La pelea por el derecho a amamantar: una más de las mujeres chilenas
Sucedió hace unas semanas. En un restaurant de Quillota, una madre recibió la instrucción de evitar alimentar a su bebé que lloraba por “quejas” de los demás comensales. La molestia de la mujer, que prefirió abandonar el lugar para poder amamantar a su hijo, recorrió los hogares de cientos de madres que comenzaron a organizar la resistencia.
Una serie de “tetadas masivas” se repitieron a lo largo de Chile. En los encuentros, numerosas mujeres se reunieron a amamantar a sus hijos públicamente, buscando romper con la censura socialmente impuesta y reivindicar la práctica como un ejercicio natural de la maternidad y del propio sexo femenino.
“La discriminación a la lactancia materna en público es algo que ocurre cotidianamente pero de lo cual se habla poco”, señaló Lucía Lecaros, gestora de Criamor, organización que promueve el derecho a la lactancia libre. En efecto, la naturalización de la censura al ejercicio de amamantar se ha traspasado por generaciones como una de las tantas expresiones de un legado que tiene dificultades para reconocer los derechos de mujeres y niños.
Porqué la lactancia libre
Los expertos han sido majaderos en señalar que la lactancia materna es el mejor alimento que pueden recibir los bebés, con múltiples beneficios físicos, psicológicos y emocionales para éstos y sus madres.
En efecto, una serie de organismos internacionales como la Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS), han buscado promover y reivindicar la lactancia como derecho de los niños de manera exclusiva hasta los 6 meses.
“La lactancia materna para ser exitosa debe ser libre, en un ambiente social protegido dónde no se perturbe la naturalidad del amamantar ni se establezcan restricciones para su práctica. El pecho materno no es como una llave que se abre y fluye la leche inmediatamente, hay un sistema complejo de reacciones hormonales que permiten la producción y flujo de leche regido por la oxitocina y prolactica, las cuales son estimuladas por el contacto con la cría (verlo, sentir su olor, tocarse) y que son inhibidas por el estrés y la adrenalina”, explicó Lecaros.
Según los especialistas, para que el ejercicio de amamantar sea exitoso no debe estar sujeto a restricciones de tiempo, espacio y horarios, lo que asegura un mejor proceso para el recién nacido y su madre, tal como explica la psicóloga clínica Leslie Power, quien sufrió la censura en carne propia cuando Facebook intentó cerrar su cuenta por haber subido una foto amamantando a su hijo.
“El mamífero humano, luego de estar 9 meses dentro de la guata de la mamá, en el útero, necesita, para su sano desarrollo cerebral, mantener las condiciones extrauterinas muy parecidas a las del útero. A eso se le denominó exterogestación”, explicó.
Power recalcó que los bebés deben mamar el pecho de sus madres cada vez que lo necesiten, pues, además de alimentarlos, esto los hace sentir seguros. “Hasta los 28 años, es decir, somos una especie humana mamífera muy inteligente pero en extremo dependiente, nos demoramos 28 años en despegarnos para irnos a dormir con otro ser humano”, agregó.
El morbo del patriarcado
Hasta ahora, la censura del amamantamiento se ha dado en términos solapados, sin que se realice una defensa pública de la prohibición de su práctica en ciertos espacios o del acto de tapar a la madre y a su bebé mientras lo realizan. Sin embargo, es una realidad dada no sólo en Chile: durante este viernes, el Papa Francisco invitó a las mujeres que asistían a una audiencia a dar de comer a sus hijos con tranquilidad.
"Cuando los niños lloran, se quejan, chillan, para mí es una música maravillosa, pero algunos lo hacen porque tienen hambre. Por favor. Dadles de comer tranquilamente aquí", recalcó, repitiendo un gesto realizado durante un bautizo pasado.
Sus palabras dejaron en evidencia una visión cultural de carácter mundial respecto a la lactancia, censurada por su vinculación con los senos de las mujeres. La erotización del cuerpo femenino y la perspectiva de la mujer como objeto de satisfacción sexual masculina son algunos de los factores.
“Pareciera ser que los pechos femeninos son sólo objetos eróticos”, reflexionó Power, asegurando que ésta práctica evidencia una serie de ejercicios de discriminación hacia la mujer por distintas razones: desde la menstruación –“cuando dicen que estamos enfermas”– hasta la imposición social de la depilación, una vez adulta.
“Yo entiendo al que le pasan cosas de ver un pecho, lo curioso es que un bikini tapa mucho menos de lo que tapa la cabeza de la guagua succionando el pecho. ¿Qué nos pasa que ver a una bebé, a una guagüita, succionando el pecho de una mamá, nos genera, entre comillas, cosa? ¿Por qué?”, se preguntó la psicóloga clínica.
En tanto, otros aseguran que la censura a la lactancia se vincula con una cultura centrada en los adultos, donde los niños no son respetados y valorados, como si éstos fueran sujetos de derechos menos. Además, del peso de vivir en una sociedad que invisibiliza la maternidad, dificultando su experiencia desde los primeros días de gestación hasta las etapas de cuidado del recién nacido.
“El espacio público no está adaptado para la maternidad, la cultura no acoge a las madres ni a los niños y la mejor forma de demostrar esto es que para muchos, al plantearse este tipo de cuestionamientos y llegar a pasos tan relevantes como un proyecto de ley, argumentan que hay temas más importantes que tratar. Es decir, el tiempo de los niños es para cuando sean adultos y de las madres cuando dejen su rol, porque para la sociedad la base que nos sostiene como humanidad no es urgente. Bastante paradójico”, argumentó la gestora de Criamor.
Un proyecto de ley en camino
Luego de los diversos episodios de discriminación y denuncias realizadas por las madres, un grupo de abogadas decidió apoyar el nacimiento del proyecto de ley Criamor, una iniciativa legal que pretende reivindicar la lactancia y rechazar cualquier tipo de discriminación hacia ella.
Así lo explica Jeanette Bruna, abogada de Pro Chile que trabajó en la presentación del proyecto: “Es cosa de ver las redes sociales y darnos cuenta que la gente considera normal que se le pida a una mamá que se tape porque taparse es respetuoso hacia las demás personas. Entonces, ahí vemos que los paradigmas que hoy existen respecto a la sociedad dicen relación con que mirar un pecho en la boca de un bebé sigue siendo obsceno para muchos”.
Según la abogada, esto implica varios riesgos, como la posibilidad de recibir una denuncia por ofensa a la moral y las buenas costumbres y la anulación de los infantes. Éstas, y el deseo de realizar un cambio en la conducta de las personas al respecto, son alguna de las motivaciones para la redacción de la nueva ley. “Yo he escuchado mucho que esto se debería dejar al sentido común, pero en definitiva todos sabemos que no es el más común de los sentidos. Si fuese así no existirían leyes”, argumentó.
Entre otros aspectos, el proyecto de ley Criamor establece un envío a la Ley Zamudio –20.609– que no sólo pretende sancionar actos de discriminación a la opción sexual, por ello puede ser utilizada en estos casos. La iniciativa, que fue ingresada el miércoles al Senado, cuenta con el apoyo de parlamentarios de diversas bancadas, como Lily Pérez y Ricardo Lagos Weber.
Conscientes de que una ley no es suficiente para realizar un cambio cultural profundo, diversas mujeres han salido a las calles a visibilizar el ejercicio de amamantar junto a sus hijos. Así, la disputa por la lactancia libre se posiciona como otro síntoma de la emergente emancipación femenina en Chile, donde cada vez existe menos resignación ante los abusos simbólicos y cotidianos.