Rodolfo Machaca, secretario general de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), organización nacida hace tres décadas bajo el alero de la poderosa Central Obrera Boliviana (COB) se refirió a la particular concepción del MAS como “instrumento político de los movimientos sociales”.

¿A qué atribuye usted el éxito del MAS, que prácticamente copa toda la escena política boliviana?

En realidad es la culminación de un proceso histórico. Desde hace décadas, se ha ido consolidando la lucha de movimientos sociales organizados. En este proceso ha emergido un representante líder, de entrañas indígenas que ha llevado la batuta en esta lucha, representando la voz del pueblo, de la mayoría que a pesar de eso nunca estuvo en el poder.

En ese contexto ¿qué representa Evo Morales?

El presidente Morales entiende gobernar como obedecer los mandatos del pueblo, de las masas, de los trabajadores. Incluso se han ido incorporando sectores de la clase media y de la clase alta, que ven que este proceso le da estabilidad al país.

Evo es un líder completo, amplio, con mucha sensibilidad. Es un gobernante sincero, honesto y transparente. Su propósito principal no es servirse, sino servir al pueblo. No le interesa crecer personalmente, sino colectiva y comunitariamente. De ahí sus principios de reciprocidad, solidaridad y del vivir bien, que son valores rectores de los pueblos aymaras, quechuas y guaraníes. Además de carismático y sensible, es muy trabajador: entra a las 5 de la mañana de un día y sale a las 1 de la mañana del otro. En muchas acciones se adelanta a las necesidades del pueblo boliviano, entonces, no hay quien lo supere.

Estas características de su liderazgo explican que el pueblo le entregue confianza plena y obtenga el apoyo que se ve en estas elecciones.

- Chile, como en otros casos de América Latina, es un país donde los partidos de izquierda tienen una tradición muy fuerte. En cambio, en la experiencia boliviana el MAS es considerado un instrumento de los movimientos sociales ¿Cómo caracterizaría esa diferencia?

Para nosotros, en la experiencia que vivimos, los partidos políticos han sido instrumentos privados de logias, de grupitos que quieren apropiarse de bienes del Estado y sacar provecho de eso. Entonces, eso nos ha indicado que los movimientos sociales no podemos caer nuevamente en un partido que es en realidad una empresa política.

Lo que hemos tenido que hacer, entonces, es construir y crear un instrumento de lucha, político. Éste tiene que ser como un carro donde todos puedan subir y avanzar, pero desde la soberanía de los pueblos indígenas para liberarlos de la esclavitud neoliberal, empresarial y hegemónica multinacional.

Entonces, esta ideología política avanza más allá de lo que es la izquierda clásica. Por eso, si en Chile los izquierdistas están luchando y abrazan la ideología de los pueblos indígenas o de los movimientos sociales, si dan ese giro, estamos seguros de que podrán interpretar mejor las necesidades de su pueblo. No es una misma cosa un movimiento social que un partido político, que muchas veces ha sido una empresa de unos cuantos que se aprovechan de ese poder para su propio beneficio.

El vicepresidente Álvaro García Linera es un reconocido intelectual, mientras que Evo Morales ha sido un gran dirigente social. ¿Cómo se produce la alianza entre estas dos vertientes?

Son dos complementos muy importantes. El liderazgo del Presidente se corresponde con la clase indígena y con un pensamiento político social-comunitario. La clase media representada por el compañero Álvaro, en cambio,  fue formada en la ideología tradicional de la izquierda. Entonces, García Linera es ese ideólogo socialista que caracteriza e interpreta el sentido de "bien común" que debe construirse. Eso compatibiliza a los pueblos con los sectores medios de izquierda y los engrana. Si se separaran ambos grupos, estamos seguros de que tendríamos un problema político.

García Linera jala una corriente y el presidente Morales la otra hacia un camino común, formando una sola corriente para liberar al pueblo boliviano y así poder construir nuevas políticas, una nueva economía y un nuevo bienestar social.

Ustedes se han propuesto algo mucho más ambicioso que llegar al poder, que es hacer una transformación cultural que ponga a la mayoría india en el centro de la sociedad boliviana ¿Cómo va ese proceso, que podría resumirse en el concepto de descolonización?

Más de 500 años nos han amoldado a un modelo. Entonces, nosotros tenemos que demorarnos quizás no 500 años, pero sí unos 50 o 100 años para revertir toda la arremetida que hemos sufrido. La tarea es difícil, el proceso es lento, muy lento. Sin embargo, los indígenas lo estamos intentando, eso sí, no cometiendo el mismo error discriminador que la clase media o la clase burguesa. El indígena tiene que demostrar otro ideal, un pensamiento más integrador, comunitario.

Bolivia se encuentra en un proceso en la Corte Internacional de La Haya respecto a su demanda marítima con Chile ¿Cuál es la expectativa que el pueblo boliviano tiene de lo que puede significar este proceso y de la relación con Chile?

Desde los pueblos indígenas vemos que el Estado chileno hace chicanería jurídica. El Derecho Internacional, o incluso el Derecho mismo, muchas veces están construidos para favorecer a los poderosos, a los explotadores. Por eso, en paralelo, Bolivia ha desarrollado la diplomacia de los pueblos, donde  se encuentran sectores de la sociedad chilena que comparten con nosotros un sentido más humanitario.

Los bolivianos y los pueblos indígenas en Bolivia tienen derecho a la salida al mar, porque lo tuvimos hasta que fue negado por la clase oligárquica del Estado chileno. Si se sigue chicaneando, entonces en el fondo no tenemos un problema de intereses nacionales, sino la perpetuación de una lógica explotadora y oligárquica. Y claro, el Estado chileno no ha avanzado todavía hacia una democracia profunda, sigue todavía al servicio de la explotación del hombre sobre el hombre.