Respuesta a los historiadores Villalobos y León por el devenir de los pueblos indígenas
“…ir, hacer y decir
acción directa
recuperando memoria
levantando la vista
observando al fascista
al poeta de pelos en pecho
y en el agua
y en el silencio que lo acusa
porque el silencio también es resistencia”
David Aniñir[1]
Durante los últimos días de este mes de enero de 2016, un par de artículos periodísticos ha movido de su comodidad intelectual y clientelismo estatal a todos los que nos interesamos por el devenir de los Pueblos Indígenas, en este territorio denominado Chile. En un breve artículo, publicado en el diario La tercera de la hora, el historiador Leonardo León Solís[2] nos hace saber que:
“¿Por qué habría una deuda con los "mapuches"? Porque habría existido una invasión genocida. Aparte de que en el caso chileno nunca se ha demostrado este exterminio, el rol que se atribuye al Estado es una falsificación.”[3]
Generando así una serie de comentarios de pasillo, virtuales y cartas de respuestas de quienes nos sentimos aludidos por sus comentarios. Pero así y todo, no es extraño pues este discurso se enmarca en uno de más largo aliento bajo el amparo de un proyecto fondecyt (en rigor varios que siguen la misma línea) encabezado por León Solís denominado “Lonkos y generales durante la Pacificación del Gulumapu, “1852-1884” y del cual se han desprendido varios artículos y jornadas de análisis[4]. Una de las respuestas que rápidamente se socializaron fue la de Martín Correa[5] historiador conocido por transitar en la vereda contraria a la de León Solís y de quien se agradecen sus aportes para poner claridad respecto al despojo sufrido por el Pueblo Mapuche de su territorio. Aportes que no sólo se materializan en productos académicos sino también en su participación como parte de la defensa en el juicio en contra de José Wenuche , Mario Cayupi y Julio Castro, acusados de hurto de madera a los predios de la Forestal Mininco[6]. En su artículo periodístico, Correa nos explica cómo luego de consolidada la independencia de Chile, se construye un discurso funcional a la Élite criolla respecto que el araucano es un impedimento para la consagración de la nación y el dominio de la civilización (dirán otros célebres personajes de la historiografía nacional). Con citas de O’Higgins, Vicuña Mackenna y el propio Cornelio Saavedra para demostrar que esos episodios de la historiografía patria, distan mucho de cómo son relatados por los textos obligatorios de estudio y el adalid del antiindigenismo[7], en sus versiones de Valparaíso y Santiago. Pero lo que quiero destacar en este artículo en particular es lo siguiente:
“En resumen, los mapuche no tienen derecho alguno. Para León todo el proceso es legal, hay ´papeles’, que, como sabemos, dan para mucho.”[8]
Efectivamente “los papeles dan para mucho” o en términos historiográficos las fuentes no son confiables o a lo menos requieren de varias advertencias metodológicas. Y es aquí en donde falla León Solís, es decir, falla en la heurística pues si comprendemos que las fuentes históricas son:
“Todo aquel objeto material, instrumento o herramienta, símbolo o discurso intelectual, que procede de la creatividad humana, a cuyo través puede inferirse algo acerca de determinada situación social en el tiempo.”[9]
También debemos comprender entonces, que todo análisis histórico es parte de una construcción edificada por el historiador[10], de manera que la fuente siempre debe ser puesta en duda, porque por sí sola no da cuenta de la naturaleza del suceso que queremos historiografiar, a lo más, entrega pistas, ayuda a comprender otros hechos, aporta un fragmento de lo que estamos reconstruyendo. No hacerlo, equivale a reproducir textos religiosos, escritos por la divinidad, es decir, se sustentan en un acto de fe. Conocidos son los aportes de Ángel Rama y la Ciudad Letrada[11] respecto a la relación entre escritura y poder, o lo señalado por Colmenares y su Convenciones Contra la Cultura,[12] el que resumiremos a través de dos argumentos centrales: el primero, su afirmación acerca de que las historias hispanoamericanas del siglo XIX antes que cultura son convenciones en su contra y el segundo, que la historia hispanoamericana del siglo XIX se limitó a copiar modelos exóticos de interpretación. La fuerza de sus argumentos radica en que sitúa a la historia como instancia escrita perfectible poblada de interpretaciones elitistas, racistas y por decir lo menos, interesadas. Estas historias, nos guste o no, constituyen la viga maestra de la cultura letrada hispanoamericana. Por ello el llamado a conocerlas y