Los pasos del Gobierno para decir sí a Hidroaysén
La posición de la Presidenta, tal como en muchas otras materias, era novedosa en comparación con su primer gobierno, donde se cuidó de no opinar sobre proyectos medioambientalmente conflictivos y en donde se siguió practicando el modus operandi de los gobiernos concertacionistas: las decisiones técnicas eran intervenidas con órdenes desde La Moneda, siempre en favor del inversionista. Sin embargo, la reforma a la institucionalidad medioambiental y el declive de las ONGs verdes como gestionadoras de conflictos, ocurridas durante los últimos años, fueron señales de que ese ciclo político sectorial también se estaba agotando.
Ya en el gobierno de Piñera, el rechazo a Hidroaysén convocó multitudinarias marchas en 2011, incluso antes que las del movimiento estudiantil, lo cual transformó al proyecto en una papa caliente para la autoridad. Con impudicia y más allá de sus declaraciones de apoyo, el presidente tomó la decisión de patearlo a la administración siguiente, esquivando con resquicios los plazos de tramitación exigidos e incluso, citando al Consejo de Ministros algunas semanas antes del fin del mandato para...postergar la decisión.
Esta finta fue resentida por el sector empresarial, que empezó a instalar el punto de que Piñera había fallado al no tomar definiciones necesarias sobre política energética. El planteamiento también fue recogido por la Bachelet candidata y, luego de asumir, se convirtió en una de las ideas fuerza del ministro Máximo Pacheco Matte y de otros personeros, al punto de obligar a las vocerías del gobierno saliente a salir a “defender la obra” de Piñera.
Desde el otro lado no se trataba, solamente, de atacar al adversario, sino que de legitimarse por comparación: ahí donde antes se esquivaron los problemas, ahora las nuevas autoridades iban a enfrentarlos. Parte del diseño comunicacional para tal efecto ha pasado por el desmesurado perfil público de este ministro de Energía, si se le compara con sus antecesores. Con el beneplácito del Duopolio, Pacheco ha dado algunas luces de sus ideas para la cartera, tal como ha podido mostrar su lado humano, contando anécdotas de su tránsito desde la élite a la militancia de izquierda (para los parámetros de un ex Mapu).
En estas entrevistas -algunas de las cuales han venido en portada-, Pacheco ha repetido el estribillo: que el gobierno anterior esquivó el tema y que Hidroaysén así como está no es viable. Los medios, eso sí, han soslayado lo que preocupó a algunos sectores: el nombramiento de un integrante de la familia Matte, cuyo grupo controla Hidroaysén a través de Colbún, en la cartera que debe sentenciar su futuro. Pacheco minimizó el punto hablando de vínculos personales lejanos, pero sí es un dato que su carrera empresarial se ha constituido fundamentalmente a través de International Paper, precisamente en el verdadero corazón del grupo Matte: la Papelera y el sector forestal. Además, ha representado al grupo Luksic en directorios como Lucchetti y el Banco de Chile, el cual, por sus vínculos con el sector minero, es de los principales interesados en que se destraben los proyectos energéticos.
Por otro lado y en paralelo, los medios también han venido relevando a Bernardo Larraín Matte, vicepresidente de Colbún, quien en una entrevista publicada en la Revista Qué Pasa (ocupando portada un día antes que el ministro en la Revista del Sábado de El Mercurio) afirmó, luego de criticar también a Piñera, que “bajo el liderazgo del Poder Ejecutivo, con la participación del Parlamento, de actores sociales y medioambientales se debata sobre una política energética que dé los lineamientos de la matriz energética que quiere Chile para los próximos 20 años. Lo otro importante sobre HidroAysén es que seguimos sosteniendo que no vamos a avanzar contra viento y marea, no vamos a avanzar mientras el país no haga suya su importancia estratégica.”. Una declaración muy funcional, en contenido y oportunidad, a aquella de que así como está Hidroaysén es inviable.
Desde su instalación, el Gobierno ha venido trabajando sigilosamente en dos líneas: el diseño de Hidroaysén y su gestión política. En el primer punto, se ha venido discutiendo la eliminación de una de las cinco centrales, Baker 2, que aporta comparativamente poco al proyecto (2.540 gwh) y que, en cambio, comprende una zona de inundación más amplia, que incluye a Tortel (3.600 hectáreas). Si esta opción se concretara, podría mostrarse un proyecto con buena parte de su potencia original y, al mismo tiempo, sensible ante las demandas ciudadanas.
En el mismo plano, se trabajaría en un diseño socialmente quirúrgico de las líneas de trasmisión, que esquive los puntos más conflictivos y contemple indemnizaciones millonarias en casos sensibles, como los de las comunidades indígenas. Con estos cambios, junto al hecho que la carretera eléctrica pasó a ser pública y, por lo tanto, sujeta a expropiaciones, se estaría evitando la guerra con miles de propietarios que se anunciaba cuando se conoció el proyecto.
La otra línea es la idea planteada por Pacheco de gestionar los conflictos sociales derivados de los proyectos energéticos, en la misma línea del nuevo trato planteado por el Gobierno con la sociedad civil. Para ello, realizó una serie de cambios a las jefaturas del ministerio y creó el Área de Participación y Diálogo, cuyo rol será escuchar a las comunidades afectadas por conflictos medioambientales. A cargo de esa dependencia se nombró a Javier Zulueta, ex director ejecutivo de Un Techo para Chile y fundador de la consultora Gestión Social, cuyo directorio es presidido por Eugenio Tironi y ha asesorado, entre otros, a Hidroaysén. Hace un tiempo, el intento de esta consultora por intervenir en el conflicto de Freirina, contratado por Agrosúper, fue rechazado por las comunidades locales, pero da luces sobre las lógicas con las que trabajaría la unidad.
Para concretar este escenario, los tiempos que maneja el ministro Pacheco son todavía menores a los apremiantes 100 días del resto del gabinete. Ante los empresarios reunidos en Icare, el ministro de Hacienda Alberto Arenas informó que la agenda en Energía sería anunciada la primera quincena de mayo. En el caso de aprovechar esa instancia para pasar a la ofensiva sobre Hidroaysén, la palabra será de los opositores al proyecto que, hasta el momento, han trabajado con la lógica del todo o nada.