Relaves en el mar: la opción de las mineras que es apuntada como "irracionalidad ambiental"
Es una idea que el sector minero en Chile viene puliendo hace algunos años. La constante judicialización de sus proyectos y los crecientes conflictos socioambientales que generan la actividad extractiva con las comunidades, han impulsado al sector a buscar nuevos modos de supervivencia.
Y uno de sus principales problemas es que ya no tienen dónde depositar los desechos que generan, los bullados relaves mineros. Los relaves son gigantescos depósitos de desechos tóxicos, con restos de metales pesados y químicos propios del procesamiento minero que se acumulan en millones de toneladas.
Facilitados por un débil marco legal, ya que en nuestro país no existe una regulación estricta en relación al acopio de desechos de la industria extractiva, la industria minera comenzó a hacer estudios para acumular sus residuos en el fondo marino.
La iniciativa del Consejo Minero y la Sociedad Minera de Chile traería beneficios para el sector, ya que de concretarse el proyecto las ganancias serían de US$ 165 mil millones.
Sin embargo, especialistas, campañas por redes sociales y hasta un proyecto de ley buscan prohibir por completo el vertimiento de desechos mineros al fondo marino, lo que ha tensionado y puesto en alerta al mundo empresarial, el que ya veía con ojos de deseo el fondo marino.
EL PROYECTO DE LEY EN DISCUSIÓN
El 2 de junio, la Comisión de Medio Ambiente del Senado inició la discusión de la moción presentada por los senadores Antonio Horvath, Alejandro Guillier, Adriana Muñoz, Baldo Prokurika y Lily Pérez, quienes patrocinaron el proyecto elaborado por Oceana para prohibir la disposición de relaves mineros en el mar. La moción, que no cuenta con urgencia, ingresó al parlamento el 1 de abril y se mantiene en trámite.
El proyecto busca agregar un artículo único que prohíbe "el vertimiento, derrame o disposición de residuos mineros resultantes de la extracción o beneficio, tales como estériles, minerales de baja ley, residuos de minerales tratados por lixiviación, relaves, escorias y otros equivalentes, que provengan de proyectos de desarrollo minero, en las aguas sometidas a la jurisdicción nacional, ríos y lagos”.
Alex Muñoz, director ejecutivo de Oceana, ONG que desarrolló el proyecto de ley, dijo a El Desconcierto, que la iniciativa “ha tenido un apoyo enorme en la ciudadanía que ha visto cómo las mineras se han comportado con sus relaves en tierra”.
El especialista que también expuso ante la Comisión agregó que “la Armada de Chile, destacados científicos y académicos se han opuesto a los relaves submarinos en el Senado".
LA OFENSIVA MINERA EN EL SENADO
En la sesión de la Comisión de Medio Ambiente también estaba presente el presidente de la Sociedad Nacional Minera (Sonami), Diego Hernández, quien dio a conocer la postura del gremio minero.
El representante gremial hizo hincapié en que la zona central, saturada por la alta densidad poblacional y actividad agrícola, representa un área de importante potencial minero, ya que incluye al 50% de los recursos de cobre en el país.
Afirmó que resulta indispensable desarrollar "un programa científico del más alto nivel" para ver la viabilidad de la disposición de relaves mineros en el mar profundo y bajo qué condiciones esto podría ser posible”, tal como consigna df.cl.
Junto con pedir que el proyecto diferencie entre la disposición de relaves en el mar cercano a la costa con la colocación de desechos en sectores profundos del mar, Hernández criticó al proyecto ya que “clausura prematuramente una opción que es crucial para el país, sin contar con suficiente información científica y de impactos ambientales que lo avale”.
En una línea similar estuvo la exposición de Aurora Williams, ministra de Minería, quien reconoció que esta técnica “podría ser una alternativa a estudiar para el futuro” para lo que se deberán “generar los estudios necesarios para la toma de decisiones”.
“La toxicidad de los relaves es un tema que debe ser analizado desde el punto de vista químico, desde el punto de vista de la biodisponibilidad de los metales y entre otros, en función del riesgo que pueden representar en el ecosistema marino. Por lo mismo, no puedo hacer una apreciación a priori”, aseguró en aquella oportunidad.
Finalmente, Williams recordó que actualmente se está conformando un equipo a nivel nacional que definirá la posición de Chile sobre la disposición de relaves marinos a nivel internacional, en el contexto de la discusión que impulsa la Organización Marítima Internacional (OMI), creada por el Protocolo de Londres y firmado por Chile en 1972.
El Desconcierto intentó hablar con la titular de la cartera de Minería, sin embargo desde la Secretaría de Estado respondieron que su postura oficial fue la entregada en la sesión de la Cámara Alta, declinando entregar nuevas declaraciones.
