Festival de canes y réquiem en Mitópolis
Le regalamos a esta primavera nuestros mejores y más afinados aullidos. Y ¿por qué? Simple y llano. Nos hemos hecho electrónicos y virtuales. Y de pasada hemos electronificado al ágora llegando de una a miles. No es que le demos la razón (que no deja de tenerla) al señor McLuhan que predijo, allá por los años 50 del siglo pasado, que esto sucedería. Debió estar pensando en eldesconcierto.cl cuando dedujo su teoría. Así que ya estamos, no más en la calle física, urbana, sino en la calle virtual al servicio de los ciudadanos que se registran en la nube. Bien por todos.
Llegaremos todos los días -y no sólo una vez al mes- a muchos más ciudadanos, lo que es un brinco importante al siglo veintiuno en un medio que sigue anclado aún en el siglo veinte. Los canes del ágora aullamos nuestras felicitaciones a quienes han hecho que este proyecto deje de serlo y sea, de ahora en adelante, una realidad cotidiana, permanente, visible.
Mientras reflexiono desde mi tinaja-residencia-observatorio virtual, escucho que allá en el fondo de la caja idiota, uno de los tontos útiles caracterizados por el señor Presidente de Mitópolis no hace mucho, así llamados también “cómplices pasivos”, un sujeto que obedece al apelativo de Mellero, desparrama su verborrea llenando de tonterías los micrófonos de quienes tienen la paciencia de entrevistarlo esperando inútilmente que el malandrín diga algo ligeramente inteligente, mencionando entre sus desmesuras ya reiteradas al Partido Comunista como si éste fuera el diablo mismo. Quizás para él lo sea. Y no por sus diabluras, sino porque el nombre vive en la sucia conciencia de quienes saben lo absolutamente intolerable que es para ellos tener que reconocer -y asumir- la certeza de que una vez más serán derrotados mediante un simple procedimiento democrático por su archienemigo metafísico e histórico al que juraron hacer desaparecer de la faz de la tierra. Está nítidamente claro que no pudieron. Quizás sean expertos en matar personas pero nada pudieron y nada pueden contra las ideas. Los comunistas se impusieron a los fascistas a quienes hicieron arrastrarse por los suelos dondequiera que se enfrentaron en términos democráticos.
Hoy los comunistas de aquí no son poderosos, pero lo que sí tienen es entereza y autoridad moral, y con apenas estos dos atributos, van a barrer con los pinganillas locales de la derecha en vías de desintegración, bien por ellos. Yo no fui, nunca he sido, no soy, ni seré comunista, pero eso es porque sí soy nihilista, escéptico e iconoclasta. No coincido con los compañeros comunistas en casi nada, pero no los odio, ni los desprecio, ni los miro en menos. Los respeto en su integridad moral y en su consecuencia política y por eso, pienso, está claro que van a derrotar una vez más a sus enemigos. Entre un comunista y un udiento, lejos me quedo con el primero porque sé a ciencia cierta que no me va a cogotear, tal como hará el otro al primer descuido. Ahora, está meridianamente claro que ser derrotados por aquellos a quienes persiguieron, cazaron, asesinaron, torturaron, robaron, desaparecieron, en la más obscena masacre que la historia del reino haya registrado, es difícil de asimilar por la derecha agonizante. Ahora tienen que tragarse el hecho irreversible de que con un lapicito, sin dina, sin cenei, sin guardianes de la noche, sin avanzadasnacionales, sin nacionalistas fuera de tiesto, sin guzmanes, sin pinochetes, sin alvaroscorvalanes, odlanieresmena, sin ningún paralelepípedo con nombre de chapa -los verdaderos encapuchados-, los comunistas, en su inmensa minoría, los tienen ya vencidos. Y lo peor que les va a pasar es que sus triunfadores no les darán la más mínima pelota, los ignorarán, los neutralizarán, y tirarán la cadena para que se vayan todos por el excusado sin que eso mismo le importe nada a nadie. No es menor una derrota así, para qué vamos a decir una cosa por otra. ¿Qué dónde van a ir a parar? Al mierdedero mitopólitano sin duda alguna. Y esperamos que allí, en