Historia de un oso: El triunfo de la cultura y la memoria histórica en el Chile carente de ambas
Me era imposible ocupar este espacio de comunicación y expresión, sin referirme en lo personal, al triunfo más importante de la cultura y el cine chileno en el último lustro, tal vez la última década o más. El cortometraje animado “Historia de un oso” o “Bear Story” le han dado a Chile el primer Oscar a nivel de producción cinematográfica.
El premio que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, otorgó en su versión ochenta y ocho, al cortometraje animado chileno de los realizadores Pato Escala y Gabriel Osorio, pone a este país nuevamente en las vitrinas de la cultura y arte a nivel mundial, como alguna vez lo hicieron los grandes Gabriela Mistral y Pablo Neruda con sus premios Nóbel de Literatura o Gonzalo Rojas galardonado con el premio Cervantes, por citar solo a algunos.
Pues sí, ha habido y hay otros chilenos brillantes en diversas áreas de la cultura, las letras, artes y ciencias, más reconocidos a nivel mundial que en su propia tierra, nombres que son de completo desconocimiento de la masa chilena, ayudada por la constante banalización y poco trato a la cultura que los medios de comunicación masiva tanto televisivos como escritos en su mayoría impregnan en la sociedad chilena. En una función ideológica y orquestada que responde a intereses concretos de mantener al grueso de la población con exigua capacidad de análisis, reflexión y crítica, termina siempre invisibilizando el arte y los gestores que intentan bregar por la construcción de un país de mejor calidad humana e intelectual, la antítesis de lo que la pantalla grande y los pasquines reproducen diariamente.
Lo mío no es un mero alegato nacido desde el supuesto, de la ficción, lo viví en carne propia, al desplazarme a mi lugar de trabajo. Hice el ejercicio el día posterior del triunfo chileno y no encontré un solo medio escrito, pero ninguno en los kioscos, que insertara a lo menos a la rápida un inciso que informara lo que había ocurrido horas antes en la entrega de los Oscar. Buscando una explicación, le di a la totalidad de los medios escritos el beneficio de la duda y asumí que ya estaba hecho el tiraje de la prensa y que por horario no habían alcanzado a cubrir la noticia. Esperé al día siguiente, el recorrido fue el mismo, ilusamente ahora sí esperaba al menos portadas con el triunfo del cine chileno. Estaba equivocado.
Las Últimas Noticias mostraban en primera plana la relación de amor de Alexis Sánchez con sus perros, El Mercurio de Valparaíso tenía una miserable inserción en un rincón en la sección de artes y espectáculos, La Segunda perteneciente al mismo "Diario de Agustín" nada. Ninguna referencia. Paradójicamente fue La Cuarta, también perteneciente a la familia Edwards que en su portada incluyó a Leopoldo Osorio como el "abuelo" inspirador. Que distinta la prensa cuando ganamos la "Copa América" donde no hubo pasquín que no rotulara con grandes letras el triunfo futbolero chileno. No solo un día, sino que por semanas. Me pregunto: ¿Si el tenor del cortometraje hubiese sido otro, el sentido, el trasfondo histórico, hubiese habido más exposición? Hay que solo revisar quienes manejan los medios escritos. Un duopolio. Edwards, Saieh. La colusión del conservadurismo fascista, la estulticia y la alienación de la masa que impregna la sociedad y nuestros lugares de trabajo.
