Reserva Nacional Malleco, Araucanía: Que el bosque no se haga humo
[caption id="attachment_52993" align="aligncenter" width="485"] Autor: Álvaro Rivas disponible en https://www.flickr.com/photos/alhop/sets/72157603777769294[/caption]
La Reserva Nacional Malleco se ubica en la Cordillera Andina de la Región de la Araucanía y corresponde a la primera Área Silvestre Protegida del Estado establecida en Chile y América del Sur, instaurada el 30 de Septiembre de 1907 para proteger y resguardar la naturaleza. Según la definición de CONAF, una Reserva Nacional es un área cuyos recursos naturales es necesario conservar y utilizar con especial cuidado por su susceptibilidad a la degradación o por su importancia en el resguardo del bienestar de la comunidad. Una Reserva Nacional tiene como objetivo la conservación y protección del suelo y de las especies amenazadas de flora y fauna silvestre, la mantención o mejoramiento de la producción hídrica y la aplicación de tecnologías de aprovechamiento racional de éstas.
El 24 de Agosto 2015 se publicó en el sitio web de CONAF el aviso: Bases de Licitación 2015. Extracción de Biomasa con fines dendroenergéticos de la Reserva Forestal Malleco, CONAF Región de la Araucanía. Esta licitación tiene como objetivo principal recuperar el potencial silvícola de la Reserva, removiendo árboles de Raulí y Coihüe, vivos o muertos, dañados por el incendio forestal ocurrido el 2002, en una superficie de 782 hectáreas y con un volumen equivalente a 164.281 toneladas y 205.352 m3 aproximadamente.
La práctica que está proponiendo CONAF en su licitación es conocida como madereo de aprovechamiento o de rescate (“salvage logging” en inglés). Las consecuencias de esta práctica han sido investigadas en Chile y en muchos otros bosques del mundo (ver breve anexo bibliográfico), y es reconocida por los científicos de distintas disciplinas como un factor que afecta negativamente la recuperación de las áreas incendiadas porque reduce la capacidad de regeneración de los ecosistemas afectados y causa un deterioro adicional en numerosos procesos ecológicos clave.
Los principales impactos negativos de este madereo de rescate se relacionan con la erosión y compactación del suelo en áreas con topografías abruptas, afectando directamente la sedimentación y la escorrentía superficial, y en consecuencia el ciclo hidrológico, sistemas acuáticos e integridad biológica del suelo; además, implican la eliminación de un elemento estructural y funcional fundamental para el hábitat de diversas especies y procesos de regeneración natural del bosque (e.g., actividad de descomponedores, nidificación de aves, establecimiento de plántulas, etc.).
Árboles o partes de árboles muertos en pie o en el suelo del bosque como consecuencia de incendios constituyen hábitats, proveen estructuras y aportan nutrientes que favorecen la regeneración del bosque. De hecho, en la jerga científica, los materiales remanentes después de una perturbación natural o antropogénica se conocen como “legados biológicos”. Estos legados son esenciales para la recuperación post incendio del ecosistema, ya que constituyen elementos que permiten el proceso de sucesión ecológica. Hongos, hepáticas talosas y foliosas, antocerotes, musgos, líquenes, bacterias, entre ellos microorganismos fijadores de nitrógeno, arqueas, protozoos, y animales vertebrados e invertebrados encuentran su hábitat en los árboles muertos o en microambientes asociados a ellos. El detritus leñoso que se genera o acumula sobre los troncos caídos, favorece la germinación y sobrevivencia de las plántulas que regeneran el bosque de manera natural. Los árboles muertos proveen de materia orgánica en diversos grados de descomposición que retiene grandes cantidades de humedad y suelo.
