¿Qué fue del organillero que partearon en Lastarria?

¿Qué fue del organillero que partearon en Lastarria?

Por: El Desconcierto | 16.01.2014

OrganillerosEl caso es antiguo pero hoy, vaya a saber uno por qué, nuevamente fue comentado en las redes sociales. La imagen del momento justo en el que Omar Chávez era multado por comercio ilegal en la vía pública circuló en la red social de los 140 caracteres. Pero no era reciente. El hecho ocurrió en febrero de 2012, y nuevamente los comentarios iban en defensa de un oficio que forma parte del patrimonio intangible.

Omar Chávez, de 60 años, se dedica hace 53 años al oficio del organillero, y dice que nunca se había sentido así. A la molestia inicial por el parte cursado por Carabineros, vino un poco respetuoso episodio por la citación judicial.

“Me citaron para el 8 de marzo, el día de la mujer, al Juzgado de Polocia Local. Cuando uno le toca hablar con el juez, uno tiene unos minutos de apelación. A mí me tocó una jueza pero cuando le pedí unos segundos me dijo que no, que no podía apelar. Le empecé a decir que yo era un organillero pero ella me dijo ‘cállese no más ¿o se quiere ir detenido? Y mejor espere afuera’. Me pasó la boleta par apagar el parte y listo”, relata.

Chávez cuenta que sintió vulnerado su derecho a apelar, por lo que molesto, a pesar de haber conseguido el dinero para pagar la multa, decidió no cancelar el monto en forma de protesta. “Un casero me prestó la plata, yo la tenía, pero no pasé a caja. No pago ninguna lesera, pensé. No me dieron tiempo para apelar, y un mes después llegó Carabineros a mi casa a las 7 de la mañana para llevarme detenido y me podía ir preso 6 días por no pagar la multa”.

Finalmente Chávez decidió pagar el monto de la multa, que ascendía a la suma de 39.688 pesos, tras la presión de la fuerza pública, que lo llevó hasta una comisaría de Quilicura, en la que estuvo unos momentos en la celda hasta que se confirmó el pago de la multa.

Fue muy injusto”, resume con molestia al recordar el episodio de 2012.

Por qué fue multado

organillerosEse día de febrero, Chávez comenta que ya estaba terminando su jornada laboral. Venía de Las Condes, y al bajarse frente al GAM, pasó por Lastarria a cambiar las monedas que había conseguido durante el día. “En eso se acerca una mujer que me pide que le venda un remolino, y llegó de inmediato Carabineros que me quedó mirando”, comenta. En ese momento fue fiscalizado por la fuerza pública, que sin realizar consultas, decidió cursar la infracción por ejercer el comercio en el espacio público.

“Les dije que cómo me multaban si yo lo que hago es una tradición. La gente se comenzó a acercar pero ellos no querían razonar. A veces pasa que uno se encuentra con gente de cabeza cuadrada, y ese día me tocó justo ese día un teniente de cabeza cuadrada”, relata Chávez.

A Omar Chávez forma parte de una organización que agrupa a otros organilleros y chichineros, denominada “Corporación Cultural de Organilleros de Chile”,  dice que en general el trato con la autoridad no es tan conflictivo. Aunque comenta que al tiempo después, nuevamente fue objeto de cierto acoso policial, esta vez en el sector del Parque Bustamente. “Me quisieron fiscalizar de nuevo y un radio patrulla hasta amenazó con llevarme detenido si no me retiraba del lugar. Y eso que no pagaba el parte todavía. Pero al final es un tema de criterio del Carabinero no más”, señala.

Chávez asegura que no son todos los Carabineros iguales, y que el respeto por su actividad es trasversal. De hecho destaca que el año pasado fueron nombrados como “Tesoros Humanos Vivos",  y que con ello el trato ha mejorado en general.

De todas maneras, se toma con sorpresa el rebrote de su caso en las redes sociales, y cuenta que recibió llamados de colegas para preguntarle si nuevamente había sucedido lo de 2012. “No sé quién habrá subido de nuevo la foto, pero parece que causó impacto de nuevo porque me han llamado varias personas”, comenta.

Ya pasó de todas maneras, aunque es un mal recuerdo, un pésimo recuerdo”, concluye el organillero que desde los 7 años comenzó con el oficio, acompañando a su padre por las calles de la capital.