¿Cómo será la relación del CONFECH con el eventual gobierno de Bachelet?
[caption id="attachment_7363" align="alignleft" width="225"] Naschla Aburman, presidenta FEUC.[/caption]
Las mujeres serán protagonistas del 2014. Así al menos se puede colegir luego de los resultados eleccionarios de la FECH, en los que Melissa Sepúlveda, militante libertaria y feminista, se consagró como la presidenta de los estudiantes de la casa de Bello. La estudiante de medicina se suma así a la dirigencia estudiantil, que desde la semana pasada cuenta con otra mujer al mando de una federación. Se trata de Naschla Aburman, estudiante de Pedagogía y Arquitectura de la Universidad Católica, militante del movimiento Nueva Acción Universitaria, que mantuvo el poder en la FEUC.
Pero sin duda, es la eventual presidencia de Michelle Bachelet la que ahora formula preguntas. Su anterior gobierno vivió una de las primeras manifestaciones que instalaron el tema educativo en la discusión pública, liderado por los estudiantes secundarios, quienes pusieron a prueba la maquinaria concertacionista a la hora de resolver conflictos sociales.
En 2006, con el mencionado “pingüinazo”, la doctora Bachelet utilizó una estrategia disuasiva que resultó muy eficaz. La conformación de una Comisión ad hoc logró desmovilizar a los cientos de liceos que se encontraban tomados por sus estudiantes, y como corolario, en 2008, la creación de LGE le puso la lápida al primer gran conflicto social de la postdictadura.
Sin embargo, el escenario más probable para el segundo gobierno de la primera presidenta mujer en Chile, dista mucho del que explotó repentinamente en mayo de 2006.Tras las históricas movilizaciones de 2011, donde el país experimentó las marchas más masivas que se recuerden en los últimos 20 años, la demanda por una educación gratuita y de calidad está instalada dentro de los temas que preocupan a la ciudadanía, y aunque el programa de la candidata de la hoy Nueva Mayoría recoge en cierta medida esta exigencia popular, no cuenta aún con el respaldo de los estudiantes.
Por ello, la pregunta sobre cómo será la relación entre la CONFECH, órgano que aglutina a las federaciones de la universidades pertenecientes al Consejo de Rectores, y el eventual segundo gobierno de Bachelet, sólo tiene una certeza: los estudiantes saldrán nuevamente a las calles para presionar en la dirección que ellos decidan.
El análisis de sus protagonistas
Naschla Aburman, presidenta de la FEUC, es categórica a la hora de proyectar el 2014 y las nuevas movilizaciones. “Nosotros queremos seguir movilizándonos, con la misma fuerza que hemos venido haciéndolo durante los últimos años, y es importante que no dejemos de estar en las calles porque la experiencia nos ha dicho que cuando dejamos de movilizarnos, no se habla de educación. Cuando confiamos en propuestas, no se concretan”, advierte.
La joven estudiante de pedagogía insiste en que la conducción de las demandas no debe quedarse únicamente en aspectos como la gratuidad, sino que tendrá que influir también en una reforma integral del sistema educacional. “Pero no solo porque tenemos algo que decir, sino porque tenemos algo que hacer, y ese hacer es construir esa reforma como actores vinculantes de ella. Creemos que es muy necesario participar en la discusión de la Educación pero desde la Educación, como actores del sistema, y no sólo desde la economía, que es lo que se ha venido haciendo en el último tiempo. Y eso es un desafío muy grande, pero creemos que el contexto del próximo año y la oportunidad de concretar nuestras demandas, lo amerita de todas maneras”, señala.
Para lograr estos objetivos, los universitarios saben que deben lograr unidad entre los distintos colectivos políticos que han alcanzado el poder en las federaciones estudiantiles. Por ello, Nashla asegura que “la mejor manera de llegar a un acuerdo es precisamente poniendo las individualidades al servicio de algo mucho más grande. Esto trasciende a la Confech, a la Federación. Lo que está aquí en juego es la educación que vamos a tener en los próximos 20 años y por eso estamos muy seguros de que la solución y la propuesta es trabajar con todos”.
“Hemos demostrado que estamos por la educación pública y espero que podamos trabajar de la mejor manera para concretarlo”, finaliza Aburman.
