Bomberos: ¿Por qué no quieren ser financiados por el Estado?
La alta frecuencia de los incendios en Chile durante las últimas semanas ha devuelto al tapete una de las típicas preguntas que provoca la labor de bomberos. Éstos desarrollan en el país un trabajo de importancia vital que es financiado mediante donaciones privadas, ayudas estatales e, incluso, aportes de los mismos voluntarios a sus respectivas compañías.
Sin embargo, pese a lo que podría indicar la lógica, al ser entrevistados, la mayoría de los voluntarios declara que no está de acuerdo con recibir una remuneración mensual por su actividad.
“Si nos pagaran perderíamos nuestra vocación de servicio, nuestra labor desinteresada. El bombero nace con el ideal de la ayuda mutua y la protección de la vida y de los bienes”, argumentó al respecto Sebastián Aguilar, miembro de la 5ta Compañía del Cuerpo de Bomberos de Valdivia.
Su respuesta sería repetida en diversas ocasiones y formas por otros voluntarios a lo largo de Chile. Sin embargo, en off, algunos reconocen que Chile ya está preparado para remunerar a sus bomberos y que esto no tendría un impacto negativo sobre la mística, tradición y valor de la actividad.
Sueldo: ¿Y por qué no?
A estas alturas, pocos pueden entender que alguien decida arriesgar su vida en una actividad sin esperar ser remunerado. Sin embargo, ésta es una idea que sigue siendo defendida por miles de los voluntarios chilenos, cuya organización nacional ya supera los 38 mil bomberos.
“El sistema es bastante cómodo para muchos que hoy cumplen esta labor. Si el día de mañana llegáramos a recibir lo que sea por hacer este trabajo, siento que se perderían las tradiciones, el amor y las ganas. De todos modos creo que hay gente, sobre todos los más jóvenes, que estarían dispuestos a recibir remuneración”, señaló Alfredo Patiño, voluntario de la 18° Compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago.
Su opinión es secundada por Gonzalo Llanos, del Cuerpo de Bomberos de Laja, quien realiza un gráfico ejemplo para explicar su opinión: “Cuando yo he acudido personalmente a instancias con Carabineros en búsqueda de cadáveres en el río, ellos están esperando que se cumpla su horario para irse a la casa. Nosotros estamos ahí porque nos gusta, no estamos ahí por obligación. El tema del voluntariado es algo muy bonito”.
Los bomberos, en general, han argumentado que es más útil realizar una repartición equitativa de los ingresos –especialmente hacia las comunas más pobres-, mantención de los equipos y automóviles utilizados, capacitaciones y entrenamientos.
Sin embargo, dos voluntarios entrevistados pidieron no ser citados como fuente y aseguraron que el reglamento de Bomberos exige a sus miembros no cuestionar ciertos principios de la institución, ideas entre las que se encuentra el amor al voluntariado. Por ello, y conscientes de que pueden ser expulsados de sus compañías al revelar su identidad, manifestaron que Chile está preparado para contar con bomberos pagados y que se deben dejar atrás los prejuicios. En este sentido, señalaron, el caso de Estados Unidos es emblemático a la hora de explicar que se puede mantener la labor de forma más eficiente, más allá de las remuneraciones.
Los asuntos pendientes
A principios del 2012, Sebastián Piñera promulgó la Ley Marco de Bomberos de Chile, que pretende asegurar un financiamiento anual del Estado para la institución. Entre otros aspectos, la iniciativa traspasó cierto poder de administración y fiscalización de las compañías de bomberos al Ministerio del Interior.
En tanto, la presidenta electa, Michelle Bachelet, manifestó durante su campaña la idea de impulsar un plan cuatrianual para financiar las operaciones de los voluntarios. Desde la visión de los propios, bomberos, en tanto, las propuestas de las autoridades deberían apuntar a una serie de problemas más específicos.
“Se debería implementar una política pública que financie, supervise y controle tanto los aportes de éstos como de terceros, y el accionar de Bomberos de Chile, que es una empresa privada. Deberían haber proyectos de ley en donde queden estipuladas las prestaciones médicas de bomberos en caso de accidente, la cobertura de la prestación, licencias médicas, hospitalizaciones, pensiones de gracia en caso de caer en actos de servicio, servicios funerarios, indemnizaciones, etcétera. Todo debería quedar regulado bajo un decreto supremo”, argumentó Aguilar.
Hasta ahora, hay algo que genera completo acuerdo en los voluntarios, un escenario que genera unidad más allá de las amenazas de un reglamento: pedir plata en la calle.
“Lo que muchos de nosotros alegamos es que no se utilice la Ley Marco que dice que los bomberos no tienen por qué salir a la calle a pedir plata, eso nos molesta a nosotros, tener que salir a colectas, estar parados en las esquinas…”, reflexionó Llanos.
Por ahora, no obstante, esos son los costos para la comunidad y los propios bomberos al ofrecer un servicio independiente del Estado que aún no acaba de sustentarse completamente. Una labor que, tan arriesgada como solidaria, aún no logra encontrar un camino hacia la profesionalización, independiente de la caridad y el humor de los ciudadanos.