Los noventeros que acechan a la Nueva Mayoría
En la misma semana, y en menos de 5 meses del inicio del nuevo gobierno, el presidente de la Democracia Cristiana, Ignacio Walker se manifiestó en contra de la reforma educacional del gobierno; el ex senador Camilo Escalona señaló que “se siente en condiciones de asumir la responsabilidad”, respecto a la presidencia del PS; y a un día del rechazo de Hidroaysén, el ex senador UDI, Pablo Longueira, retoma su actividad política y anuncia que asesorará al ministerio de Energía.
En 2006, en menos de un año Belisario Velasco se integró al gobierno durante el primer mandato de la presidenta Michelle Bachelet. La promesa de un gobierno ciudadano y renovado duró hasta julio de 2006 cuando el ex ministro del interior de Aylwin y Frei firmó como secretario de Estado, nuevamente.
Más tarde se sumaron rostros no tan joviales como los ex ministros Perez Yoma, Bitar, Francisco Vidal y José Antonio Viera Gallo. La lozanía y la política post transición quedó en el papel cuando llegaron a La Moneda “los noventeros”, piezas fundamentales de la estructura y cimientos de la política de los acuerdos.
Tras una rejuvenecida llegada de la que había sido la presidenta de ONU Mujeres, el país se teñía de aires de cambio. Al parecer la candidata presidencial del Partido Socialista había vivido un proceso de sacudida, se quitó de encima los resabios de la transición. Un nuevo ciclo político para una ciudadanía empoderada, liderada por los Peñailillos, las Blanco y los independientes de “Tegualda”.
Pero la Asamblea Constituyente de Javiera Parada (hoy agregada cultural en EEUU), la reforma tributaria de Arenas, y la reforma educacional de Eyzaguirre hoy día están en cuestión y no por una oposición de derecha, sino que por los noventeros.
“Nunca pensé que íbamos a transformar el ministerio de educación en un gestor inmobiliario”, declaró el presidente de la DC. Esta frase ha causado un desorden al interior de la coalición de gobierno, donde sus mismos corregionarios han salido a manifestarse preocupados por los dichos de su líder.
“Este tipo de declaraciones no ayudan a la unidad de la Nueva Mayoría”, agregó Fulvio Rossi, pero la verdad es que pareciera que el ataque de Walker a la reforma educativa tiene que ver con el hecho de que precisamente su coalición, la Democracia Cristiana, ha tenido poca influencia en ella, a diferencia de los jóvenes de Revolución Democrática.
“Queremos señalar que apoyamos la Agenda Energética del gobierno, porque me parece que es un paso importante y el camino que Chile necesita para alcanzar la energía sin conflictos con la ciudadanía y con los sectores que defienden el medio ambiente”, sentenció el senador UDI, Iván Moreira. Estas declaraciones las emitió el día antes a que se rechazara el megaproyecto hidroeléctrico, Hidroaysén (el cual ya se especulaba que así sería). En conjunto con eso, ese mismo día, Longueira reaparece en las pantallas de televisión contando que participará ad honorem en reuniones quincenales para apoyar la agenda energética del ministro Pacheco. Longueira -más allá de sus momentos bajos- ha sido siempre el gestor de la gobernabilidad entre la Concertación y la Alianza, una pieza altamente necesaria si se quiere dar respiración artificial a la derecha, en un momento en que el Gobierno tiene una oposición debilitada para el nuevo periodo, cuestión que ni Amplitud ni Evópoli han querido o podido cumplir.
La reactivación de los sujetos conocidos por haber conformado el bloque de contención, la conducción entre empresarios y políticos, reaparecen de manera esporádica y marginal, pero ahí están. La pregunta es: ¿Quiénes lograrán tomar la batuta de la conducción del país, la nueva camada bacheletista o se impondrán los hermanos mayores?
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