Por su parte, otro de los protagonistas de federaciones santiaguinas es Takuri Tapia, presindente de la FEUSACH. Según el Administrador Público y Magíster [c] en Políticas Públicas de la Universidad de Santiago, “el objetivo que quiso realizar la Concertación durante este año de lograr una CONFECH para Michelle, se cayó a nivel universitario. Y con la elección de Melissa Sepúlveda se confirma una vez más”.
Tapia indica que, a pesar de la diversidad política de izquierda que existe al interior de la nueva CONFECH, no hay divergencias a la hora de diseñar tácticas para enfrentar un 2014 lleno de movilizaciones. “Creemos que la táctica de la unidad multisectorial es a lo que tenemos que apelar, apoyando las distintas luchas de sindicatos, pobladores, y en realidad, en algún momento levantar una movilización más allá lo estudiantil”, señala.
Además de establecer una alianza con varios sectores de trabajadores, para Takuri lo fundamental es que “más allá de las diferencias que podamos tener con otras federaciones, hay que apelar a establecer una síntesis concreta dentro de la CONFECH, y también posicionar a otras universidades. Claro, las de Santiago gozan de más tribuna como también la U. de Concepción pero también hay problemas serios en otras universidades de región”.
Para ello, en la USACH vienen trabajando en conjunto con los otros estamentos de la casa de estudios. “Llevamos más de un mes en la federación, venimos trabajando en la unidad con los otros estamentos de la universidad, como son los trabajadores, académicos y funcionarios, así como también los trabajadores subcontratados, y ha sido un avance para que esta demanda no sea un tema gremial de los estudiantes y que sea también parte de la comunidad universitaria”, finaliza Tapia.
La visión académica
Carlos Durán, Doctror en Ciencias Políticas y académico de la Universidad de Chile, advierte del escenario que encontrará Bachelet ante los movimientos sociales en 2014, y especialmente el de la Educación. “Tengo la impresión de que el escenario del primer gobierno de Bachelet no es replicable, y hay que descartar la capacidad del futuro gobierno no sólo con el mundo estudiantil, sino con otros sectores de la sociedad organizada para administrar de modo eficiente los conflictos. Creo que esa capacidad de la antigua Concertación, lo que hoy se denomina la Nueva Mayoría, ya no la tiene”, augura.
Para Durán, el triunfo de los libertarios al interior de la FECH no significará grandes modificaciones en la práctica política de los estudiantes, y aunque es interesante analizar el por qué de la derrota de la Izquierda Autónoma, asegura que el triunfo la directiva encabezada por Melissa Sepúlveda no debe espantar a nadie. “Son chicos que hace al menos dos años venían desarrollando una política muy activa al interior de la universidad, y de cierta manera, el resultado de ayer es una suerte de efecto natural de un proceso de crecimiento de largo plazo. (…) No creo que sea para espantarse el resultado, porque los libertarios que hoy lideran tienen una cierta tradición, una cultura política que está bastante asentada, y en ese sentido las tácticas no van a ser radicalmente distinto a lo que ya ha sucedido”, analiza.
El académico de la casa de Bello asegura que lo está en juego es la capacidad política de las directivas que conducirán al CONFECH. “Los movimientos están con algún grado de radicalización pero eso no es sinónimo de una fuerza cuantitativa que esté dada de suyo. No es menor que los niveles de participación en las elecciones de la Universidad de Chile sean inferiores al 50%, entonces tampoco es que uno tenga que aritméticamente sumar las voluntades de los universitarios como parte de esta conducción. Eso va a estar en juego, y va a depender tanto de la capacidad de las federaciones y del CONFECH para generar una interacción política eficiente como de lo que haga un gobierno de Bachelet”, señala Durán.
Por ello, el cientista político visualiza dos posibles escenarios con resultados muy diversos. Uno en donde Bachelet intenta replicar las lógicas adminstrativas de su anterior gobierno, aunque sin éxito, y en el que los conflictos sociales serían mucho mayores; y otro donde se accede parcialmente a las demandas sociales, circunscribiendo las confrontaciones en temas y actores más reducidos. “Creo que necesariamente los años que se vienen van a ser de conflictos. Lo que queda por definir es si ese conflicto va a ser uno entre el estatu quo, el establishment del gobierno que venga, y los movimientos sociales que vengan y en específico el movimiento estudiantil, o de un conflicto entre el gobierno, identificado parcialmente con las demandas del movimiento estudiantil versus el estatu quo”, finaliza.