Deshegemonizar el discurso sobre el aborto
En nuestra sociedad es difícil hablar de aborto, se da distanciadamente en el tiempo, pero lo sospechoso es que cuando esto se hace posible surgen de inmediato voces autodesignadas como autoridad para silenciar una posible discusión informada, con diversidad de posiciones y sobre todo respetuosa de las diferencias.
Es lo que ha comenzado a suceder con la intervención de la ministra Claudia Pascual ante la ONU, no bien se escucha su discurso surgen voces censuradoras que quieren cerrar cualquier debate con las descalificaciones propias de quienes no conceden a las mujeres su calidad de sujetos de derechos plenos, adultos y con capacidad de decidir. Esas voces no deben tener poder sobre las mujeres, no deben ser escuchadas, no vale la pena darles respuesta, porque no son voces dialogantes ni escuchan las experiencias ni los saberes de las mujeres. Sin embargo, debido a la falta de sentido de época con que operan me han motivado a pensarlo, el aborto debe ser atendido en el campo de las prácticas político-democráticas, en las prácticas jurídicas y de salud, y en las prácticas simbólico-discursivas.
Una sociedad democrática de plenos derechos ciudadanos, es impresentable como tal si en sus prácticas políticas existen sujetos discriminados que no pueden acceder a los requerimientos necesarios a sus diversas necesidades sociales y culturales. Esto cobra particular relevancia en el caso de las mujeres, si estas son impedidas de decidir sobre su cuerpo y su maternidad. Un Estado que no provee a las mujeres del saber médico en el caso de interrupción del embarazo es un Estado autoritario, que considera a las mujeres sujetos irresponsables, infantilizados y carentes del poder de decisión necesario para organizar su vida. Es decir, no se puede considerar un Estado plenamente democrático.
La falta de políticas de aborto en Chile es causa de mortalidad y de graves daños en la salud psíquica y sexual de las mujeres. En Chile el Estado no sólo carece de políticas públicas de aborto, sino que penaliza y recluye con cárcel a las mujeres que lo practican sin indagar causas, ni aspectos de la situación socio-económica de las mujeres que han debido acudir a esa práctica. En este aspecto, a la falta de políticas de salud, se suma un vacío jurídico en la legislación. Será tarea de las y los legisladores, y expertos y expertas abordar esta carencia para hacerlo parte del debate sobre una nueva Constitución.
El programa de gobierno de la presidenta Michelle Bachelet ha planteado la práctica del aborto en tres situaciones específicas Juristas y científicos deberán enfrentar la tarea de organizar y producir los discursos sociales necesarios para informar adecuadamente a un país moderno y secularizado.
En el plano de los discursos simbólicos la ciudadanía chilena , los medios de comunicación, las organizaciones sociales y el movimiento feminista y de mujeres tiene el deber de activar debates para producir discursos de re-conocimiento de las mujeres como sujetos de poder, de responsabilidad y de derechos plenos que develen el carácter antidemocráticos y discriminador de los discursos que hasta ahora han hegemonizado socialmente una posición penalizadora, censuradora y descalificadora de las mujeres como sujetos de plenos derechos.