El fin de la luna de miel de Michelle Bachelet con los empresarios
Por primera vez desde su retorno al gobierno, la presidenta bajó en aprobación en las encuestas. Según la última medición de la Universidad Diego Portales, un 35,2 por ciento cree que las políticas impulsadas por el Gobierno beneficiarán a la clase alta y reveló un bajo entendimiento de las reformas. La discusión educacional ha generado cada vez más desacuerdos en el mundo social, en la iglesia católica, en los empresarios e incluso al interior de la coalición oficialista. Sumado a esto, el representante de la Sofofa, Hermann Von Mühlenbrock, empezó a cobrar el cheque en blanco dado a la presidenta en su retorno a Chile.
En la cena anual del gremio, el timonel de la Sofofa señaló que “cuesta escuchar una buena melodía en un ambiente con tantos ruidos” y agregó que “luego de los 30 años más exitosos en la historia de nuestro país las vacilaciones en momentos previos a cruzar el umbral del desarrollo han causado, en muchos casos, una profunda crisis de confianza. Y algunos, estando al borde del desarrollo, han dejado que la incertidumbre los abrume y han renunciado, consciente o inconscientemente, a seguir avanzando y han vuelto por años a las garras del subdesarrollo”.
El primo del presidente Piñera y ex mandamás de los concesionarios, Herman Chadwick, afirmó que efectivamente se acabó la luna de miel. “El discurso de Von Mühlenbrock fue mucho más confrontacional de lo que se había visto hasta ahora, donde le indicó que el empresariado no quería seguir siendo vilipendiado o pisoteado, que el camino para el desarrollo del país no era el que pretendía llevar el Gobierno adelante, sino que es el de la economía social de mercado”.
El abogado y empresario señaló que las asociaciones público-privadas “son una lesera que han inventado ahora último”. Chadwick advirtió que “esas no son alianzas, es cada uno en lo suyo. Yo quiero eliminar del lenguaje de la alianza público-privado y limitarlo a como lo entiende el ex presidente Lagos, o a como lo entiendo yo, que es como el caso de las concesiones. Pero no es para todas las inversiones”.
El sociólogo Alberto Mayol explicó que “las fuerzas conservadoras se encontraban muy debilitadas en un comienzo, pero más allá de la disputa política la pregunta que se hace es “con todo esto ¿quién gana?". Para responder a esa pregunta, Bachelet dijo: "gana el programa". El problema es que el programa es un territorio en disputa, que no es claro”.
Así mismo, Chadwick analiza que la Nueva Mayoría no es la Concertación: “La Concertación hizo un gobierno socialdemócrata, la Nueva Mayoría quiere un gobierno más de izquierda, más duro. Por lo tanto yo creo que ahí están las disputas permanentes entre aquellos que hoy siguen siendo concertacionistas y algunos nuevos, jóvenes, agregando al Partido Comunista que quieren transformar la Concertación en Nueva Mayoría”.
En este punto, Mayol señaló que "el diseño político de Michelle Bachelet para poder llegar a la elección y ganarla sin grandes dificultades, pasaba por postergar los problemas estructurales internos de la Nueva Mayoría. Todo ese diseño guardaba en sí el hecho de que, luego de ganar, iba a ser muy difícil. Y eso es, ni más ni menos, lo que está pasando”, asegura.
Hasta el momento, el líder de la CPC, Andrés Santa Cruz había sido públicamente el vocero de las preocupaciones del sector privado. En varias ocasiones, había señalado que "estamos convencidos de que hay que mantener las políticas que se han aplicado en los últimos 25 años, que han estado basadas en el diálogo y en la búsqueda permanente de acuerdos, porque esto es lo que le ha traído éxito a Chile”.
Sin embargo Von Mühlenbrock marcó un punto de quiebre en la relación pública del empresariado con la presidenta y aclaró que efectivamente Chile necesita ajustes, pero no una “reingeniería”.
Herman Chadwick concordó en que éste es efectivamente el punto de discordia con el gobierno y explicó que para avanzar esperan “llevar para adelante todo el crecimiento y desarrollo del país en una tasa del 27% y no del 17% como era antes. Yo creo que en la reforma laboral hay que ponerse de acuerdo en 3 o 4 puntos y permitir que haya paz social. El empresariado hoy quiere un gobierno que esté apoyando un sistema económico basado en la libertad y que se traduce en un modelo social de mercado que ha imperado en Chile los últimos 30 años. No quiere cambio del modelo”.