Una noche histórica contra la amnesia
El premio recibido ese lunes 29 de Febrero, por los chilenos Patricio Escala, Gabriel Osorio y el estudio audiovisual PunkRobot, lo celebré con intensidad, con profunda alegría y convencimiento que estos realizadores además de bregar y derrotar al monstruo de la animación Pixar, imagino que tuvieron un camino aún más difícil al producir y crear esta obra con escasos recursos, en un país que tiene a la cultura entre sus prioridades más distantes del ideario colectivo. Es ahí doblemente meritorio lo conseguido por este equipo de jóvenes y es fundamental visibilizarlo hasta el cansancio, instalar esa otra mirada que en Chile se puede y se DEBE hacer cultura, pero no desde esa mirada populista de ciertos políticos de colgarse de estos reconocimientos, en especial algunos de derecha, que me imagino no habían visto el cortometraje pues hay un contexto político que no se debe pasar por alto, clave en la génesis de la historia e inspiración de los guionistas. El exilio, detención y prisión del abuelo de Gabriel Osorio en la dictadura de Pinochet. Don Leopoldo Osorio Cornejo, antiguo Regidor de Maipú y secretario del presidente Salvador Allende Gossens.
Contexto de Producción y la mirada que debemos instalar en las nuevas generaciones
Apenas conocido el triunfo de esta producción nacional las redes sociales, en especial twitter que es el que ocupo con mayor frecuencia y asiduidad, reflejaron un interés y orgullo por lo alcanzado lo que me despertó cierto agrado al leer a muchos compatriotas interesados en el tema. "Aún hay Patria ciudadanos" podríamos decir. Lo que sí me llamó la atención fue leer algunos comentarios de no politizar o ideologizar el asunto en aras de la tan manoseada reconciliación nacional o el "quedarse pegado" frase utilizada por la derecha y las personas que no profundizan el contexto de las cosas o porque lisa llanamente su construcción y formación educativa no fue en esa ruta. Como docente ahí está esa lucha, esa misión, pues si bien es cierto los mismos realizadores de la producción reconocen que una de las intenciones del corto es ir cerrando heridas y buscando los perdones mutuos, también son claros en plantear que la creación por más animada e infantil que parezca tiene un contexto político claro. El exilio y la Dictadura de Pinochet.
Como toda obra, sea literaria, pictórica o audiovisual como la mencionada, hay un elemento que influye e incide en ellas en mayor o menor medida, conocido como contexto de producción. La vida y biografía del autor, de sus cercanos, amigos o conocidos, los hechos históricos, sociales, políticos o artísticos que vivió y la ideología, valores y visión de mundo que tenga ante la vida van a ser elementos que reflejará en su obra, más o menos literales, más o menos inferenciales. Hacer una lectura básica, precaria televisiva (ironizando con lo que instalan los medios) sería precisamente lo que buscan los grupos de poder. Esta no es solamente una historia de ositos como leí por ahí, es una metáfora clara, concreta y precisa de la vida de uno de los tantos exiliados y detenidos producto de una de las dictaduras más feroces y cruentas de Sudámerica. Cuando la derecha habla de no politizar, no ideologizar, mirar las cosas desde un prisma meramente divertido en su verborrea patriotera clásica de "los triunfos de Chile" olvida lo otro, pero no en forma casual, en la forma intencionada que precisamente los grupos de poder y la educación han instalado en los colectivos de varias generaciones. Trabaje harto, mire, pero no piense.
La película del estudio audiovisual "Punkrobot" está inspirada en la historia del abuelo del director Gabriel Osorio, quien sufrió el exilio durante la dictadura militar. La historia relata la vida de un oso que es separado de su familia y es llevado a un circo." (http://www.bibliotecanacional.cl/615/w3-article-56418.html)
Más allá y reitero mucho más allá de los colores políticos, debemos desterrar conceptos tan nefastos instalados por ciertos sectores y asimilados por una no menor masa, que la ideología es mala, que criticar constructivamente, hacer una lectura o dobles lecturas de las cosas es solo para eruditos "intelectuales" y que tener una posición fundada ante la vida te traerá problemas. "Historia de un oso" es el claro ejemplo que ese es el camino, que se puede tener ideología, cosmovisión, rescatar la memoria histórica del país sin caer en panfletarismos, pero a su vez instalando la máxima que un país sin historia no puede construir su presente, tenderá a repetir sus mismos errores en el futuro y lo peor nunca tendrá identidad.