Vidal y los niños, niñas y jóvenes del SENAME
Cómo nunca, tanta expectación y entusiasmo en las afueras de un centro de justicia juvenil del Sename, no era un jornada de apoyo motivacional a jóvenes en situación de riesgo social e infractores de ley, sino, la expectación y el ánimo era para el “Rey Arturo”, que cumplía una resolución de la justicia.
Una charla motivacional para jóvenes del Sename se conoció ante la visita del Rey Arturo a dos centros de la institución, como condición para evitar juicio oral tras el choque luego del delito de conducir ebrio un automóvil, situación que agravó ante altercado con carabineros. Vidal relata su experiencia de vida de su condición humilde y su paso al éxito, y sueño de futuro. Su visita, loable, si se trata de apoyar a jóvenes situados en los bordes de la sociedad, los outsiders, y sitiados en un espacio revestido de conflictos simbolizado en carencias y abandono.
En las afueras de los centros del Sename había expectación, la gente aplaudía y gritaba dando ánimo y apoyo a un joven también infractor de ley, pero la diferencia era el Rey Arturo. Ahí está la cuestión, era “otro joven” de deseada fama y estatus, idealizado por nuestra sociedad neoliberalizada, en contraposición de estos “otros” niños, niñas y jóvenes a quienes se les habló del valor, del esfuerzo, la perseverancia, una paradoja, si aún en nuestra sociedad nos aparece lejana la justicia y una real democracia. Y la pregunta que nos podemos hacer es que si seremos capaces de esforzarnos y ser perseverantes también en acercarnos a estos niños y jóvenes, de seguir sus rastros y alentarlos, o los seguiremos recordando en estos centros como parte de la crónica delictual y el abandono.
El rey Arturo y el cumplimiento de “su sanción” de motivar con su historia a jóvenes infractores de ley, es contrastada ante el silencio, de una historia inexplorada de los niños, niñas y jóvenes del Sename tal vez deseosos de contar su historia. La duda, es que si serán vitoreados, “engrandecidos”, y queridos como el Rey Arturo, y un dato…quien dice reconocer estar aprendiendo con esta experiencia.
Llegaremos algún día a reconocer realmente a nuestros niños, niñas y jóvenes “populares” en su fraternidad, en su amistad o aparecerán en los centros del Sename como los innombrados, para la sociedad, los anónimos de siempre,¿ devolveremos a ellos la vitalidad de su nombre, su dignidad?