estudiarlas para poder plantear una nueva historiografía. Es en este momento entonces en que estamos en condiciones de afirmar que las fuentes superan la crítica de la confiabilidad si primero develamos por quien fue escrita, en qué circunstancias y con qué finalidad, es decir, nos enfrentamos cara a cara con la intencionalidad. Nuevamente, es aquí donde León Solís falla u omite, pues hacer lo contrario, irremediablemente lo lleva a dar cuenta del contexto en que fueron producidos los documentos de que se sirve en sus investigaciones. Pero no le interesa. Su historiografía comienza con la fuente, lo demás no es historia según él. Según yo, lo anterior es sólo historia oficial. A lo anterior hay que agregar que León Solís escribe sus artículos como si fuera autoridad, aquí nuevamente falla, no lo es. Para Vattimo[13] la historia no tiene un fin sino que pide ser reflexionada como un final, es decir, como medio para poner fin a la legitimidad de los meta-relatos pues estos no son otra cosa que la expresión de una metafísica de la voluntad de poder y su forma lineal de comprender la historia. Así, la autoridad se debe comprender desde la posición que ocupa en la trama del poder. Sólo una autoridad consciente de lo anterior asume la pretensión de hablar con la verdad. Es cosa de oír tanto discurso desde el púlpito de la fe para saber que allí el diálogo no es posible. Allí sólo habita el autoritarismo y la violencia. Solo una autoridad cree en la metafísica de la verdad y su supuesta correlación objetiva con los “hechos”, de aquí su fe en la escritura y por ende en las fuentes. En esto León Solís es aspirante a autoridad pues no está dispuesto a reconocer que su verdad es mera interpretación.
Quien sí es autoridad, aún es prolífero en juicios, prejuicios y descalificaciones en contra del Pueblo Mapuche. Es más, durante esta semana nos regaló una nueva entrevista en donde la perla que destacamos es la siguiente:
“Muchas Machis eran homosexuales de dudosa reputación.”[14]
Sumándose a la campaña de desprestigio y persecución que su anterior empleador emprendió en contra de estas/os representantes de la espiritualidad del Pueblo Mapuche[15]. Es más, lo hace a sabiendas que por años han sido desacreditadas/os por la iglesia católica, protestante, la academia, la justicia y por más de algún mapuche que desorientado con tanta teoría confunde a Ngenechen con Dios
Pero más allá de lo que dice Villalobos Rivera y quienes le responden, mal que mal él se alimenta de estas diatribas[16] lo que me interesa dar a conocer en este artículo es transparentar el hecho que permite a este historiador emitir este tipo de juicios en contra de la máxima autoridad espiritual del Pueblo Mapuche, es decir ¿por qué? La respuesta es sencilla, porque él es autoridad. Corría el año de 1992 y los medios de comunicación nos inundaron con slogans referentes a la celebración de los 500 años del “descubrimiento” (encubrimiento) de América. Es el primer gobierno de la concertación de partidos por la democracia presidido por Patricio Aylwin quien le otorga el Premio Nacional de Historia. Será Jorge Arrate[17] como Ministro de Educación quien destacará:
“La profunda producción historiográfica del galardonado, por medio de la cual ha contribuido al enriquecimiento y a la renovación de la ciencia Histórica en Chile.”[18]
Pero Villalobos Rivera desde mucho antes de su premio era visto con buenos ojos por el poder, basta revisar los textos de estudios obligatorios de historia y su influencia en los distintos marcos curriculares, que ha tenido la educación en Chile desde la dictadura militar, para darse cuenta de su influencia. Es aquí entonces donde es necesario buscar los soportes de su sentido de autoridad. La educación y la formación de historiadores. Sobre esto y en sus propias palabras dirá:
“Siento como que tenía el premio hace mucho tiempo quizás por optimismo. Uno nota el reconocimiento de los estudiantes, de los colegas universitarios, de los investigadores, de los historiadores del país y del extranjero, de los discípulos que he formado y, en fin, del reconocimiento de la opinión pública”.[19]
Sin estos espacios, otorgados por el poder, Villalobos Rivera sería muy distinto. Por esta razón y como ya lo he afirmado en otras oportunidades Villalobos Rivera no trabaja para él, trabaja para el poder. Si no es muy difícil de comprender el hecho que sea inmune incluso ante la justicia, basta recordar que un grupo de cinco agrupaciones de recalcitrantes[20] al conocer una de las tantas cartas del historiador publicadas por El Mercurio, entablaron una demanda por injurias.
