Ricardo Neftalí Reyes Basoalto
por Diógenes Kyón
¿Ricardo Neftalí Reyes Basoalto? ¿Quién es? ¿No lo conoce? No, no lo conozco ¿qué hace? Hizo, y mucho. ¿En qué trabajaba? Bueno, no mucho en esas cosas que prestigian a algunas personas, algo así como cajero de banco o administrador de supermercado o gerente de ventas en alguna multitienda. El caballero ese no trabajó nunca en su vida en algo parecido. Fue, en una oportunidad y por poco tiempo, senador. ¿Y por qué por poco tiempo? Es que le aplicaron la ley de defensa de la democracia y tuvo que apretar cachete. Ah ¿sería terrorista entonces? No, nada de eso. No tenía lo que se necesita para ser terrorista. ¿Y qué vendría siendo eso? Nada adentro de la cabeza excepto vísceras. Bueno ¿y qué era entonces? Peor que terrorista, como dicen algunas viejas oligarcas, era comunista. Puchas, eso sí que era grave hace un tiempo. Pero ¿y qué hacía? ¿Se metía en política acaso? Sí y no. Era escritor. Y eso ¿qué es? Escritor, escribía libros. Sí, bueno, pero en qué trabajaba. Trabajaba en su casa. ¿Cuentapropista? Sí, de algún modo. ¿Y de qué modo? ¿Vendía cosas? ¿Cosía? ¿Tomaba puntos de medias? ¿Bordaba? ¿Lavaba ropa? ¿Planchaba? No, era escritor, ya le dije, escribía libros de poesía. ¿De qué? Era poeta, quizás el más grande poeta de Chile. ¿Era muy alto? No, era más bien de estatura media, algo gordo. ¿Y cómo dice que se llama? No se llama, ya no se llama, se llamaba porque está muerto, murió en 1973. ¿Lo mataron? No, pero casi. ¿Pero que no era comunista? Sí. ¿Y a los comunistas los mataron a casi todos? No. Mataron muchos, pero no a casi todos. Yo no recuerdo que hayan matado a un gallo de ese nombre. Es que no se llamaba así. ¿Cómo? ¿Y cómo se llamaba entonces? ¿Tenía alias, como los malosos? No, alias no. Se había cambiado el nombre legalmente. ¿Cómo, y su papá y su mamá, los desconoció acaso? No, para nada. Estaba orgulloso de ellos y habían fallecido. ¿Era huérfano? Sí. Ah, ¿Y cómo dice que se llamaba? Pablo Neruda. Oiga, pero ese gallo es muy re famoso. Le dieron un tremendo premio y todos hablaban de él. Tenía muchos amigos. Sí, claro, pero no todos los que decían que eran amigos de él en verdad lo eran, Usted sabe que en esto de la amistad hay mucho paño que cortar. Sí, usted perdone las preguntas que le hice. Es que yo no sabía que se podía vivir de ese negocio. ¿Cuál negocio? La poesía ¿No es un negocio acaso? No sé, no creo. No sé, no creo ¿A quien cree que engaña? Usted va a comprar un librito de ese gallo, para regalar, por ejemplo, y le cobran 20, 30, hasta 40 lucas. Imagínese, yo gano el mínimo. Cuarenta lucas es demasiado para mí y para mi familia. Si mi mujercita llega a saber que me quiero gastar esa plata en un libro de un gallo que ya está muerto, no sabe la que se me arma. Y aunque estuviera vivo. Y si está muerto ¿quien se queda con las lucas? Los herederos. ¿Y por qué les tengo que pagar a los herederos por algo que no hicieron ellos? Usted dígame ¿De quien es el negocio? Y si, total, esas cosas, poesías que escribió, ya se las habían pagado cuando le dieron el premio ¿por qué habríamos de seguirle pagando? Pero usted no compró el libro. Claro, ése. Pero he comprado otros antes. Esa plata, que era de mis ahorritos, la gasté para saber un poco más ¿También fueron a parar a la canasta de los herederos? También. Puchas ¿Y quienes son los herederos si no tenía parientes? Unos señores que eran amigos de los amigos-enemigos que tuvo antes de morir. Ellos se quedan con los morlacos del otario. Ah, qué bonito.