Asimismo, El Desconcierto solicitó entrevistar al ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier para conocer la visión de su cartera al respecto. Sin embargo, desde San Martín 73 aseguraron que su declaración sobre los relaves marinos la realizará en la Comisión de Medio Ambiente, en la sesión de la segunda semana de julio.
LAS CONSECUENCIAS PARA EL AMBIENTE Y LA SALUD
Otros que han levantado la voz son quienes conocen el delicado equilibrio ambiental marítimo y de los riesgos asociados al depósito de relaves en el suelo marino.
Uno de ellos es Juan Carlos Cárdenas, director de la ONG Ecoceanos, quien en conversación con El Desconcierto, calificó la propuesta del sector minero de “irracionalidad ambiental” y acusa un “desprecio por la vida” del modelo neoliberal que impulsa la actividad económica minera en Chile.
Para él, la lógica “cortoplacista” detrás de la propuesta “sigue viendo al mar como una especie de vertedero con una capacidad infinita de absorber todos los desechos de la actividad industrial y humana. Ve a la altamar como una tierra de nadie, que se puede ocupar de hecho, siendo que es un bien común. Pero además sigue en la lógica de transferir los costos al medio ambiente, la salud pública y la diversidad marina de las comunidades costeras, especialmente para las generaciones futuras”.
Cárdenas aseguró que “la propuesta es absolutamente inviable y lo sabe la industria minera. Lo saben también las universidades y los científicos. Un relave es un cóctel de metales pesados, de múltiples químicos que se usan en los procesos de separación, de procuración de metales, de lixiviación. Entre ellos, los principales son el mercurio, cianuro, arsénico, cobre, plomo, molibdeno, cadmio y zinc, entre alguno de los componentes de los relaves”.
Esos metales pesados generarían un “efecto desastroso” en la cadena trófica marina. “Contamina al plancton, que es la base de la cadena trófica y los consumidores primarios. Con el paso del tiempo, finalmente llega al ser humano”, puntualizó.
Por su parte, el presidente del Departamento de Medioambiente del Colegio Médico de Chile, Andrei Tchernitchin, quien también expuso en la Comisión del Senado, se mostró absolutamente en contra de la propuesta del sector minero.
“Basta recordar el episodio de la Bahía de Minamata en Japón (década del 50). Allí botaban mercurio supuestamente inorgánico y en cantidades muy pequeñas. Pero el fitoplancton transformó ese mercurio a orgánico, que fue ingerido por el zooplancton. Eso hizo que cada vez un animal de mayor tamaño fuera consumiendo alimento contaminado (…). La gente comenzó a consumir peces contaminados y empezaron a nacer niños con malformaciones fetales, deficiencias intelectuales y otras”, alertó el especialista.
Asimismo, Francisco Orrego, presidente de la Sociedad Nacional de Pesca, dijo que las "eventuales consecuencias negativas de estos vertimientos nos afectan a todos por igual. Aunque reconocemos la importancia de la minería para el desarrollo del país, como gremio estamos absolutamente en contra de la existencia de relaves mineros porque sus consecuencias son irreversibles", según df.cl.
En la misma línea estuvo el subsecretario de Pesca Raúl Súnico, quien criticó la opción en la Comisión del Senado.
EL DUCTO DE LA CAP
El 2012, Codelco y Antofagasta Mineral, propiedad del grupo Luksic, reconocieron estudios preliminares que exploraban la posibilidad de depositar relaves en el lecho marino. Dicha práctica, conocida como STD (submarine tailings disposal) es más extendida en el mundo de lo que se cree, y de hecho en Chile ya es una realidad.
Frente a las costas del Valle del Huasco, la empresa CAP Minería, dedicada principalmente al hierro, vierte sus desechos en el lecho marino. A 5 kilómetros del puerto de Huasco, la planta productora de pellets de hierro concentrado se depositan a diario los desechos del proceso productivo.
Estos desechos son “libre de químicos ya que el metal se separa de forma física por medio de imanes, asegurando que sea un material inocuo, es decir, que no es dañino para la vida marina o la salud humana”, según explican en su sitio web.
En julio de 2013 se hizo pública la idea de construir un ducto submarino de 6.600 metros de longitud destinado a depositar los desechos en una zona arenosa ubicada mar adentro, con una profundidad que va de los 200 a los 800 metros.
Dicho proyecto, denominado “Actualización del Sistema de Disposición Submarina de Relaves de Planta de Pellets” consta de dos ductos paralelos que pretenden descargar los desechos “fuera del borde de la plataforma continental”, y según las estimaciones de la misma empresa, el depósito alcanzaría una superficie de 39 km2 después de 50 años de operación.
Para el director ejecutivo de Oceana, Alex Muñoz, los riesgo asociados a los relaves de la producción de hierro no son tan altos como en el caso de la producción de cobre, “cuyo proceso de extracción utiliza elementos muy tóxicos”.
El representante de la ONG entiende que “hace falta una evaluación independiente y no de la empresa sobre los impactos que han dejado en Huasco”.