Dinamarca, el país que crece hace décadas sin necesitar más energía
Dinamarca tiene una historia sorprendente. El país, además de ser conocido por su bella capital, que ha sido elegida como una de las ciudades más amigables del mundo para andar en bicicleta, también se ha constituido en un verdadero modelo internacional de sustentabilidad ambiental.
La nación nórdica transformó radicalmente su matriz energética, entre otras cosas, y pasó de ser en un 100 por ciento dependiente del petróleo, a generar un 25 por ciento de electricidad a base de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) en poco más de 40 años. La meta es para el 2050 ser totalmente independientes de la energía fósil.
Pero eso no es todo. Es uno de los pocos países que han podido desacoplar su crecimiento económico del energético. Desde 1980, la economía de Dinamarca ha crecido en cerca de un 70 por ciento, mientras que su consumo energético se mantiene igual. Y esta situación ha contribuido a generar menos emisiones de dióxido de carbono (CO2). Mientras que entre 1990 y 2008 el PIB creció en un 33 por ciento en la economía danesa, las emisiones de CO2 bajaron en un 19 por ciento.
Todo esto va de la mano con una política de sustentabilidad. Así, en el país europeo han impulsado también impuestos para obligar a las empresas a reducir, entre los que destacan a las emisiones de CO2, dióxidos de azufre, al consumo de energía de fuentes no renovables y a la compra de autos.
Para entender las claves de este proceso de cambio conversamos con Trine Danklefsen, agregada cultural de la embajada de Dinamarca en Chile, quien nos contó acerca de la historia energética de su país, los próximos desafíos y la factibilidad de replicar el modelo en otras partes del mundo.
¿Cómo surgió todo el cambio?
Todo partió con la crisis del petróleo en 1973. En ese momento Dinamarca estaba en el peor escenario posible, porque junto a Japón, eran los únicos dos países en el mundo que dependían en un 100 por ciento de energía a base de petróleo y carbón importado. Entonces de un segundo a otro no teníamos energía, y lo poco que había era carísima. Esto fue un golpe para Dinamarca, que de hecho causó una gran crisis económica y gran cesantía.
En ese momento el parlamento danés decidió que nunca más debíamos tener ese nivel de dependencia energética. Para ello primero se planificó diversificar la matriz energética e introducir cada vez más energías renovables. Todo esto fue de la mano de una política para ahorrar energía, para que generar conciencia de cómo gastamos la energía que tenemos, lo que en Dinamarca ha tenido un efecto muy positivo, y hemos ahorrado muchísimo.
Pensamos que todas estas medidas han hecho posible duplicar nuestra economía, es decir nuestro PIB, utilizando la misma energía que antes. Entonces, cuando se dice que para crecer económicamente se necesita también crecer en energía, es un eslogan bastante interesado porque esto no necesita ser así. En éste sentido, lo difícil fue lo inicial, ya que se hicieron proyectos de infraestructura grande asociados principalmente a la generación energética.
[caption id="attachment_30230" align="alignright" width="300"] Generación eléctrica en Dinamarca año 1985[/caption]
[caption id="attachment_30231" align="alignright" width="300"] Generación eléctrica en Dinamarca año 2009[/caption]
Si uno ve el mapa de generación de energía en Dinamarca, en el año 1985 (ver imagen), se observa que hay muy pocos lugares de generación, pocos y grandes, y analizando bien esta situación nos dimos cuenta de que esto era muy poco rentable. Sobre todo por el transporte de energía hacia zonas alejadas, además que el impacto medio ambiental es grande cuando las centrales de generación también lo son. Esta situación cambió, y el mapa de generación del año 2009 (ver imagen) da cuenta de que existen muchos lugares de generación pequeños, más cerca de los centros de consumo.
Lo otro importante ha sido la generación de energía a través biomasa y de la quema de residuos sólidos domiciliarios. De hecho, actualmente estamos reutilizando gran parte de la basura doméstica, y el 94 por ciento de esta se incinera para producir energía. El tema de la basura es un problema grande en todo el mundo, por lo que para nosotros fue necesario utilizarla, ayudando a resolver el problema de dónde acumular todos esos residuos.
Aparte de estos temas, el gobierno ha fomentado la introducción de energías renovables con subsidios, porque nosotros pensamos que sin subsidios es muy difícil que resulte a largo plazo. Especialmente en la fase inicial.
Otra medida ha sido obligar a las grandes empresas de electricidad a comprar la energía producida por los residenciales. Un tema importante es que muchas de estas preocupaciones han crecido de la base de la sociedad civil, quienes han presionado a los políticos para que sean más sustentables con el medio ambiente.
