemas por la excesiva carga de nutrientes generados por la salmonicultura intensiva tanto en lagos como en fiordos”, cuenta el experto de Fundación Pumalin, el biólogo marino Héctor Kol.
Es precisamente el colapso de los ecosistemas marinos que debido al ingreso de materia orgánica (carbono) sobre las capacidades de este para dispersar o reciclar el material, lo que hace finalmente que “la vida es imposible por los bajos niveles de oxígeno por columna de agua o sedimento”, explica Kol.
En este sentido, aclara el informe de Pumalín, el Virus ISA del 2007 “demostró la fragilidad operativa de la industria salmonera chilena, cuyo funcionamiento se realizaba con total ausencia de medidas efectivas de regulación ambiental, como además con un desconocimiento de las características biológicas, oceanográficas y geológicas de los ambientes acuáticos”.
La agonía 2.0 del mar ¿culpa de la industria o el clima?
Es tal el impacto de este tipo de actividad en el mar que fueron 400 centros de engorda de salmones los que en estos últimos 5 años reportaron condiciones anaeróbicas debido “al ingreso de materia orgánica a escalas siderales que ha generado la industria” entre la región de Los Lagos y Magallanes, de acuerdo a los datos recabados por el programa marino de Pumalin a partir de información del Sernapesca.
Si bien el gobierno y la industria han justificado el “bloom de algas” a partir de las altas temperaturas y de radiación solar a causa de “El Niño”, Héctor Kol, aclara que la literatura científica dice otra cosa. Estas condiciones climáticas no son suficientes pero sí necesarias. Hacen falta además los nutrientes (nitrógeno) y las condiciones sin oxígeno (anaeróbicas) que den soporte a la aparición del brote de algas o marea roja, afirma el biólogo marino.
La complicidad del gobierno con el desastre ecológico y social
Pese al descalabro económico, ecológico y social que produjo la crisis del virus ISA hace ya 9 años, el sector sigue siendo favorecido por las instituciones de gobierno, como el propio Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) y los organismos que participan de este.
Es así, que durante el 2011 y el 2012 el SEIA de Los lagos, encabezado por Alfredo Wendt, entregó Resoluciones de Calificación Ambiental (RCA) a cuatro proyectos para aumentar hasta 16 veces su producción* y sin ampliación de jaulas en los alrededores de Isla Guar (Seno de Reloncaví).
Paradójicamente, los cuatro centros de engorda salmoneros registraron 800 mil ejemplares muertos durante el rebrote de las algas. En este sentido, los organismos competentes y el SEIA, “evaluó una documentación que, a la luz de los actuales hechos, era insuficiente para prevenir los impactos ambientales que hoy ya se están produciendo”, explica el experto marino.