A propósito de la Comisión Bravo: Yo también nací en el 53
Somos la generación que nació en los 50 y 60 y comenzamos a trabajar en los 70 y 80. Hoy estamos jubilando algunos y otros mirando cómo se acerca ese momento en un futuro muy cercano.
Somos la generación que vivió, con mayor o menos conciencia el quiebre tremendo de este país ese 11 de septiembre nuestro. Quedo grabado en la conciencia y en el corazón de todos nosotros, con distinto signo, con distinta carga. Indiferente no es para nadie.
Somos la generación que creció sin cinturón de seguridad en el auto y sin rodilleras para andar en patines, como describía un texto que circulaba hace algún tiempo en las redes sociales.
Hemos desarrollado, con distintas motivaciones, nuestra vida laboral. Algunos para generarse un bienestar material y asegurar, y asegurarles, un bienestar económico a sus familias, otros para potenciar capacidades en otras personas, otros para alegrar la vida de los demás, y así, múltiples motivos y razones para hacer lo que han hecho para ganarse los porotos. Siempre con esfuerzo cotidiano, con deudas a veces, con hipotecas, con cinturones apretados y a veces lujos que gozamos en su momento.
Hoy asisto con profunda tristeza a las declaraciones de varios de mis cercanos, en edad y en la vida, de que así como se van a dar las cosas al momento de jubilar, lo que que queda es morirse luego. No hay que vivir mucho más porque la miseria que nos depara la jubilación en este sistema de capitalización individual, tan alabada por algunos, no dará para sostener el más mínimo bienestar. Menos aún si nos cae del cielo alguna dolencia de esas que vienen con el paso del tiempo. Somos en definitiva una generación que no está soñando ver casarse a los nietos y nietas.
Si alguien me pudiera explicar que esto no es más que un estado de ánimo de pesimismo momentáneo y que la realidad no será tan negra así, le ruego información….