Colo-Colo dice adiós al Multicampeón, Luis Mena
Luis Arturo Mena Irrarázabal. Campeón once veces con Colo Colo en Torneos Nacionales, debutó hace casi 18 años en la Ruca, un 26 de noviembre de 1996. Lo hizo en el partido de ida de la final de la Copa Chile, la que se transformaría en su primer título en el club de sus amores, y donde terminaría graduándose de ídolo.
Respetado y reconocido transversalmente como un caballero, un verdadero profesional, incluso los hinchas del archirrival ven en el Multicampeón una figura de peso, de esas que traspasan los límites del futbolista común y corriente, transformándose en historia.
Formado en las inferiores de Colo-Colo, al igual que su padre y tíos, el Multicampeón comenzó sus pasos en el fútbol en el barrio, en el Club Deportivo San José de Tocornal de Puente Alto. Con tan sólo 16 años debutó con la insignia del indio en el pecho en un plantel marcado por históricos como Barticciotto. Se mantuvo en Pedreros casi toda su carrera y sólo en 2001 fue traspasado a Deportes Puerto Montt, pero al año siguiente retornó al Club que lo vio nacer.
Desde entonces, con empuje y coraje, el defensa N°3 mantuvo siempre un lugar especial en el camarín colocolino. Ahí estuvo, cuando en plena quiebra, casi no había dinero para pagar los sueldos, y el Club Social y Deportivo fundado por David Arellano veía cómo desaparecían sus activos, entre ellos el Teatro Monumental y la sede de Cienfuegos. En una campaña de esas que todos recuerdan por lo épico de sacar adelante una tarea que parecía imposible, en medio de las penurias, Mena fue pieza clave en el plantel campeón del Apertura 2002 junto a otros formados en casa como Eduardo Lobos, David Henríquez, Miguel Riffo y otros más.
Él mismo recordó en una entrevista la estrella obtenida en 2002. “No me puedo olvidar del campeonato en la quiebra, que estuvimos todos los jugadores de casa. Éramos un grupo que se conocía años y afloró en ese momento”, dijo a la hora de hacer el recuento de las 11 veces que consiguió el campeonato nacional.
En todos los años que vinieron, de altos y bajos, el Cacique rubio se mantuvo impertérrito. Vio pasar una y otra vez refuerzos antes sus ojos, en incansables esfuerzos por los directivos de reemplazarlo. Y allí, humilde pero persistente, Mena siempre supo responder cuando los foráneos no lo hicieron.
Luchito Mena, como le dicen los hinchas albos, siempre fue el ejemplo de valor necesario en el camarín. En pocas ocasiones le tocó marcar, pero seguramente una de las ocasiones más recordadas fue cuando en el Clausura de 2006, en la final frente a Audax Italiano, convirtió un golazo desde afuera del área que permitió al Cacique levantar la copa por segunda vez ese año. A la larga, Mena sería parte importante de ese plantel que consiguió un Tetracapeonato, el que sumado los tres últimos títulos de 2008, 2009 y, el más reciente, de 2014, lo convertirían en el jugador con más títulos en la historia del profesionalismo en Chile, con once estrellas a su haber. Marca que incluso supera el palmarés histórico de clubes como Universidad Católica.
En campeonatos como los de 2009 fue clave también. A inicios de septiembre, el defensor sufrió una grave lesión que lo dejó fuera de las canchas durante el resto del año. Antes alcanzó a disputar siete de las veintidós fechas, y al equipo le tomó cuatro partidos retomar la senda del triunfo sin él.
Durante 2012 se transformó en capitán, ya con más de diez años de carrera con los albos. La partida de Pablo Contreras le permitió gozar de su condición de ídolo. Esa misma temporada fue electo como parte del Equipo Ideal de El Gráfico Chile. Ello quedó en evidencia en la Noche Alba de 2013, donde fue ovacionado en un repleto Estadio Monumental David Arellano.
En el último campeonato su participación se vio reducida, quizás porque la llegada de Julio Barroso fue la contratación más importante de los directivos en el último tiempo, o también porque a sus 34 años Mena ya no tiene la misma capacidad física de antaño. Sea cual sea el motivo, los hinchas del Cacique saben que la partida del defensa marca un hito en la historia del camarín albo, uno donde el nombre del rubio defensor quedará marcada a fuego.
"Es gratificante ganar la 20 y la 30... es un verdadero orgullo", dijo después el Multicampeón.
Para la posteridad quedará la vergonzosa actuación de los directivos que no accedieron a la última petición del Multicampeón, que quería seguir sólo seis meses más, para seguir demostrando en la cancha el valor del que estaba hecho, uno quizás sólo comparable con el recuerdo de Arellano, al que Mena representaba como pocos.
Los albos ahora esperan saber cuándo podrán despedirlo para darle las gracias en su casa, a estadio lleno, y también aguardando por verlo ligado al club en cargos directivos, donde pueda poner la voz del hincha en las esferas de decisión. Por mientras, muchos seguirán agradeciendo por las once estrellas que bajó el Cacique rubio, y lamentándose por lo poco que se la jugó el actual cuerpo técnico por retenerlo.