Considerando que en Chile vive casi el triple de personas que en Dinamarca ¿Cree que la cantidad de gente que vive en un país es un factor importante para implementar un modelo energético como el de ustedes?
Bueno, es que acá el territorio también es como el triple. Yo diría que en Chile existen enormes posibilidades para el desarrollo energético. El desierto con el sol en el norte, en el sur el viento, una gran costa para la energía mareomotriz y undimotriz, por lo que yo creo que acá hay posibilidades geográficas fantásticas si uno quiere avanzar en esa dirección.
¿Todas estas medidas han sido políticas del Estado?
Efectivamente, esto fue una política del Estado. La emergencia fue tan grande que nos obligó a ponernos de acuerdo porque ya no era factible depender del petróleo. Nosotros escuchamos el argumento de que pudimos hacerlo porque siempre fuimos un país rico, pero no era así. La situación en la que estábamos era muy mala, no teníamos nada de energía, y desde ahí partimos. Entonces, yo creo que esto mismo se puede hacer en cualquier parte.
Por esto, desde el momento de la crisis ha habido coincidencia entre todos los partidos políticos. Obviamente hubo diferencias en el momento de la toma de decisiones, pero finalmente todos supimos que esta era la dirección obligatoria hacia donde debíamos marchar.
Hoy en día esto para Dinamarca es un tema muy importante, es parte de nuestro perfil. Todo lo que hace el país con organizaciones sociales, con la ayuda a países en desarrollo, mucho está enfocado en la sustentabilidad, porque dejando de lado la política nosotros visualizamos que es la humanidad y el planeta el que está en juego. Estamos consiente de que estamos más adelantados que otros países, pero ojalá rápidamente muchos otros tengan el mismo norte, porque sin estos cambios ya no vamos a poder seguir existiendo. Suena como un eslogan, pero es la verdad.
A través del tiempo lograron un cambio cultural
Sí, hay una gran conciencia de que las personas debemos hacer cosas para ir en esa dirección. Esto ha sido una combinación de factores. Por un lado los impuestos, pero también beneficios para las empresas que realizan cambios en materia de sustentabilidad; y al mismo tiempo campañas públicas. Por ejemplo, hace algún tiempo hubo una que se llamó “una tonelada de CO2 por familia”, que consistió en una campaña del Estado a través de una página web. Allí se ingresaban datos sobre el transporte, uso de electricidad, cantidad de personas, etc., y luego se recibían propuesta sobre cómo reducir el consumo energético, con el objetivo final de reducir una tonelada de CO2 al año. Esta campaña tuvo mucho éxito, muchas personas se inscribieron y llegó a ser una instancia que juntó a la familia en torno a una meta de reducción de emisiones.
¿Cree que el tipo de economía predominante en el país influye para poder seguir este modelo?
En Dinamarca tenemos un gobierno de bienestar, pero también tenemos una economía totalmente privada. Es un sistema de libre mercado, por lo que en ese sentido no nos distanciamos mucho de lo que hay acá. Nosotros pensamos que es absolutamente factible lograr el cambio, pero tiene que existir iniciativa por parte del gobierno, tiene que existir un estado que exija, que fiscalice, que regule, que apoye, que da ideas y que coopere con los privados, tanto personas como empresas.
También es importante decir que cuando todo esto comenzó las empresas tenían reticencias a los cambios. Pero, para que esto no sea sólo una carga económica para una empresa, los organismos estatales las asesoran y guían, estableciendo puntos sobre dónde es posible reducir y en qué, de manera de que ellas tengan un retorno al corto, mediano y largo plazo. De este modo, finalmente toda esa inversión inicial se traduce en ahorros sustanciales para las empresas en sus cuentas de luz. Por esto, mejorar la eficiencia y ser más ecológico no es sólo un tema de gastos, sin que hay un retorno considerable de dinero
Esto para las empresas danesas rápidamente se transformó no sólo en una exigencia, sino también en un desafío. Gracias a esto, hoy en día una de las cosas que se exportan con mucho éxito son justamente equipamientos para las energías renovables y tecnología para el ahorro energético, por lo que finalmente esto se constituyó en una oportunidad de negocios para las empresas.
¿El Gobierno chileno los ha invitado a exponer sobre su experiencia?
Ahora estamos en conversaciones con el ministerio de Energía, como quizás con muchos otros países, pero sí hemos sentido un interés por saber de nuestras experiencias.