su medio natural, se disuelvan. Ls misión irrevocable que tendrá el gobierno que asuma será sacarlos de cuadro y borrarles los falsos privilegios mediante los que se enriquecieron los últimos cuarenta años. Marzo del 2014 será, qué duda puede caber, la fecha de defunción de los retardados y pelafustanes. Cumplieron veintiún años ordeñando directamente la supervaca estatal y se acostumbraron a ello. Los veintiún años se cuentan desde septiembre de 1973, con un paréntesis de veinte años, y los últimos cuatro. En la primera fase fueron funcionarios y alcaldes puestos allí por el usurpador. Durante diecisiete años estuvieron atando y desatando protegidos por la pandilla castrense. En esos tiempos se robaron todo lo que pudieron y también lo que no podían. Se lo robaron todo. Alentaron a sus huestes a que se robaran todo lo que encontraran en las casas de sus adversarios cuando las asaltaban. Eran sus tiempos aquellos. Después, sedujeron a sus enemigos que cayeron en sus redes y cogobernaron con ellos protegidos por las nuevas élites y oligarquías de la Concertación, aprisionados estos en sus redes constitucionales y el descubrimiento de las fuentes del dinero. El desaparecido líder, escogido por el ánima del conductor inmaterial para sus apariciones esporádicas, estimó que podía hacer pactos con los despreocupados concertacionistas que olvidaron que cuando se gana con la derecha, es la derecha la que gana, en palabras de un democristiano avisado. ¿In illo témpore? Sí, pero en mediciones cuánticas, apenas hace unos minutos. Así que dedicados a la persecusión de los invisibles demonios del comunismo, nunca entendieron que dios y el diablo unidos, jamás serán vencidos. La DC y el PC conforman una dupla que la derecha no concibió jamás. Cundió, entonces, el ejemplo chino: el capitalismo y el comunismo unidos, jamás serán vencidos. Aleccionadores ejemplos. Y en este caldo, uno de los odiosos anticomunistas trasnochados, profesional del odio, campanillero del opus dei, un individuo que obedece al apelativo de Lavín y que fue regalón del pontífice máximo (no, no Pinochet, que ese era el matón guaripola), que en sus mejores tiempos fue funcionario civil de la dictadura, alcalde, y autoridad del unionismo demócrata (¡) independiente e inveterado tonto útil, se permite decir en televisión que el país será colocado al borde del abismo. Vaya caradura, desvergonzado arcángel de pacotilla, anunciando el apocalipsis antes de tiempo. Se parece al chiste de Merino el huachaca: “recibimos el país al borde del abismo y...dimos un paso adelante”. El tal Lavín es uno más de los que luego de haberse llenado los bolsillos, lucro universitario mediante, quiere hacer advertencias y susurrar amenazas. Por otra parte, este fascineroso es “carota” de la campaña de la hija del dictador, cómo no. Y la mera hija del dictador, último raspado de la olla después de bajar al gerente del Jumbo y sacarlo de la foto para poner al líder deprimido, que cuando vio que la cosa podía ir en serio, se le aconcharon los miaos, como dicen en Melipilla, envalentonada correteando de aquí para allá en el monopatín de sus mandantes, también se va de lengua acuñando frasesitas desprovistas de todo contenido, caradura como pocas caraduras pueda mostrar el circo mitopolitano. Ésta, digo, ella, será barrida por los pocos comunistas que van quedando, bien por ellos.
En fin, el ágora virtual se llena de chisporroteos que acallan las inmundicias que los seguidores de tamaña comparsa gritan de modo estridente. Algunos, del lado correcto de la medalla, ya cantan el viejo himno del “Y va a caer...”, ahora con una nueva letra que cierra diciendo: “...la vieja hija del matei”.
Y es que, en definitiva, with a little help of our friends, lo que va a caer por fin, al fin, es la ya insoportable dictadura cívico-militar, encabezada por los viejos chacarilleros y sus antorchas revenidas y la murga de los desconocidos de siempre haciendo rondas fúnebres. Así que R.I.P., vieja chueca derecha. Ojalá que no vuelvas de la nada.