El Desconcierto: un año de prensa digital libre
Ha sido un gusto. A veces los lectores nos han premiado con más visitas, otras con menos, pero siempre ha sido para nosotros una satisfacción enorme que agradecemos a todas y todos los que, desde el otro lado de la pantalla nos escriben con su vida las notas que después nosotros publicamos.
No concurriré aquí ni al lugar común de la épica fundacional ni a la lista de los aciertos del año transcurrido. Eso estará en la memoria de cada uno.
Después de un año y medio como revista mensual impresa con distribución vía kioscos a todo el país, en noviembre de 2013 decidimos volcar todas nuestras energías a la prensa digital. Ya antes habíamos desarrollado algunas experiencias importantes en la red, principalmente la trasmisión semanal de más de 20 capítulos del programa Kenadiecalle vía streaming. En paralelo, a principios del año pasado decidimos abrirnos camino en el mundo editorial, con Ediciones El Desconcierto, que al término de 2014 acumula ya casi 20 títulos publicados. Todo ello ha ido dando forma a un esfuerzo comunicacional múltiple.
Pero sea en el ámbito que sea, nuestro empeño ha estado guiado por la decisión de aportar a nuestra sociedad un espacio para la información independiente y el pensamiento crítico, una ventana de reflexividad y construcción de sentidos emancipados que aporten a la búsqueda que hoy, de muchas formas, en muchos lugares, mucha gente diferente realiza en pos de las claves de una vida mejor.
Con su rebeldía multitudinaria, pero también con su sentido de alegre carnaval, el quiebre social de 2011 marcó el comienzo del fin de la cultura del desencanto. La desafección y la pose cínica con que muchos sectores intelectualizados “respondieron” a la gigantesca chatura político-cultural de esa cosa llamada Transición, reveló sus límites. Se abrió un tiempo de preguntas. Queremos saber, pero sobre todo, queremos propuestas como ladrillos, que nos ayuden a edificar mundos mejores, más justos, más igualitarios, más felices.
El Desconcierto quiere estar allí. Ni mirar desde lejos con pretensión de objetividad ni esconder la opinión detrás de la información. Ya sería hora de hacer el funeral de aquella doctrina noventera que proponía, menuda falsedad, que la mejor política comunicacional era no tenerla. Nosotros reconocemos en todo acto comunicacional una práctica política, y por ello junto a otros muchos medios de los que nos sentimos compañeros de camino, entendemos que la democratización de las comunicaciones y la redistribución del avisaje estatal, aún capturado por los medios dominantes, forman parte indispensable de cualquier proceso de cambios.
No tenemos templos ni padrinos ni caja fuerte, de modo que la puerta permanece abierta. De lo que es necesario tener noticia, intentamos construir información; y en lo que precisa interpretación, análisis, dejamos fluir el punto de vista. Por nuestras páginas han hablado muchas alternativas sociales y políticas, intelectuales, artistas, deportistas, personas sencillas, dirigentes sociales, y lo seguirán haciendo, porque su voz debe abrirse paso por si misma y brindar un espacio para ello es parte de nuestra misión. Sin embargo, ninguna cercanía ni consideración a la tradición coarta la independencia de nuestro enfoque. A todo ello llamamos prensa digital libre.
Sabemos que falta mucho por andar, por mejorar, inaugurar estilos, espacios, modos de decir. No es seguro que lo logremos, pero lo estaremos intentando. Y el joven equipo que todos las mañanas comparte en reunión de pauta las ideas que cada uno aporta, seguirá disfrutando su trabajo con muchas ganas.
Mando a nombre de todo el equipo un abrazo grande con cariño a quienes han pasado por nuestro equipo y han continuado su camino, a Marcelo y Pablo que animaron la primera etapa de la sección de medioambiente, a la Kena, a Pato, al Camilo, a Freddy y el Pablo Jungla, al Álvaro y el equipo del streaming, a la Ale, al Luciano, a la Anto, que va a ser mamá pronto, a la Paty, al Seba, a la Melania y la Josefa. Un saludo cómplice a nuestros colaboradores, columnistas, ilustradores, diseñadores, fotógrafos, que agrandan los brazos del diario, y para ustedes, amigas y amigos lectores, en este primer aniversario: ¡FELIZ CIMPLEAÑOS!