En esta línea, Fernández et al.(2010) indican que en Chile es frecuente que después de un incendio se extraiga el material vegetal afectado para aprovecharlo como leña o madera. Sin embargo, señalan que la remoción de tocones perjudica la recuperación del sistema, ya que los tocones pueden volver a brotar y de esa manera mantener especies propias de bosques maduros en los renovales de bosque. Así también, González & Veblen (2007), hacen referencia específicamente al incendio ocurrido el año 2002 en la cordillera andina de las provincias de Malleco y Cautín, que afectó también al Parque Nacional Tolhuaca. Este fue uno de los mayores incendios ocurridos en los últimos 50 años en la Región de la Araucanía, afectando cerca de 20.000 hectáreas. Los autores después de tres años de ocurrido el incendio, detectaron una colonización rápida por semillas y rebrotes vegetativos de estructuras subterráneas que sobrevivieron al incendio. Es decir, bosques de Nothofagus y Araucaria tienen la capacidad de recuperarse rápida y autónomamente después de incendios en las cordilleras andinas. Sin embargo, los autores también señalan que el ecosistema es altamente vulnerable en el período post incendio, debido a que la vegetación se encuentra en etapas tempranas de desarrollo, y por lo mismo, posee menor resiliencia que un bosque adulto. Tanto el madereo de aprovechamiento o de rescate, como el pastoreo de ganado post incendio, menoscaban el potencial de recuperación de las áreas quemadas.
La evidencia técnica (revisar breve bibliografía adjunta), en forma consistente, apunta a que el tratamiento post-incendio para la restauración de un ecosistema debe tener características opuestas a las que está aplicando CONAF con esta licitación en la Reserva Nacional Malleco. La evidencia científica insta a conservar los árboles y partes de árboles remanentes (“legados biológicos”) después de los incendios para favorecer la recuperación natural del bosque, proteger los suelos, permitir la regeneración vegetativa por rebrote y formar hábitat para las especies colonizadoras en sus etapas tempranas de desarrollo.
Una licitación de este tipo no es la primera en la Reserva Nacional Malleco. Luego del incendio 2002, también se llevó a cabo una licitación para el madereo de salvataje de los bosques jóvenes de Raulí-Coihue quemados. Si uno de los objetivos de las Reservas es desarrollar modelos de manejo forestal sustentables, ¿cuáles fueron los resultados del madereo de salvataje realizado?, ¿Cuáles fueron los efectos en la biodiversidad y recuperación de los bosques post-incendio? ¿Cuáles fueron los resultados económicos? ¿Qué recomendaciones pueden ser ofrecidas luego de esta experiencia?
CONAF podría establecer ensayos a pequeña escala en alianza con universidades, financiados por las propias licitaciones, y de esa manera evaluar y proponer modelos sustentables de manejo forestal. Y aún más importante, consideramos que se debiera propiciar un monitoreo continuo a largo plazo de los sectores quemados, con el fin de generar mayor conocimiento sobre el proceso de la regeneración natural post incendio, fundamental para profundizar el conocimiento sobre la sucesión y restauración ecológica.
Aunque entendemos la gran demanda de leña para calefacción en la Región de la Araucanía y en el sur de Chile, queremos señalar el despropósito que implica esta licitación para la conservación del suelo y de la biodiversidad en la primera Reserva Nacional de Latinoamérica. Esta licitación llama a remover con maquinaria forestal pesada elementos estructurales claves para la recuperación del ecosistema trece años después de ocurrido el incendio, en zonas que se encuentran en plena recuperación y por tanto muy vulnerables a este tipo de impactos. Pensamos que las políticas públicas deben apuntar a modernizar las bases energéticas para la vivienda en Chile, restringiendo el uso de la leña y fomentando otras fuentes energéticas menos dañinas para la conservación de la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas y a la vez, menos contaminantes. Debemos modernizar las prácticas de manejo de nuestras áreas protegidas de acuerdo a los conocimientos y necesidades actuales.
Finalmente, consideramos que esta licitación en un Área Silvestre Protegida del Estado contradice el objetivo fundamental de conservar y proteger el suelo y la biodiversidad. Además, otras repercusiones no menores resultan de este tipo de licitaciones. Primero, éstas aparecen como un incentivo perverso a incendios deliberados que pueden ser replicados en otras áreas protegidas del país, y segundo, emergen como un desincentivo a las medidas de control de incendios accidentales en las mismas. Esperamos que los organismos responsables reconsideren esta licitación, y que los ciudadanos informados velemos por nuestro presente y el futuro de las próximas generaciones.
Bibliografía
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http://www.conaf.cl/wp-content/uploads/2015/02/Bases-Licitaci%C3%B3n-2015-RN-Malleco.pdf
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