Aysén, ese Rembrandt que Chile tenía escondido en el desván

Aysén, ese Rembrandt que Chile tenía escondido en el desván

Por: El Desconcierto | 25.02.2015

aysen cerro cordónDesde hace varios años ya, muchos de quienes vivimos en el hermoso territorio de Aysén compartimos ciertas ideas.

Que somos privilegiados, embriagados de tanta belleza que bebemos día a día, palmo a palmo mientras atravesamos nuestra región.  Orgullo sentimos cuando otros vienen a disfrutar junto a nosotros, con el tiempo aprendiendo de quienes nos visitan que la actividad llamada turismo es incipiente, pero que contiene un tremendo potencial.  Y que es una forma de vida pero también una oportunidad para desarrollar una actividad económica, a escala humana, donde la familia en pleno se puede involucrar.

Luego de 50 años de vida en Aysén y 35 en el rubro, creo necesario relevar hechos y acciones que han marcado el camino hacia una actividad económica sustentable.

Algo de política pública ha habido.  Mezclando varios sectores productivos, algunos incluso contradictorios entre sí.  También una gran cantidad de seminarios, talleres, encuentros, conversaciones, discusiones, escritos, ensayos buscando establecer una visión regional. El “hacia dónde vamos”.  O “cuál es nuestro sur”, eso que nos hace distintos.

Se han dado debates sobre cómo posicionarnos, cómo convertimos las llamadas desventajas -distancia, costo de la vida, infraestructura- en ventajas comparativas.  Y a esto se suman los distintos instrumentos de fomento que el Estado ha puesto a disposición para que muchas pequeñas empresas mejoren su gestión, equipamiento, rentabilidad.

Otros hechos también han aportado a este posicionamiento.

Ahí está la actitud empoderada y proactiva de muchos ciudadanos para defender el estado natural de estas tierras y de su gente ante actividades de alto impacto ecosistémico.  Como por ejemplo la salmonicultura, que aún no se hace cargo de sus efectos. La minería con sus relaves descontrolados.  La ganadería con el sobrepastoreo. O el turismo cuando es mal llevado.  Todo esto es algo que debemos asumir. Nadie está en contra del desarrollo, a lo que muchos aspiramos es a uno distinto, donde cada actividad productiva tome conciencia del lugar en que está: la Patagonia. Que asuma su responsabilidad con las generaciones futuras.

También está la campaña “Patagonia sin represas”, que no solo sirvió para que Chile se pusiera en serio a hablar sobre la política y la matriz energética.  Permitió a Aysén posicionarse a nivel nacional e internacional.  Que se escuchara nuestro sentir y el de muchos otros chilenos que aspiran al desarrollo pero uno responsable con este pedacito de nuestro país. Porque, como dijera un amigo extranjero, Aysén es como el Rembrandt que Chile tiene escondido en el desván.  O, para ser más localistas, el Tillería oculto en la leñera.

El Movimiento Social por Aysén “Tu problema es mi problema” también fue un aporte a este posicionamiento.  Trascendiendo los resultados, la comunidad casi en pleno unida por una causa común hizo que el país entero mirara hacia acá.  Instalamos la impronta patagónica de querer ser protagonistas de nuestro destino.

Son estos hechos los que, sumados a las bellezas naturales, hacen que se acerquen ya no solo turistas sino quienes acá quieren vivir, y también personas de negocios junto a muchos especuladores.

Porque la Patagonia verde, sustentable y con la “pluma pará” vende.  Está de moda, a pesar de que muchos ven a Aysén solo como un botín.  Solo como una oportunidad para hacer su gran negocio. Ellos aún no entienden el sentido profundo de esta tierra.

Lamentablemente, una parte del empresariado regional y ciertas autoridades del último tiempo, al parecer no alcanzan a dimensionar la tremenda oportunidad que tenemos de planificar un desarrollo con autonomía.  Que diseñemos nuestra propia hoja de ruta, la cual los gobiernos de turno deben estar disponibles para apoyar con políticas públicas.  En la medida que cada región se descubra a sí misma, el Chile centralizado tendrá menor peso que sostener.  Para esto se requieren no sólo las movilizaciones, el cara a cara, la crítica, las parás en la hilacha.  También se necesita trabajar organizadamente para lograrlo, e incluso enojándonos con la autoridad de turno o rechazando las inversiones que no pasen el filtro de la sustentabilidad.  Cuando logremos esto, nuestro Aysén despegará siendo ejemplo para otras regiones y para el país entero.

Todo está encadenado: descentralización, planes de gobierno, tipo de inversión privada, formación de liderazgos, ordenamiento territorial, educación superior de alto nivel.  Ningún ciudadano debiera permanecer indiferente a estos temas.  De lo contrario seguirán llegando políticos de afuera, empresarios de afuera, intelectuales de afuera, que nos vendrán a decir el tipo de desarrollo que debemos tener.

Y esto no es chovinismo, es simplemente tener autoestima.