Por qué libros sin IVA
Según se ha visto, existe una relación directa entre el bajo impuesto al libro y el desarrollo cultural y económico de un país. Si bien esto no necesariamente implica causalidad, tiendo a creer que existe una codeterminación entre ambos fenómenos: la valoración de la lectura conlleva a mayor crecimiento y viceversa.
Sociedades mas desarrolladas publican más libros per cápita y tienen más editoriales per cápita. En esas sociedades, también se lee más y se comprende con mayor cabalidad lo que se lee. Ahora, ¿esto tiene una conexión con el impuesto al libro y a la lectura? En mi opinión, si. Un incentivo tributario al libro va a generar un ecosistema de editores, libreros, autores y lectores que le darán nueva vida la cultura en nuestro Chile. Por tanto, mi postura es que sí, una reducción al IVA del libro si va a afectar positivamente la lectura, ¿por qué? Por que es una inyección de vitaminas a la cultura.
Yo soy de las posturas de que una política nacional del libro debe contener medidas sistémicas pro lectura, pro lectores y pro editoriales. En suma, debe ser todo parte de una plan sistémico pro cultura. Este deben contener planes de fomento lector y la reducción tributaria - entre otras, como el precio fijo del libro – y tener una mirada global.
En el caso particular de los libros, mi tesis es que al bajar los precios de los libros se generará una mayor disponibilidad de recursos financieros de parte de las editoriales para crecer y tomar riesgos. Que las editoriales crezcan y corran riesgos, será concomitante con el crecimiento de las librerías, autores y profesionales del libro. Y una serie de posibles consecuencias, evidentemente positivas, vendrán reducción de los costos unitarios de producción de libros, aumento de la calidad, cantidad y diversidad de los catálogos, mejoramiento de las condiciones contractuales con los autores y los profesionales del libro en general y, por ultimo, la internacionalización del libro chileno producto de la expansión de los mercados de propiedad intelectual.
Dicho con mayor detalle, una disminución de los costos de producción hará que un aumento en la demanda de libros impacte en que un mismo libro se impriman en mayores cantidades, reduciendo el costo unitario de cada ejemplar. Mejorará la cantidad de la oferta literaria, ya que editoriales con mayores márgenes de utilidades podrán arriesgarse más, publicando a autores cada vez más jóvenes y desconocidos. Por otra parte, también se afectara en la calidad de la oferta literaria, ya que las editoriales que tengan una mejor capacidad de pago podrán trabajar más en sus obras, empleando mejores materiales y a mejores profesionales. Además, todo esto permitirá mejorar la relación con los autores y con toda la cadena de profesionales (ilustradores, diseñadores, correctores, traductores) que atraviesen la cadena de producción de un libro, pagando mejores sueldos y anticipos. Por último, una mayor recaudación permitirá la internacionalización, ya que se podrán comprar los derechos de autores con mayor reputación literaria, que no son leídos solamente en Chile, sino que también, en otros países y en otras lenguas.
Los detractores de la política de reducción del IVA al libro señalan que esta medida no es una medida pro lectura sino que es una medida pro lectores, es decir, que no ayudará a aumentar la cantidad de lectores en el país pero que sí ayuda a la pequeña elite de lectores ya existentes. Los detractores ven que existen barreras cognitivas de entradas a la lectura: la escasez de formación de hábitos lectores, falta de tiempo libre para leer, falta de comprensión de lo que se lee, falta de interés. Alguno de estos detractores, han sido enfáticos en que antes que bajarle el precio a los libros, hay que mejorar las condiciones de comprensión lectora en la gente. Personalmente, concuerdo en que hay fenómenos cognitivos y motivacionales asociados con la baja intensidad de la lectura entre los chilenos y, probablemente, la falta de entrenamiento y educación en la materia son factores preponderantes. Pero no creo que sean necesariamente medidas excluyentes, por eso se lleva bastante tiempo hablando de una política nacional del libro que sea sistémica, es decir, que incluya tanto la reducción tributaria como los planes de fomento lector.
En suma, si se adopta una mirada global, la reducción del IVA al libro tendrá una serie de efectos positivos en la cultura a corto, mediano y largo plazo. Estos efectos se sentirán tanto en las editoriales, como en los escritores, profesionales del libro, libreros y lectores. En otras palabras, esta política ayudará a crear un ecosistema favorable para el desarrollo de la lectura, la escritura y, finalmente, de las virtudes de la vida cultural en nuestra sociedad. Indudablemente, será una política pro cultura para Chile, ya que mediante mayor recaudación, las editoriales podrán invertir más y recurrir a estrategias más agresivas de expansión, los autores podrán escribir más ya que recibirán más por el pago de sus derechos, las librerías crecerán, etc. El resultado global de todo ello, será un aumento de la variedad y la calidad del tejido cultural en Chile.