“Demanda que el 25 de septiembre del 2001 en opinión del 33 juzgado del crimen de Santiago consideró que la reproducción de los dichos de Villalobos en los medios de comunicación no importan un menoscabo a la honra ni un descrédito de la etnia representada por los querellantes, sino a un análisis histórico en que no se evidencia ánimo de injurias ni animadversión en contra de un grupo social u originario alguno", razón por la cual no se configura el delito de injurias.”[21]
Por tal razón es autoridad pues con el beneplácito del poder puede desde las verdades de los textos obligatorios de estudio y desde el púlpito del poder sermonear su verdad, la que como hemos dicho con anterioridad es “verdad interpretada”. Si la/el lectora/or no está de acuerdo con esta afirmación es que lo invito a que ponga atención al siguiente ejercicio metodológico:
“Muchos sacerdotes eran homosexuales y de dudosa reputación”, además de tener muy malas costumbres con el dinero (agregaría yo)
¿Cuál fue el efecto?, ¿cuál la resonancia de mis palabras? Esa es la diferencia, Villalobos Rivera puede decir eso y mucho más y la gran mayoría de las/os lectoras/es darán por sentado que se trata de una afirmación “científica”, en cambio, si son otras/os quienes lo afirmemos quedará como un insulto. Pero entonces qué se puede hacer con esta autoridad que parece inmune a la crítica. Recordarle a la/al lectora/or que pese a tener muchos seguidores en el área de la historiografía nacional, fuera de ella, lugar desde donde se fortalece la etnohistoria que practico, su verdad no genera consenso y si la verdad que me interesa nace del acuerdo, la verdad de Villalobos Rivera es autoritaria, totalitaria, absoluta. Es decir contraria a la promesa de democracia que me interesa construir y al tipo de autoridad en quien confiar.
De esta manera el aspirante a autoridad y la autoridad no sería quienes son si no contaran con el soporte que les ofrecen periódicos como The Clinic o los medios pertenecientes a Copesa S.A y a El Mercurio S.A.P. Conocido es el hecho que en un contexto de fortalecimiento de la nación y como hijo de la modernidad y, más particularmente, del racionalismo ilustrado, el periodismo se articuló y desarrolló en el marco del cientificismo objetivista. De él recibe las funciones básicas que, con el tiempo, se irían perfilando hasta constituir la tríada de formar, informar y entretener, que rara vez se ha implementado en equilibrio, y que siempre enmascaró otras redes de intereses de control y prevalencia social que, si no del todo ocultas, sí permanecieron solapadas y en segundo plano. De este ideal cientificista derivaría, también, la falacia de la objetividad informativa.
“La unanimidad con que toda la prensa ha puesto a la orden, como cuestión oportuna, la reducción de los indios araucanos y la conquista de los vastos territorios que poseen con mengua de civilización y con prejuicio de los intereses nacionales, nos induce a volver sobre una materia de que tantas veces se ha ocupado El Mercurio”.[22]
Es sabido además que la prensa en Chile siempre ha jugado un rol importante en nuestra historia, no sólo como difusores de la información sino como catalizadores de intereses, un ejemplo nos entrega Pablo Alvarado acerca del debate entre los principales periódicos de Santiago y Valparaíso en relación a la influencia que pudieran ejercer la revolución de Paris de 1848 que puso término al reinado de Luis Felipe de Orleans, en las reformas solicitadas a la constitución de 1833, de fuerte inspiración portaliana:
“El Comercio de Valparaíso, El Mercurio y La Reforma. Estos medios de comunicación tenían posturas políticas completamente distintas. El Comercio de Valparaíso tenía una postura semi oficial, pues defendió los planteamientos del régimen conservador y de la institucionalidad legal y constitucional vigente en el país. Según el cónsul de Francia en Chile, Leoncio Levraud, el gobierno lo creó con la intención de combatir las ideas liberales de El Mercurio. Asimismo, La Reforma estaba inclinada a posiciones progresistas, apareciendo su primer número el día 4 de julio de 1848, cuando ya se conocían los hechos de producidos en Francia”.[23]
Otro ejemplo pero esta vez a raíz de las celebraciones del centenario de la República de Chile nos lo entrega Alejandro Venegas Carus, bajo el seudónimo de Julio Valdés Cange:
“(La prensa) una cortesana vil que prodiga a la aristocracia sus interesadas lisonjas, alagando sus vanidades i encubriendo sus vicios (...) i talvez a él [o jornalismo] mas que a nadie, debemos la delincuencia desembozada de los de arriba i la ceguedad lastimosa de los de abajo” [24]
