“El Verano de los Peces Voladores”: Una respuesta generacional a un problema intergeneracional
Esta película resulta ser la ópera prima para su directora Marcela Said, pues sus controvertidos trabajos anteriores “I Love Pinochet”, “Opus Dei” y “El Mocito” se enmarcan dentro del género documental. Sin embargo, en esta oportunidad la realizadora da un brinco para adentrarse en la ficción, entregando como resultado “El Verano de los Peces Voladores”, una obra que retrata la desconfianza y el clima de tensión acaecido en el sur, acerca de un tema que como país aún no zanjamos.
Ciertamente este es un relato muy distinto a lo que nos tenía acostumbrados Said, ya que en esta oportunidad opta por mostrar de una forma indirecta los actos vandálicos, nunca mostrando la violencia de manera explícita, sino más bien como un hecho contenido y solapado, pero presente, cuestión que permite la tensión constante en el transcurso del metraje.
En los 95 minutos que dura la cinta asistimos a ver el despertar sexual y la primera decepción amorosa Manena. Pero la historia no se queda ahí, sino que se encarga de mostrar el despertar de la conciencia rebelde de la protagonista, que se plasma en una actitud confrontacional hacia sus padres, donde en una especie de andar catártico va poniendo en duda la veracidad y tino de sus opiniones. Así, la obra transcurre bajo un lente que refleja contrastes: por un lado el imponente y hermoso paisaje sureño, mientras por otra parte el indolente trato hacia los empleados mapuches y la incapacidad de empatía y comprensión de Pancho Ovalle, tanto hacia su hija – desarrollando un enfrentamiento generacional - como hacia los indígenas que habitan y trabajan en el lugar.
A pesar de poseer muchas virtudes, la posición que se toma para narrar la historia refleja un trasfondo bastante calculado, en ocasiones demasiado evidentes, ideologizantes, pero ello no necesariamente significando que caiga en la demagogia. Por otra parte el uso de ciertas metáforas y simbolismos es un elemento que en definitiva no engrandece ni ayuda a la película, sino que traba su desarrollo. A esto se suma que queda la sensación que se pudo cerrar de mejor manera algunas aristas tratadas, pues se sugiere mucho pero no se concretan, tal vez por el exceso de estas. Sin embargo se debe tener en cuenta que este es el primer film de ficción de la realizadora, lo que sienta las bases hacia prometedores trabajos en el futuro.
En definitiva, una hermosa dirección de fotografía de Inti Briones y un guion caracterizado por diálogos breves pero muy consistentes, escrito por Julio Rojas y la misma Marcela Said, “El Verano de los Peces Voladores” es una película de la cual se puede asegurar se conservará bastante bien en el tiempo, en relación a que la temática social y política plasmada se abre al debate sin tener aún una fecha de caducidad.