Se publica la Enciclopedia del Amor en los Tiempos del Porno
Con este libro Editorial Cuarto Propio inaugura su colección “Un cuarto impropio”. Consiste en 150 textos de ficción ordenados alfabéticamente a partir de distintos conceptos propios del ámbito del erotismo y la pornografía en el mundo contemporáneo. Cada uno de los textos corresponde a una “entrada” de esta Enciclopedia del Amor en los Tiempos del Porno.
Así tenemos, por ejemplo, sobre el clítoris: “últimamente percibo mi clítoris como el Taj Mahal. Visualizo una enorme cúpula de carne rosada y sensible, electrificada a punta de terminales nerviosas, una pequeña fuente de grandes orgasmos, un microcontrolador del placer que se hincha espasmódico para chillar, sin gasto de cuerdas vocales, su perfecta autosuficiencia”.
Como puede verse, estas entradas no buscan definir el concepto, sino representarlo por medio de microrrelatos, escenas, diálogos, conversaciones por chat, e-mails y una multiplicidad de otros registros y voces, mayoritariamente en primera persona y con hablantes mujeres.
Dice, por ejemplo, sobre las ETS: “me vio y me encontró linda, adorable. Supuso que podría hundirse en mi carne felizmente. Sospechó incluso que podría amarme hasta los huesos. Estaba tan contento, entusiasmado. Hasta que me levantó la falda y vio que de la vulva me caían gotas negras”.
Los conceptos representados se relacionan con tecnologías del sexo, comunidades y estilos de vida, parafilias y perversiones, formas de nombrar la repulsión y el deseo, prácticas sexuales, emociones, etc.
Tanto leyéndose de principio a fin como de forma desordenada, la Enciclopedia va construyendo un mundo en el cual la pornografía es omnipresente, las identidades fluctuantes y la ternura esquiva; donde Internet se ha convertido en un escenario protagónico y el sexo ha desplegado un abanico de innumerables nuevas posibilidades.
Dejamos, para acabar, un texto Gourmet:
“Una papaya abierta sobre el miembro erecto, entonces la chupas hasta deshacerla. Puede ser delicioso. O miel muy pegajosa, lamerla hasta que no quede nada. Un poco de cerveza en una axila o merlot bebido desde el ano, delicia entre las delicias.
Si se trata de masturbar a una mujer, lo óptimo es un pepino pelado: es fresco, y si ella se contrae lo suficiente, lo romperá, dejando pepas y jugo de pepino en su interior que luego pueden ser recogidas con la lengua.
El color de la zanahoria se ve muy bien en el culo. Aconsejo pelarla, eso sí, para evitar posibles infecciones. Grande es mejor, para que duela. Pero cuida de aliñarla un poco y así evitarás romper la piel. Si le pones aceite de sésamo y jengibre puedes comerla después en la ensalada. En caso de riesgos de hepatitis, la cortas en juliana, la doras durante cinco minutos en mantequilla con orégano, y ya está: acompañamiento ideal para las carnes.
Las berenjenas son tan hermosas. Demasiado blandas, sin embargo, no resisten la presión del ano, pero en el coño de una mujer muy blanca otorgan un contraste de ensueño.
Quien no ha bebido champagne desde una espalda no sabe lo que es la vida. El ombligo es un pocillo ideal para bocados pequeños. Ostras, por ejemplo. Erizos y vaginas son una combinación perfecta, están hechos los unos para las otras.
A los pies les viene bien el jamón y viceversa. Puedes envolver con una lonja cada dedo y entre ellos colocar bolitas de melón. Quizá tu nombre se vea un poco ridículo, pero sabrá delicioso.
Si te gusta el chocolate, pruébalo en polvo. Rocía con él la totalidad de su cuerpo, y luego, a lo largo de una tarde o de una noche, recógelo poco a poco a lengüetazos. Es algo realmente dulce de hacer y Él se sentirá adorado en todos sus rincones”.