El desequilibro en la información del cual hacen abuso los medios de comunicación, nombrados anteriormente, se evidencia en que las autoridades como Villalobos Rivera ocupan las portadas y grandes espacios en sus secciones de noticias y reportajes, es más, hasta los aspirantes a autoridad de vez en cuando y dependiendo de los intereses del editor ocupan relevantes espacios en su interior. En cambio quienes no somos autoridad y mucho menos estamos de acuerdo con su prédica, rara vez alcanzamos titulares destacadas, a lo mucho, uno que otro espacio en las cartas al director, siempre y cuando podamos refutar en 1400 caracteres o 350 palabras lo que las autoridades dicen en páginas completas. Es más, si usted lectora/or se quiere informar de nuestra opinión, se debe contentar y dar por agradecida/o el poder leer las columnas del periodista mapuche o la entrevista del dirigente indígena, símbolo del gobierno de turno. Así la opinión de los que no están de acuerdo con la autoridad se refugia en los medios de información virtuales, de creciente importancia en la última década, sin duda. Pero que carecen del poder simbólico de representar la opinión del poder. En términos simples medios de información como The Clinic lanzan la piedra y esconden la mano, cuando en reiteradas oportunidades le ofrece sus portadas a Villalobos Rivera para insultar y relega la respuesta, a sus páginas interiores o a su versión online. ¿Por qué lo hace?, tal vez y esta es una hipótesis, las/os periodistas, el editor y los dueños de The Clinic, creen en la verdad de Villalobos Rivera y simulan creer en la verdad de los Mapuche. De otra manera no se comprende tanta tribuna, tanta injuria, tanta descalificación y tan poco espacio para conocer la respuesta de los indígenas. Pero no sólo la respuesta nuestra sino también de las mujeres, de los afrodescendientes, de los inmigrantes, en fin, de los silenciados por el poder y los medios de comunicación a su servicio. Al parecer The Clinic con su discurso irreverente nos esconde el hecho que forma parte de aquellos que le niegan a la lectora/or la posibilidad de saber y fundamentalmente de saber que vivimos bajo el dictamen de unos pocos, bajo el amparo de una falsa democracia que ven en el indio aquello que no quieren admitir, que existe una alternativa al modelo de vida que pregonan.
Referencias:
[1] David Aniñir. “Hacerla Cortita”, Mapurbe: Venganza a raíz. (Santiago: Pehuen 2009), 23-24
[2] Según se puede observar en su curriculum vitae es Profesor de Estado en Historia y Geografía, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, 1992, (Título otorgado por la UMCE). Magister in Arts, (Latin American History), University of London (UK), Octubre, 1979.Tesis: The Araucanian rebellion in Argentina and Chile, 1868-1872. Y un PH. D sin completar en la misma University of London. Algunas entrevistas y referencias lo ubican dentro de lo que se conoce como la nueva historia que en términos simples proviene la una tendencia mayor denominada Escuela de los Anales.
[3] Leonardo León. “La falsificación de la historia y de la memoria”. La Tercera, 16 de enero del 2016. Ideas y debates. <http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2016/01/895-664367-9-la-falsificacion-de-la-historia-y-de-la-memoria.shtml>(consulta enero 2016)
[4] A modo de ejemplos; “La danza de los pesos y de las hectáreas: lonkos y comerciantes en la venta de tierras mapuches, 1858-1864,” Revista Tiempo Histórico, Santiago-Chile. Año 5, N°8 (Primer semestre 2014): 17-47. O la 1° Jornada Historia de la Pacificación de la Araucanía (Gulumapu). Realizada el 10 de abril del 2013 en el Auditorium del Museo Histórico Militar, instancia dedicada a analizar el rol desempeñado por el coronel Cornelio Saavedra.
[5] Martin Correa historiador formado en la pontificia Universidad Católica de Chile, especialista en el Análisis Territorial y Tenencia de la Tierra Indígena. Autor junto a otros autores de varios textos como; La Reforma Agraria y las Tierras Mapuche Chile 1962 1975 (Santiago: LOM, 2005) y Las Razones del Illkun/Enojo. Memoria, despojo y criminalización en el territorio mapuche de Malleco (Santiago: LOM, 2010), de varios artículos académico y un significativo número de entrevistas relacionadas con el tema Mapuche.
[6] Radio Bio Bio. “Tribunal de Cañete declara culpables a comuneros enjuiciados por hurto de madera”. 21 de octubre del 2015. <http://www.biobiochile.cl/2015/10/21/tribunal-de-canete-declara-culpables-a-comuneros-enjuiciados-por-hurto-de-madera.shtml> (consulta enero 2016)
[7] Concepto utilizado por el Premio Nacional de Historia Jorge Pinto R, para más detalles ver: Jorge Pinto. “Del Antiindigenismo al Proindigenismo en Chile en el Siglo XIX”, en Del Discurso Colonial al Protoindigenismo, edit Jorge Pinto. (Temuco: UFRO, 1998). La formación del Estado y la Nación y el Pueblo Mapuche. De la Inclusión a la Exclusión. (Santiago: DIBAM, 2003).
