19 días y 500 noches, el disco que canonizó (y que trae a Chile) a Joaquín Sabina
Dice Joaquín Sabina que antes de 19 días y 500 noches no rescataría más de 15 de sus canciones del naufragio. Y que es el único de sus discos que le parece que sobrevive casi completo al paso del tiempo. Ésta es la importancia que el músico ibérico asigna a este álbum, cuyas canciones se han convertido en himnos de resistencia humana (Ahora que), despecho (19 días y 500 noches), homenaje a las prostitutas (Una canción para la Magdalena), vínculo entre el amor y la pasión por el fútbol (Dieguitos y Mafaldas), ruina personal (Cerrado por Derribo) y celebración de la vida (Noches de Boda, en dupla inmortalizada con Chavela Vargas).
Desde el punto de vista vivencial, Sabina afirma, además, que este disco fue el último alargue de su adolescencia, hasta los Cuarenta y Diez (otra de las canciones del álbum). Que luego el desbande pasó la cuenta con accidente vascular y depresión incluida, que hicieron de los primeros años del 2000 un periodo de ostracismo público.
Sabina llegó a este álbum luego de 11 discos anteriores de una trayectoria que, si bien destacada, no lo había llevado al nivel de estrellato que actualmente ostenta. En aquel primer periodo, canciones como Calle Melancolía, Y nos dieron las diez y Pongamos que hablo de Madrid habían sido de las más célebres.
Él mismo bromea con el punto, cuando recuerda que cuando Joan Manuel Serrat ya era uno de los grandes referentes de la música iberoamericana, él todavía cantaba en las estaciones del Metro de Londres, en un dato biográfico cierto para extremar el punto.
Con la interpretación íntegra de este disco, Sabina vuelve a Latinoamérica por primera vez en solitario en tres años (entremedio lo hizo junto a Serrat en la gira Dos pájaros contraatacan). El periplo lleva por nombre '500 noches para una crisis', como para dejar huella del impacto que la recesión ha producido en Europa. Las presentaciones se prolongarán hasta octubre y el Flaco de Úbeda llega a Chile después de haber estado en la primera estación, Perú, país donde Sabina pasa temporadas por ser el de su pareja, Ximena. Luego de Santiago y Concepción, saltará a Buenos Aires, donde el fervor por Sabina ha llegado hasta el punto donde los argentinos son a veces capaces.
La escenografía de “500 noches para una crisis” tendrá como elemento principal una gran pantalla central que se alimentará en su totalidad por las pinturas y dibujos del cantante y compositor, la mayoría de ellos seleccionados de su último libro, “Muy personal”.
19 días y 500 noches, en principio, iba a ser un disco doble, por la cantidad de canciones y porque una de las canciones, el rap Como te digo una “O”, iba a durar trece minutos y no los ocho en que finalmente quedó. La discográfica (BMG), logró finalmente reducir el disco, pero de todos modos sus 74 minutos lo transforman en uno de los más extensos de Sabina.
¿Por qué este álbum es tan célebre? Primero, porque es el mejor de Sabina. Segundo, porque el tránsito ruinoso en la voz de Sabina alcanzó en 1999 el punto exacto entre la afinación y la ronquera. Tercero, porque reproduce iluminadamente la vida emocional al filo de la navaja que supone el mundo de los bares y las copas (por eso escucharlo marida bien con un ron o un whisky). Cuarto, porque las composiciones, una por una, son brillantes y variadas en estilo musical, lírica, temáticas y colaboraciones. Y quinto, porque en algunas frases es capaz de resumirlo todo. A saber: “tardé en aprender a olvidarla 19 días y 500 noches”; “que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena”; “No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón tan maltrecho y ajado que está cerrado por derribo”. Y, lo más importante: que no te cierren el bar de la esquina.
Los detalles de la gira pueden encontrarse en www.500nochesparaunacrisis.com.