La mal llamada crisis migratoria y su eco en Chile: El relato de dos dominicanos que cruzaron fronteras
Durante las últimas semanas, la crisis de los refugiados en Europa ha potenciado la reflexión sobre los inmigrantes en todo el mundo. Los especialistas, en tanto, se apresuran a aclarar que el concepto manejado por los medios de comunicación, que apunta a una supuesta "crisis migratoria", no tiene fundamento alguno.
Así lo explica la socióloga de la Universidad de Chile, María Emilia Tijoux, quien ha desarrollado un largo trabajo de investigación sobre los inmigrantes en nuestro país. "La crisis es en realidad del capitalismo y las naciones frente a un fenómeno que ellos mismos han producido y hoy no saben cómo resolver. Son países donde una gran cantidad de gente huye de las guerras y el hambre, y habría que preguntarse quién arma las guerras y cuáles son las lógicas detrás de estos conflictos", señala.
A juicio de Tijoux, el concepto de crisis migratoria "es una patudez y un eufemismo, pero también una irresponsabilidad. ¿Cómo la migración va a estar en crisis si nadie quiere irse de su país por gusto? Muchos están sólo arrancando del horror".
Las fuertes imágenes que conmovieron al mundo, sobre el caso del niño sirio que apareció ahogado en las costas de Turquía, llaman a pensar también en la realidad que viven los inmigrantes que llegan a Chile, esperanzados de encontrar una oportunidad, pero arriesgando sus vidas en cada frontera.
COYOTES, HAMBRE Y ABANDONO: LA EXPERIENCIA DE DOS DOMINICANOS CRUZANDO LA FRONTERA
Israel y Víctor son dos inmigrantes dominicanos que llegaron a nuestro país de forma ilegal. Después de arribar a Ecuador en avión, contactaron a traficantes de indocumentados, más conocidos como "coyotes", que los ayudarían a acercarse hasta Chile. Los coyotes, frecuentemente observados en las fronteras de México y Estados Unidos, también operan actualmente ofreciendo trasladas a los inmigrantes ilegales a sus respectivos destinos, por un costo aproximado de 800 dólares.
"A veces el país de uno está pasando por mal momento, ¿me entiende? Entonces uno decide irse a buscar un mejor futuro. Elegimos Chile porque nos han dicho que este es el país de Sudamérica que está mejorcito. Arrancamos para acá, nos vinimos en avión de Santo Domingo a Ecuador y luego hicimos el viaje por tierra. Ahí se ve todo, arriesga uno su vida al ir cruzando por frontera. Uno no sabe lo que le va a pasar, a nosotros nos dejaron abandonados en el desierto antes de llegar a Atacama", cuenta Israel.
En efecto, después de cruzar desde Ecuador a Perú, y de Perú al desierto boliviano, los dominicanos fueron abandonados por los coyotes a su suerte. "Nos dejaron y dijeron que camináramos un poco y ahí estaba Chile. Cuando comenzamos a andar comprendimos que estábamos en un desierto, con la neblina, el frío, y tuvimos que caminar por cerca de cuatro horas", añade.
Su compañero Víctor y otros 30 dominicanos cruzaron con ellos, padeciendo el engaño después de haber pagado un viaje que supuestamente los llevaría hasta Chile. "Nos quitaron la plata y nos dejaron botados. Incluso nos dijeron que estábamos en Chile, estando en el desierto de Bolivia, abandonados en una casita. Duramos tres días ahí, sin comer, y ya estaba entrando el invierno. Un viento fuerte que nos hacía sufrir y los hombres queriendo abusar de las mujeres", relata.
"El que viene sin saber, pasa mucho trabajo. Allá te dicen que te vienes para Chile y te haces rico, pero cuando llegas acá no es así la cosa. A mí me decían que yo acá iba a vivir en un buen departamento de lujo, llegando acá me pregunto dónde está eso. Durante un tiempo viví en una pieza, durmiendo hasta en el piso y me pasaban muchas cosas por la cabeza", señaló el dominicano.
Los servicios del coyote fueron contratados en Perú, una experiencia que ambos aseguran que no quisieran repetir. En la frontera, aseguran, además de las minas explosivas, las mujeres corren un serio peligro. "Abusan de ellas en el camino y sé que a las mujeres que vienen solas les pasa eso y más", explica Israel.
Hoy en Chile, lograron levantar su propia peluquería y están conformes con su estadía, aunque permanecen como inmigrantes irregulares, y deben firmar mensualmente para que la policía no los envíe de vuelta a casa.
"Yo a ningún cercano mío le aconsejaría que hiciera eso y pasara por lo que pasamos. Tuve que vivirlo para saber que no quiero más. Si uno lo cuenta, nadie lo cree", acota Víctor.
TRÁFICO ILEGAL DE INDOCUMENTADOS: MERCADO DE MUERTE Y CUERPOS
La socióloga María Tijoux confirma que, considerando la inmigración que se realiza desde América Latina y el Caribe hacia Chile, colombianos y dominicanos están en la situación más compleja.
"Para ingresar a Chile, lo hacen a través de fronteras donde ya se armó todo un mercado de gente que también vive en condiciones duras, un mercado vinculado al narcotráfico, a grupos mercantiles y policiales. A nadie le extraña que el norte de Chile hay coyotes, tal como hay en las frontera de EE.UU con México. Un tráfico miserable. Esa gente viene con pocos pesos, con pocas ropas y pocos bienes, lo que les roban, les quitan y además les cobran por visas falsas", detalla.
A juicio de Tijoux, hay un mercado funcionando en la frontera del norte de Chile del que se conoce muy poco, por lo que cada vez se hace más necesaria una investigación seria de parte de las autoridades al respecto. "Es un mercado de muerte y cuerpos. Los dejan entrar y los abandonan y rápidamente la gente es detenida. Hay muchas mujeres jóvenes, que dejan a sus familias con la intención de traerlos más tarde, pero se encuentran entrampados por papeles falsos y luego son detenidos por la policía", añade.
Para la investigadora, la política mundial de obstaculizar el camino de los inmigrantes responde a una política de exterminio, que evidencia las inconsistencias de las sociedades democráticas. En Chile, además, donde se estudia permitir el ingreso de refugiados sirios, opera un criterio de selección y categorización de los extranjeros que muchas veces descansa en el racismo y la explotación.
"Chile adhiere a unas formas de ser de estas políticas europeas, sin reflexionar sobre nuestra visión al respecto. En esta selección la mano de obra siempre es barata y precarizada. Los inmigrantes se pueden aniquilar y echar, y como son irregulares, nadie reclama y a nadie le importa", finaliza.