[8] Correa, Martín. “El uso/abuso de la historia y la negación del Mapuche”. The Clinic. 20 de enero 2016. <http://www.theclinic.cl/2016/01/20/el-usoabuso-de-la-historia-y-la-negacion-del-mapuche/> (consulta enero 2016)
[9] Julio Aróstegui. “Los instrumentos del análisis histórico” en La investigación histórica: teoría y método (Barcelona: Crítica, 1995), 338
[10] Pierre. Bourdieu, J.C. Chamboredon y J.C.Passeron. El oficio del sociólogo. (Buenos Aires: Siglo XXI, 2002)
[11] Rama, Ángel. La Ciudad Letrada. (Montevideo: Arca, 1998)
[12] Germán Colmenares. Las convenciones contra la cultura: ensayos sobre la historiografía hispanoamericana del siglo XIX. (Santafé de Bogotá: Universidad del Valle, 1997)
[13] Gianni, Vattimo. Ética de la Interpretación (Barcelona: Paidos, 1995), 121
[14] The Clinic. contraportada, 21 de enero 2016.
[15] Para más detalles ver: Fundación Instituto Indígena. “Machi Francisca deberá ser indemnizada por el Estado de Chile”. 20 de octubre 2015 <http://institutoindigena.cl/web/machi-francisca-debera-ser-indemnizada-por-el-estado-de-chile/> (consulta enero 2016). DiarioUchile. “La historia del juicio que acabó con la condena a la machi Millaray Huichalaf”. 16 de noviembre 2014. <http://radio.uchile.cl/2014/11/16/la-historia-del-juicio-que-acabo-con-la-condena-a-la-machi-millaray-huichalaf >. (consulta enero 2016). Emblemático es el caso del Machi Celestino Córdova. DiarioUchile. “Sergio Muñoz critica dichos del Gobierno sobre condena a Celestino Córdova”. 01 de marzo 2014. <http://radio.uchile.cl/2014/03/01/sergio-munoz-critica-dichos-del-gobierno-sobre-condena-a-celestino-cordova > (consulta enero 2016)
[16] CNN-Chile. “Sergio Villalobos: Michelle Bachelet es uno de los casos más deplorables de gobernantes de Chile". 07 de mayo 2013. < http://cnnchile.com/noticia/2013/05/07/sergio-villalobos-michelle-bachelet-es-uno-de-los-casos-mas-deplorables-de-gobernantes-de-chile > (consulta enero 2016)
[17] A esta altura resulta curioso que sea Arrate quien realiza una entrevista/libro al enemigo público, más buscado por la justicia chilena Héctor Llaitul y que en la actualidad es lectura obligada de un sinnúmero de simpatizantes de la causa mapuche que ven en él y su biografía un modelo a seguir. Ver: La Nación. “Líder mapuche preso lanzó libro junto a Jorge Arrate”. 3/09/2014. Cultura. <http://www.lanacion.cl/noticias/cultura-y-entretencion/literatura/lider-mapuche-preso-lanzo-libro-junto-a-jorge-arrate/2014-09-13/214045.html > (consulta enero 2016)
[18] El Mercurio. “Villalobos. Premio Nacional de Historia”. 12 de noviembre 1992. Nacional. Pag 8
[19] Id. anterior
[20] Término acuñado por Villalobos para referirse a los Mapuche ver: Sergio Villalobos R, “Araucanía: Errores Ancestrales”, El Mercurio, Domingo 14 de Mayo 2000, en : <http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={f4e857f0-c2d6-45ea-9b1b-06927eee565e} > (consulta enero 2016)
[21] El Mercurio, “Fallo favorable a historiador Villalobos”. Martes 25 de Septiembre de 2001. Nacional. <http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={c0733c92-fc18-424b-9f69-06e648852f9d}> ( consulta enero 2016)
[22] El Mercurio de Valparaíso, “La ocupación de la Araucanía”. 24 de mayo de, Editorial.1859
[23] Pablo Alvarado G. Patricio Ibarra C. Cristóbal Zúñiga E. “La prensa chilena y la Revolución Francesa de 1848”, en <http://www.anuariopregrado.uchile.cl/articulos/Historia/Anuario_Pregrado_La_prensa_chilena.pdf> (consulta enero 2016)
[24] Julio Valdés Cange. Sinceridad, Chile Íntimo en 1910. (Santiago: Universitaria, 1910), 212-216