Crítica teatral: Apuntes tras una sesión de syllismo

Crítica teatral: Apuntes tras una sesión de syllismo

Por: Elisa Montesinos | 13.10.2018
Si no le gusta que le tomen el pelo, si no le gusta el teatro que rompe la cuarta pared, si encuentra que es una pérdida de tiempo hacer chistes con cosas tan arbitrarias, no vaya a ver La silla. Yo lo que creo, es que es una pieza digna de Les Luthiers. Nada más serio que este humor.

Esta podría ser perfectamente una obra patafísica de Jarry, una parodia de todas las ciencias o de las disciplinas que se profesan como ciencias, una representación pletórica de absurdo surrealismo, un “me río en tu cara” a la academia y sus fórmulas, congresos y ponencias. Por supuesto detrás lo que hay es una reflexión en torno a nuestra situación como individuos contemporáneos expuestos a una variedad de experiencias posibles tan absurdas como primitivas.

Ya en el acceso los espectadores somos identificados con el característico papel en el que se escribe tu nombre. Te lo pegas en el pecho, en la solapa, y ya sabes que estás ante una de esas obras interactivas, donde lo más probable es que debas salir a escena. Te entregan un programa protocolar y dan la bienvenida a la Primera Convención de Syllismo en Chile. Lees en el programa que acabas de pasar la etapa de acreditación. Más adelante divisas el juego de la sillita musical.

[caption id="attachment_247925" align="alignnone" width="684"] ©Juan Hoppe[/caption]

¿Cuál es la idea? Convertir a un objeto tan básico, cotidiano y hasta arcaico como una silla, en el centro de una teoría filosófica o una disciplina física. Llevar al extremo esa idea. Convertirla en escuela, el “syllismo”, con y griega, para que sea internacional y contemporánea. Una disciplina en la que convergen ergónomos y fisioterapeutas. La ergosofía. Y que desfilen los personajes.

Primero dibujar su arco de desarrollo, comenzando con los cultores más instintivos y místicos, un chimpancé frente a una silla, evocar la escena inicial de Kubrick en 2001: Odisea del espacio. Un exitoso youtuber y coach syllista de nombre León es nuestro maestro de ceremonias y anuncia que más adelante vendrá un entrevistado internacional (un famoso de la tele, confidencia). Un estudioso del syllismo comienza su ponencia con una cita bíblica, donde Dios entrega al hombre la voluntad y misión de sojuzgar a la tierra y a todo cuanto hay sobre ella. Luego propone para el syllismo un origen ancestral y hasta primitivo, de raíces orientales, cómo no, y enuncia sus cuatro principios básicos, pues cuatro patas tienen las sillas, o la mayoría de ellas, a saber: ser y posesión, ser y beneficio, ser e individuo, ser y trascendencia, y ser y potencia. Ups, son 5. Qué importa, todos los principios remiten filosóficamente a una misma idea, muy moderna, la razón con arreglo a fines, la razón utilitaria, la razón humana y su relación sujeto-objeto con todo cuanto le rodea. El syllismo humanista, proponiendo nuestra reflexión profunda en torno a cómo nos relacionamos. El académico por supuesto colapsa: no le funciona el Power Point y le indican que su tiempo para exponer se ha agotado.

No es la idea spoilear el montaje, no queremos acá contar todas y cada una de las escenas que componen La silla. Pero también profesan en el syllismo los masivos charlatanes de mercado: el syllismo viviendo como el yoga un auge posmoderno, convertido en terapia full express tipo zumba para trabajadores de consorcios empresariales. Caracterizados como primates, el elenco danza en uno de los cuadros mejor logrados y más abstractos. Reconocimiento, agradecimiento y aplausos para todos los ilustres anónimos que donaron para esta convención syllista, la docena de sillas de todo tipo con que danzaron los simios, sillas de oficina, de ruedas, de bebé, pupitre, sillón, silleta. Hay saludos enviados en videos desde el extranjero de syllistas de todo el mundo. Pero basta, por favor, si es así de simple, démonos el tiempo, contemplemos la silla, nada más que eso, contemplémosla.

Si no le gusta que le tomen el pelo, si no le gusta el teatro que rompe la cuarta pared, si encuentra que es una pérdida de tiempo hacer chistes con cosas tan arbitrarias, no vaya a ver La silla. Yo lo que creo, es que es una pieza digna de Les Luthiers. Nada más serio que este humor.

Ah: muy importante. Se anuncia que las primeras 8 personas que vayan con su propia silla, entran gratis. Pero vale aclarar que no se considera silla a un banquito o piso. Hay que tener respaldo para ser silla.

 

Teatro del Puente

Funciones: martes, miércoles y jueves 20:00 hrs

Hasta el 18 de octubre

Valores: $6.000 entrada general, $4.000 tercera edad y $3.000 estudiantes