La grave catástrofe ecológica que afecta a la Región de la Araucanía con el incendio forestal que ya ha consumido más de 6 mil hectáreas entre la Reserva Natural China Muerta y el Parque Nacional Conguillío, sigue sin detenerse, y todo parece indicar que el daño al ecosistema demorará cientos de años en recuperar en parte la biodiversidad afectada.

Ese fue el triste pronóstico que hizo el ingeniero forestal Sergio Donoso, vicepresidente de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, académico de la Universidad de Chile y especialista en bosques de araucarias.

Donoso analizó en entrevista con El Desconcierto las falencias estatales a la hora de combatir incendios forestales, y la magnitud del daño ecológico que aún sigue avanzando con el incendio aún activo en la zona cordillerana de la Araucanía. El académico asegura que sólo la lluvia logrará exterminar por completo el siniestro.

¿Cuánto es el daño que ha generado este incendio?

Tanto las reservas como los parques nacionales están constituidos en función de proteger ecosistemas que son particularmente relevantes. En este caso, el aspecto más relevante tiene que ver con las formaciones de araucarias que están presentes en estas dos áreas. La araucaria, en términos vegetales, es un dinosaurio viviente. Está determinado que ya en la época mesozoica, o sea, hace 65 millones de años, estaba presente este género. Y lo que encontramos hoy es efectivamente un pariente próximo, que es la araucaria araucana, que presenta esa particularidad y es parte del atractivo.

Cuando hablamos de las araucarias, tenemos un problema de percepción a escala humana. Para nosotros es muy difícil de imaginar mil años. Algunas de esas grandes araucarias que se están quemando, fácilmente puede que tengan mil años, y en ese entonces ni siquiera existía el concepto de Chile. Estamos hablando de una dimensión en tiempo que escapa a nuestra comprensión.

Allí hay árboles que ya estaban hace muchas centenas de años antes de lo que vendría a ser la colonización española. Entonces, lo que se pierde no es solamente un árbol, sino también parte de nuestra riqueza natural.

Para muchos ver imágenes de araucarias envueltas en llamas es muy fuerte, pero en esas reservas también hay varias otras especies nativas muy importantes.

Sí, hay estamos hablando de lengas, coihues y ñirres, que son especies centenarias. Lo árboles viejos de lengas y de coihues, fácilmente pueden llegar a 400 o inclusive más años. O sea, también estamos hablando de antes de la llegada de los españoles a América.

¿Cómo se explica que el incendio se haya extendido tanto y que parte de los administradores del Parque Nacional Conguillío aseguren que va a tomar mucho tiempo que se termine de extinguir?

Lamentablemente, hay un ejemplo relativamente próximo, que también se generó de una forma similar a lo que estaría identificado como el origen del incendio que comenzó en China Muerta, que habría sido por una tormenta eléctrica seca. El año 2002, en la Reserva Nacional Malleco ocurrió algo similar. También fue un incendio en un sector bastante inaccesible, que comenzó como un pequeño incendio que fue creciendo y en un periodo donde hubo un puelche muy intenso (viento este que sopla hacia los valles), y donde la cantidad de hectáreas afectadas se multiplicó llegando a varios miles, y que fueron completamente calcinadas. En esa ocasión, lo que efectivamente apagó el incendio fueron las lluvias.

Sin embargo, casi un año después, fue posible detectar un foco que se mantenía guardado en un tronco de una araucaria. O sea que había pasado casi todo el invierno al resguardo de las lluvias y recién ahí se apagó y quedó completamente liquidado ese incendio. Digo esto porque no nos debería extrañar, por la magnitud  y por la cantidad del material quemado, que sea la naturaleza la que finalmente controle finalmente este incendio, principalmente por la magnitud que a estas alturas ya ha alcanzado.

Como agrupación, ¿qué crítica hacen al sistema de control de incendios forestales en Chile?

El principal desafío es que las situaciones que se han ido presentando a lo largo de los años, han ido volviendo cada vez más complejo el combate de los incendios, y particularmente en los sectores más inaccesibles. Lamentablemente, la percepción que tenemos desde la Agrupación es que efectivamente no hay una decisión de Estado de proteger nuestros recursos naturales. Con los recursos que tiene disponibles, Conaf hace cosas increíbles. Pero claramente la magnitud de los hechos indica que el Estado, y es bastante común, vive de las urgencias. Probablemente cuando termine la época de los incendios, esto nuevamente va a pasar al olvido hasta que el próximo verano, y cuando estemos con situaciones parecidas a éstas, nuevamente va a volver a aparecer en la palestra pública, y se tomarán nuevamente medidas puntuales, pero no se afrontará de forma sistémica. Esto ya se está volviendo algo habitual, y no se puede seguir respondiendo con medidas de emergencia,  o medidas parche, algo que se está volviendo sistémico.

Entonces el problema es que no hay una mirada a largo plazo.

Exactamente, y de la misma forma, eso lo podemos trasladar a otras situaciones, que parecen ser parte de nuestra cultura. Si tenemos problemas de agua, no vemos cómo se resuelve el problema sistémicamente, sino que se toman medidas de urgencia con camiones aljibes, entregamos agua y ojalá que el próximo año sea lluvioso para no tener que hacer lo mismo. Si tenemos contaminación por la leña, algo haremos durante el invierno para evitar las preemergencias, pero no hay nada sistémico o voluntad de hacer un cambio significativo en el tiempo.

En redes sociales circulan críticas por la diferencia de inversiones que se hace para comprar maquinarias que sirven para combatir incendios forestales, en contraposición a lo que se gasta en las Fuerzas Armadas. Sin embargo, ¿son realmente útiles para nuestro país aviones cisternas tan grandes como los que muestran en redes, especialmente en zonas cordilleranas como Conguillío?

Cada medio es eficiente en distintas condiciones. En ese sentido ha sido bastante claro que, ya sean aviones, avionetas o helicópteros, pueden ser muy eficientes bajo ciertas condiciones y por supuesto que en otras no lo son. Creo que hoy, en medio del incendio, discutir cuál es el mejor medio para combatir o qué cosa es lo que se podría haber hecho mejor, no es útil. Esperaría una visión más global para entender que hay que proteger todo lo que es el patrimonio natural de Chile, y con los medios que sean funcionales a esas condiciones. Está claro que en lugares donde no hay caminos, donde es difícil el acceso, va a haber medios pertinentes a ese tipo de trabajos.

Una de las lecciones que se sacó cuando fue el incendio en la Reserva Natural Malleco es que, dado el nivel de dificultad de acceso a estos incendios, que son en altas cumbres y donde no hay caminos, haciendo muy complejo el combate, es fundamental que una vez detectado un foco, hay que asistir con todos los medios, ojalá con helicópteros y tratar de atacar el incendio cuando recién se está generando, porque una vez que toma una magnitud y extensión importante, los medios humanos y físicos hacen imposible detenerlo. La forma más apropiada de detener es atacar apenas se generan estos incendios de alta cordillera vinculados a tormentas eléctricas secas.

¿Cuánto tiempo se podría estimar para que este ecosistema recupere gran parte de la vegetación dañada por el incendio?

Por la magnitud de este incendio, creo que probablemente nuestros nietos van a poder ver parte de la recuperación de estos bosques, pero no por completo. Seguramente, los nietos de nuestros nietos sí podrán ver, pero en el caso los bosques de araucarias, muchas generaciones más van a poder observar algo que se pudiera  parecer a lo que hoy se está consumiendo.